viernes, noviembre 22, 2024
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Los dineros de Bergoglio

Por Alfonso de la Vega

Sabemos que sobre la verdadera naturaleza del dinero entre los tratadistas, estudiosos y opinión pública hay división de opiniones: para unos “es el excremento del diablo”, para otros “el dinero es muy católico.”

Es preciso reconocer que Bergoglio tiene el don de la oportunidad. Calla cuando debiera hablar y suelta su verborrea demagógica revolucionaria cuando más le valiera mantener la boca bien cerrada. Mejor no recordar sus escandalosas incursiones teóricas en la literatura indigenista pachamamesca o del cambio del clima climático climatizable. Hace poco nos sorprendió el escándalo financiero de especulación inmobiliaria en Londres con un importante agujero estimado en unos 237 millones de euros sufrido por el llamado óbolo de San Pedro. Un desaguisado que le costó el puesto y una insólita condena al antes todopoderoso cardenal Angelo Becciu.

Bergoglio calla por cobardía o complicidad cuando la agresión blasfema de Paris pero muestra urbi et orbi su inoportuna satisfacción y bendice una asamblea de homosexuales bajo el pastoreo del famoso P. Martín, también SJ como el propio Bergoglio. Sin embargo, con la narco dictadura venezolana se muestra colaboracionista y complaciente. Hace poco ha nombrado como nuevo cardenal a Raúl Biord Castillo, muy cercano al dictador Maduro para reemplazar a Baltazar Porras, un ferviente opositor al régimen chavista. Y ahora lo del autogolpe venezolano de su tramposo amigo y correligionario el criminal dictador Maduro con la consiguiente sanguinaria represión contra su pueblo indefenso no parece que le motive a hablar mucho. Pero quizás tal perfil bajo sea lo que más convenga a Bergoglio para que el nuevo escándalo no le salpique demasiado. Si lo que viene a continuación fuese cierto como parece, el dinero manchado de sangre venezolana que hiede a tiranía criminal sirve para financiar al hoy hipócrita tenderete de Bergoglio.

No obstante, la última indecencia conocida ha sido el pasado domingo en una alocución en la que se ha permitido dar lecciones sobre la importancia del dinero.

«Las cosas materiales no llenan la vida: solo el amor lo puede hacer. Y para que eso suceda el camino a tomar es el de la caridad que no se guarda nada para sí, sino que lo comparte todo» o bien, “el legado más valioso de los padres «no es el dinero sino el amor con el que entregan a los hijos todo lo que tienen, precisamente como hace Dios con nosotros, y así nos enseñan a amar».

Perfecto, muy bonito todo, ¿pero cómo pasamos de las musas al teatro? Las enseñanzas se explican mejor con el ejemplo. En vez de especular como en Londres con el dinero de los fieles, o en lugar de pretender que sean acogidos por los demás ¿acaso va a donar los tesoros y dineros del Vaticano para proveer las múltiples necesidades de las gentes objeto de tráfico de seres humanos evitando así también que se conviertan en invasores desestabilizadores de las sociedades cristianas? O bien, en este caso, ¿Cómo pasar del Espíritu Santo al Banco Vaticano IOR?

En plena sangrienta crisis venezolana se ha filtrado que importantes dirigentes de la narco dictadura venezolana dispondrían de abultadas cuentas corrientes en el extranjero y entre ellas en la Banca vaticana, IOR, empleadas como paraíso fiscal para proteger lo conseguido mediante el crimen organizado, el tráfico de drogas y de oro no declarado, así como otros minerales o elementos raros. O el trapicheo con petróleo o armas. En efecto, si la noticia fuese cierta, aparte de más cuentas en otros lugares, y siempre según Albert Castillón citando a Jaime Bayly: “María Gabriela Chavez la hija del difunto dictador dispondría de una cuenta vaticana, en el IOR, con 851 millones de  millones de euros girados por HSBC. La de Maduro, cuyo número de identificación sería 001315924 contaría con 859 millones de euros.” Lo que de ser cierto sería muy grave. 

Tampoco extrañaría tanto que la banca de Bergoglio se hubiera podido convertir en instrumento de refugio, ocultación y lavado del dinero de sangre de los dictadores hispanoamericanos correligionarios del cínico globalista que ocupa el trono de San Pedro. Eso explicaría muchas cosas de otro modo incomprensibles.

De modo, que “soluciones vendo, que para mí no tengo.”

¡Gracias, Bergoglio!

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