Richard Grenell, enviado especial de política exterior del presidente Donald Trump, ha insinuado que la administración de Joe Biden podría haber intentado influir en las recientes elecciones presidenciales de Rumania para desfavorecer a un candidato conservador. El candidato, Calin Georgescu, había ganado la primera vuelta el 24 de noviembre, pero el Tribunal Constitucional de Rumania anuló los resultados de manera sorprendente esgrimiendo sospechas generales de posible interferencia rusa, las cuales, sin embargo, nunca fueron confirmadas.
Grenell, a través de sus declaraciones, ha añadido peso a las especulaciones de que la Unión Europea podría haber jugado un papel en influir al tribunal rumano para cancelar los resultados iniciales. Esta afirmación no solo pone en tela de juicio la integridad de las elecciones rumanas sino que también intensifica la crítica de la administración Trump hacia USAID, una agencia de ayuda extranjera ahora bajo el control del Departamento de Estado, que ha sido objeto de la polémica.
Esa polémica surge en medio de un escrutinio de la Casa Blanca sobre las actividades diplomáticas de la administración Biden en el extranjero. Las encuestas recientes muestran una preferencia significativa del electorado rumano hacia el partido de extrema derecha, la Alianza para la Unión de Rumanos, lo que ha llevado a cuestionar hasta qué punto la administración Biden podría haber intervenido en el proceso electoral de Rumania.
Grenell ha mencionado directamente al primer ministro rumano actual, Marcel Ciolacu, quien lidera el Partido Social Demócrata, miembro de la Internacional Socialista. Para validar sus afirmaciones, Grenell sugiere que sería necesario revisar no solo los archivos relevantes de USAID sino también mirar hacia Bruselas y hacia un excomisionado de la UE, Thierry Breton. El mes pasado, Breton insinuó que la UE podría buscar anular los resultados de las próximas elecciones federales en Alemania, donde se espera que el partido de derecha AfD tenga una fuerte presencia, declarando: “Lo hicimos en Rumania, y obviamente lo haremos en Alemania”.
Este escenario coloca en el centro del debate la influencia de las potencias externas en los procesos democráticos internos de los países miembros de la UE, y específicamente apunta hacia la administración Biden, sugiriendo una posible manipulación electoral que va más allá de las tradicionales acusaciones contra Rusia.