Por Alfonso de la Vega
EsDiestro se ha hecho eco de un interesante post en X publicado el pasado 19 de marzo por Jay Anderson que ha generado cierto asombro al anunciar el descubrimiento de «estructuras masivas» a 600 metros bajo las pirámides de Giza, específicamente bajo la Pirámide de Kefrén, la que está en el medio entre las de Keops y Micerinos. Este asunto de las posibles cámaras ocultas no es nuevo. Cabe recordar las advertencias sobre la existencia de diversas estancias subterráneas en el subsuelo de las pirámides o de la gran esfinge de personajes más o menos polémicos como Helena Blavatsky, Mario Roso de Luna, Ignatius Donnelly o el visionario Edgar Cayce, entre otros muchos.
El lector puede creerme si le aseguro que una de las experiencias más fascinantes de mi vida sucedió durante mi vista al interior de la Gran Pirámide. No sólo la prodigiosa gran galería, tuve la oportunidad de contemplar a solas y durante un buen rato la famosa cámara del rey donde se encuentra el supuesto sarcófago del faraón Keops. En el interior no hay inscripciones jeroglíficas basadas en el Libro de los Muertos u otras de carácter psícopompo presentes en las tumbas del Valle de los Reyes, en las que se explica al difunto la manera de eludir los peligros del inframundo. Aquí, unas paredes desnudas de piedra tallada resaltan la perfección de la fábrica. Nada de tosca mampostería o de relleno mejor o peor colocado o enfoscado para las pinturas, sino pureza de líneas, dirigida acaso para un sugerir un mensaje de carácter metafísico, metapsíquico, criptestésico, de manifestación interior en la conciencia. La verdad, no creo que se trate de ningún tipo de tumba real sino de cierta forma de raro artefacto espiritual dirigido a elevar las vibraciones del aspirante a alguna forma de iniciación para que pueda alcanzar niveles superiores de conciencia. Tampoco parece tener demasiado sentido cuando la esperanza de vida, incluso de reyes y aristocracia, era muy reducida el dedicar tantos recursos y durante tantos años a algo de dimensión tan descomunal e innecesaria para ese propósito y menos en una sociedad cuya base energética estaba en la fotosíntesis asistida solo por el Nilo.
Pero si la misión real de las pirámides de Giza resulta aún desconocida desde luego parece imposible que su construcción haya sido realizada como nos quiere hacer creer la arqueología oficial. Cuando se está allí admirado y empequeñecido ante unos monumentos tan perfectos de dimensiones descomunales se comprende que tal cosa es difícil sino imposible y menos aún sin máquinas movidas por energía diferente que la tracción humana debida al presupuesto fotosintético de la agricultura egipcia de hace 45 siglos según la cronología oficial.
Surge así la hipótesis razonable de que la construcción pueda ser anterior a la cuarta dinastía. Sabemos que uno de los mitos universales más famosos es el de la dramática destrucción fulminante de una gran civilización que habría alcanzado un elevado nivel tecnológico. Lo plantea Platón en sus diálogos Timeo o de la Naturaleza y Critias o de la Atlántida, este último incompleto. Para los neoplatónicos la descripción de Platón participaría de un aspecto real y otro simbólico. La Biblia cuenta la destrucción de Sodoma y Gomorra, viciosas ciudades, en este caso por el fuego. Pero es más frecuente que la destrucción sea por el agua. Otra tradición bíblica es la del diluvio universal, que también se encuentra en la tradición babilónica. También existen extraños personajes civilizadores que surgen de mar, así por ejemplo, Oannes entre los caldeos o Quetzalcoatlt entre mayas y aztecas. O semejantes al personaje de Noé en el hinduismo o el Popul Vuh mesoamericano.
El Doctor Eduardo Alfonso en una minuciosa investigación de leyendas y tradiciones precolombinas editada con el título de La Atlántida y América explicaba que “no se pueden calificar de sueños de la imaginación o hipótesis pseudo-científicas aquellas que tratan de relacionar las culturas americanas con las de Egipto y Mesopotamia, o bien de buscar la solución en la preexistencia de la Atlántida. No solo buscando piedras y cacharros bajo tierra con la pala y el pico se resuelven los problemas etnológicos y culturales. La vida no es solo materia sino también espíritu y aunque sea muy plausible y respetable buscar fósiles y restos arqueológicos es necesario también buscar en el espíritu de los pueblos, que está en su palabra oral o escrita o sea en sus leyendas y tradiciones. Cuando no existen documentos históricos que puedan aclarar un problema, es lícito escuchar la voz del consenso colectivo.”
