A veces nos preguntamos si a los periodistas que trabajan en los grandes medios de manipulación no les dará vergüenza firmar los artículos que firman. Si es una simple cuestión de dinero, del sueldo que cobran por hacerlo, ¿llegará el día en el que muchos tengan un cierto arrebato de dignidad y decidan irse dando un portazo de esos medios que les obligan a escribir o decir, unas veces convencidos y otras no, tantas tonterías?
Porque habría que preguntarse cómo se puede escribir un artículo como el que hemos visto hoy publicado en ‘La Voz de Galicia’.
Si nos creyéramos chorradas como estas tendríamos que pensar que el mundo lleva millones de años a la deriva, con vacas tirándose miles de millones de cuescos que lo destruyen todo, hasta que llegan Jefff o Bill, nacen, se hacen millonarios, y deciden, con su reconocida «filantropía», donar (invertir) una serie de millones de dólares para buscar una solución artificial a un asunto natural que no hace ningún daño y que siempre ha estado ahí. O lo que es lo mismo, inventarse un problema para forrarse con la solución.
Y encima nos cuentan que un organismo público como es el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) participa en el asunto. Y la pobre María, que firma el artículo, ¿estará convencida de lo que ha escrito?
Becarios indigentes mentales, prensa para goyim.
Mi hipótesis más consistente es que inyectar a las vacas tiene una clara intención: destrtuir a la ganadería de vacuno ¿Quién se atreverá a comer carne de ternera o beber leche cuando se descubra el pastel que el ARNm inyectado transformará en tóxicos estos alimentos. Sí, y pueden hacerlo porque an comprobado que somos unos bobos demostradamente credulonóicos amaestrados para negar la verdad y defender la falaz narrativa oficial
Habrá que decirles que el que inyecte venenos más de los que ya inyectan serán responsables de los daños.