La nueva versión del nuevo orden mundial salió a la luz en 1945 tras el fin de esta guerra. Churchill propuso la formación de la gran alianza en 1942, en el mes de enero, y su nombre fue concebido por el presidente Roosevelt. En la famosa cumbre de Yalta, en febrero de 1945, Roosvelt, Stalin y Churchil establecieron las líneas maestras del plan, de lo que sería la sucesión de la Sociedad de naciones, la cual se creó con el mismo propósito tras la primera guerra mundial. Del mismo modo, la creación del estado de Israel, el 14 de mayo de 1948, tiene su origen institucional en la declaración Balfour, con la participación de Lloyd George, primer ministro británico entre 1916 y 1922, y Lord Arthur Barfour, ambos simpatizantes de la causa sionista. Ello supuso la violación de la soberanía del pueblo judío-palestino, sobre todo a partir de las conferencias de París en 1919 y San Remo en 1920, junto a los planes oscuros de una migración masiva para la creación de lo que se llamaría un estado judío, mejor dicho, sionista. Ello era, como no podía ser de otro modo, el incumplimiento de las promesas hechas por los británicos a los palestinos en la primera guerra mundial. Los constantes choques durante el periodo de entre guerras, especialmente en 1937. En mayo de 1939, el gobierno británico declaró que la formación de un estado judío no formaba parte de los objetivos, mintiendo de manera descarada a la comunidad internacional. La falsa promesa consistía en un estado de co-gobierno de ambas comunidades durante 10 años, es decir, hasta 1949. La expulsión final de la influencia británica en 1945 (muchos esperaban que Hitler les ayudara a liberarse del yugo del imperio) fue un detonante esperado y deseado, así como provocado. En mayo de ese año la situación de los sionistas era muy desesperada; la orden inmediata de crear un estado judío y la indemnización por parte de Alemania por el genocidio nazi, dentro de los planes del congreso de Basilea de 1897, estaban sobe la mesa. Fue el presidente Truman el que ordenó al primer ministro Atlee para que desoyera todo tipo de órdenes externas y permitiese una emigración masiva a las nuevas tierras, exactamente 100.000 personas, sobre todo por la compasión que despertaban a nivel internacional, todo ello en 1946. Con el territorio palestino bajo control de Naciones Unidas, en 1948 se creó este nuevo estado, una de las metas de la segunda guerra mundial.
Consumado este hecho, asistimos a un periodo de estabilidad aparente que se mantiene hasta la actualidad, aunque con proyectos tan siniestros como el informe 204, de 1974, de Henry Kissinger, con metas tan oscuras como planes para reducir la población mundial, lo cual para las élites se convirtió en una urgencia. La guerra psicológica, sanitaria y política, así como económica, dado que la international Exchange Commission ya consideraba a los países como corporaciones desde 1934, estaba servida en bandeja. El mundo estaba por fin en sus manos, en las manos de los sionistas y en lo que decidían en el marco de las sucesivas reuniones, muchas veces secretas, sobre todo en foros bien conocidos, como el Club Bilderberg, cuyo primer encuentro fue en 1954, y de donde han salido elegidos líderes mundiales como Bill Clinton o Pedro Sánchez, así como el Foro de Davos, creado por Klaus Schwab el 24 de enero de 1971. De este modo, los objetivos se fueron implementando de manera progresiva, siguiendo los guiones de la manipulación de masas, estudiada en el marco del Instituto Tavistock, creado en Londres en 1920. Pandemias, guerras y otros instrumentos de control, así como destrucción del tejido social y emocional de la población ya estaban sobre el tapete. El estado se configuró como el enemigo del alma humana y la agenda 2030, recién resucitada como 2045 por la reciente asamblea de la ONU del 10 de septiembre de 2024, es el mejor ejemplo.
Las mismas raíces estructurales del post nazismo, establecidas en la obra “El cartel de la esfera mayor” de Soelter establece la futura estructura de la Unión Europea, y muchos de los más prestigiosos miembros que asesoraron en los equipos del nazismo, dejaron miembros en puestos tan importantes como la presidencia de la Comisión europea. Es el caso de Walter Hallstein, que estuvo en el cargo desde 1959 a 1968, así como otros destacados: Hermann Josebs Abs (1901-1994), fue una de las piezas claves para la economía alemana desde la década de los años 30 y fue líder de los acuerdos sobre la deuda externa alemana en 1953 y ocupó un alto cargo en el Deutsche Bank como miembro de la junta directiva, cargo al que regresó tras la segunda guerra mundial. Adenauer Konrad (1876-1967), fue alcalde de Colonia de 1933 a 1934 y colaboró activamente con políticos del nazismo, trató de evitar el desmantelamiento de los laboratorios de Bayer en 1949, se encargó de que criminales nazis volvieran a ocupar sus cargos públicos y fundó en 1956 el servicio secreto alemán «Bundesnachrichtendienst» (BND), con antiguos miembros de la SS y la Gestapo. Además, fue el primer canciller alemán de la posguerra. Otto Ambros (1901-1990), acusado en los juicios de Nuremberg por esclavitud, fue recluido por Adenauer como asesor de empresas farmacéuticas en 1952, tras haber ordenado la creación de armas químicas como el gas sarín en 1939 cuando trabaja en la I Farben. Rudolf Augstein (1923-2002), editor de la revista Der Spiegel, utilizó su influencia para desviar la atención sobre el incendio de Reichstag en 1933 hacia los comunistas como causantes del mismo, fue antiguo oficial de la SS y de la Gestapo para crear un método de periodismo de investigación para influir en los políticos de la posguerra, su encarcelamiento en 1962 fue empleado para hacer creer que Der Spiegel era de izquierdas. Hans Globke (1898-1973), colaboró activamente en las normas del holocausto nazi, fue asesor en la sombra de Adenauer y la conformación de las actuales organizaciones europeas. Max Ilgner (1899-1966), jugó el rol de conexión entre la I Farben y el partido nazi, estableció un sistema de manipulación del gobierno alemán 15 mediante misiones de espionaje, condenado por crímenes de guerra de 1945 a 1948. Por otra parte, muchos de los nazis fueron llevados a los EEUU para continuar con sus investigaciones en el marco del proyecto Paperclick. Parece ser que los logros de esta dictadura en cuanto a la manipulación de masas llamaron mucho la atención de ciertas élites.
Es esa historia oculta, llena de trampas y de engaños, la que ejercitan los líderes para seguir desarrollando los planes de Mazzini junto a Albert Pike para lo que falta de puzle perfecto: la tercera guerra mundial, del mismo modo que tejieron la primera y la segunda.
Está claro que la ONU no es un organismo público, sino privado y bien pagado para los planes de las élites sionistas, tejiendo redes y diciéndonos que buscan la paz mundial, cuando, en realidad, es lo que menos interesa. Del mismo modo que EEUU se retira la OMS, habría que hacer lo mismo de la ONU por ser una trampa para la estabilidad de la soberanía de las naciones y los derechos de sus ciudadanos, no digamos ya la defensa de sus maltrechas democracias convertidas en dictaduras progres de facto.
Lo indicado es el mejor ejemplo del grado de libertad que quieren que tengamos, es decir sólo para pensar como ellos, lo cual veo harto complicado, con lo cual sobramos y, por eso, están obsesionados por la censura. Aunque tanta premura, tanta desesperación, tanto planes descubiertos y jugarretas sucias los ponen en entredicho.
La gran solución ya sabemos cuál es y sólo debemos armarnos de valor para impedirlo.