Y no solo en América sino también a esta orilla del océano. Se trata de un mito investigado por Pierre Termier, que inspirara muchas y diversas variantes como la catedral sumergida de Debussy o el de San Martín de Castañeda en Sanabria.
Pero donde los atlantes ganaban nuevos dominios implantaban pirámides, más o menos parecidas a las existentes en la propia Atlántida. Sin embargo, se produjo la fatal caída de esa civilización tan avanzada en lo tecnológico. Según un códice precolombino conocido como Troano, existente en el Museo madrileño de América y procedente del Yucatán ” el país de las colinas de Mud fue sacrificado, desapareció en una sola noche al hundirse tras producirse terremotos tremendos y actividad volcánica”. Se trata de uno de los libros mayas precolombinos que datan del período posclásico mesoamericano y describe este cataclismo sucedido hace unos 8.000 años. También un relato de un templo tibetano de Lasha sobre el hundimiento de siete ciudades con puertas de oro.
La Blavatsky cuenta su versión: “siguiendo las malvadas insinuaciones de un demonio llamado Thevetat los atlantes se transformaron en una nación de malos perversos, se decidió la guerra …el conflicto llegó a su fin con la inmersión de la Atlántida”.
De modo que algunos sabios antes de que el continente se hundiera definitivamente se habrían marchado a Egipto, América u otros lugares llevando con ellos conocimientos científicos, místicos y esotéricos. Tal es la hipótesis del origen de ciertas doctrinas secretas, o de conocimientos de tecnología muy avanzada que se habrían empleado para la construcción de grandes construcciones megalíticas también en América. Tales sabios habrían tratado de preservar a la humanidad del perverso empleo del conocimiento y la técnica al divorciarse de la moral. Todo parecido con la actualidad es mera coincidencia.
Pero haya tenido o no auténtica existencia histórica la Atlántida, el recuerdo de una catástrofe semejante parece constituir es un mito recurrente en diversas culturas probablemente relacionado con lo que el Doctor Jung llamaba un arquetipo del inconsciente colectivo. Cuando un mito se expresa en palabras forma parte de la cultura, de la conciencia pero si es universal su asunto suele provenir del inconsciente colectivo de la Humanidad. Mucha gente, que vive en Babia y apenas se entera de nada de lo que pasa, puede opinar que estas cosas son pasatiempos de diletantes, pero cuando se pierde la capacidad de crear mitos se ha perdido el contacto con las fuerzas creadoras. Vivimos un momento extremadamente peligroso para al Humanidad, las instituciones traicionan, otra vez la tecnología despiadada o sin conciencia moral puede destruir la Humanidad en cuerpo, alma y espíritu. De manera que una necesidad de la educación y al Cultura sea llevar a la conciencia el arquetipo didáctico de la Atlántida.
De confirmarse este hallazgo bajo la pirámide de Kefrén es posible que sea un aviso muy oportuno, un motivo más para reflexionar sobre lo que nos ocurre y lo que nos puede pasar si no reaccionamos.
Un especialista en física aplicada, Andrew Côté, publicó el día 20 de marzo en X el siguiente comentario: «En la publicación original, los autores llegan a una conclusión de gran trascendencia: que la pirámide de Kefrén funcionaba como un gigantesco dispositivo hidro-acústico diseñado para producir en las cámaras del rey y de la reina campos de resonancia acústica muy específicos y concentrados.»
https: //twitter . com/Andercot/status/1902602501154820515
Y también lo siguiente: «Este comunicado de prensa más reciente del mismo equipo sobre sus nuevos descubrimientos dice que los grandes pozos cilíndricos bajo la pirámide tendrían 600 metros de profundidad. Esto supondría unas capacidades de ingeniería completamente ajenas a lo que se cree posible en aquella época.»
https: //x . com/Andercot/status/1902602504799711379
El artículo previo de ElDiestro al que se refiere Alfonso de la Vega:
https: //eldiestro . info/2025/03/revelan-que-se-ha-hecho-un-enigmatico-y-revolucionario-descubrimiento-bajo-las-piramides-de-giza/