El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha advertido recientemente al líder ucraniano, Volodímir Zelenski, sobre las consecuencias de intentar retractarse de un acuerdo relacionado con las tierras raras que ambos países habían negociado previamente. Durante un viaje a bordo del Air Force One, Trump expresó el domingo su frustración ante la prensa, afirmando que Zelenski está buscando dar marcha atrás en un pacto que, según el mandatario estadounidense, ya había sido aceptado por ambas partes. «Está intentando salirse del acuerdo sobre tierras raras y, si lo hace, tendrá problemas, grandes, grandes problemas», sentenció Trump, dejando claro que no está dispuesto a tolerar cambios de última hora.
El conflicto entre ambos líderes se intensificó tras una reunión tensa a finales de febrero en el Despacho Oval, donde las negociaciones sobre el acceso de Estados Unidos a los recursos minerales críticos de Ucrania terminaron en un enfrentamiento verbal. Aunque inicialmente se esperaba que el acuerdo se firmara ese mismo mes, la discusión derivó en su cancelación temporal. Trump insistió en que el trato ya estaba cerrado y acusó a Zelenski de querer renegociarlo, algo que, según él, no será permitido sin repercusiones. «Quiere ser miembro de la OTAN, pero nunca lo será, y lo entiende», agregó el presidente estadounidense, descartando de paso las aspiraciones de Ucrania de integrarse a la Alianza Atlántica.
El acuerdo en cuestión otorgaría a Estados Unidos acceso preferente a las reservas de tierras raras y otros minerales estratégicos en territorio ucraniano, recursos esenciales para la industria tecnológica y militar, como el litio, el cobalto y el níquel, utilizados en baterías, sistemas de defensa y paneles solares. A cambio, Ucrania buscaba compromisos firmes de apoyo militar y económico por parte de Washington, especialmente en el contexto de su conflicto con Rusia. Sin embargo, las tensiones surgieron cuando Kiev recibió una versión revisada del documento que, según fuentes ucranianas, difería significativamente de lo acordado previamente y no incluía garantías claras de seguridad.
Yaroslav Zhelezniak, diputado de la Rada Suprema (el Parlamento ucraniano) por el partido Golos, criticó duramente el nuevo borrador en una publicación en redes sociales. Según Zhelezniak, el texto consta de 18 capítulos y ya no se trata de un simple memorando de intenciones, sino de un «acuerdo grande y muy claro» que, en su opinión, perjudica los intereses de Ucrania. Este malestar refleja la percepción en Kiev de que las condiciones impuestas por Washington son desventajosas, especialmente tras las demandas de Trump de una compensación equivalente a cientos de miles de millones de dólares por la ayuda militar brindada desde el inicio de la guerra.
A pesar de las fricciones, Zelenski ha intentado mantener abierta la puerta al diálogo. El 4 de marzo, el líder ucraniano afirmó en redes sociales que su gobierno está dispuesto a firmar el acuerdo «en cualquier momento y en cualquier formato conveniente», sugiriendo flexibilidad para salvar las negociaciones. Por su parte, Trump mantuvo el lunes pasado que el pacto está cerca de concretarse y que será rubricado próximamente, según informó a periodistas. Incluso mencionó que su secretario del Tesoro, Scott Bessent, le había confirmado que las conversaciones estaban a punto de culminar con éxito.
El trasfondo de este tira y afloja se remonta a la presión de Trump para que Ucrania compense el apoyo estadounidense, que asciende a unos 300.000 millones de dólares desde el estallido del conflicto, frente a los 100.000 millones aportados por Europa, según datos del propio mandatario. Trump ha subrayado que, a diferencia de la administración anterior de Joe Biden, que otorgó ayuda sin exigir garantías, su enfoque busca asegurar beneficios tangibles para Estados Unidos. En este sentido, las tierras raras ucranianas, que representan cerca del 5% de las reservas mundiales según estimaciones, se han convertido en una pieza clave de su estrategia.
La situación sigue siendo incierta, con Zelenski enfrentando el dilema de equilibrar las demandas de Washington con las necesidades de su país en un momento crítico de la guerra. Mientras tanto, Trump parece decidido a imponer su visión de las relaciones bilaterales, utilizando los recursos naturales de Ucrania como moneda de cambio en un juego geopolítico de alto riesgo.
Son todos judíos que le vamos a hacer!.