¡”Illa, Illa, Illa, con mascarilla a la alcantarilla”!

Por Alfonso de la Vega

Hace unos días comentaba que había que estar muy atentos a las maniobras del tenebroso ZP, pues es un empoderado agente del Mal, heraldo que anticipa lo que determinada oligarquía satánica desea para España. Y es que tras el revolcón «chulísimo» a los presupuestos golpistas, vuelta del burro al trigal.  La promotora del revolcón es una declarada testaferro globalitaria por lo que cabe suponer no dé puntada sin hilo ni orden del amo. ZP acaba de confesar que están conspirando para un cambio de ciclo con el presunto corrupto Salvador Illa como mascarón de proa.  Cara dura en madera de boj no le faltaría. Si, el mismísimo filósofo a la catalana Illa, el de la mascarilla que teme a la alcantarilla y trata de acogerse en sagrado del aforamiento preventivo.

El pringoso diálogo con lindos piropos entre ambos filantrópicos  prohombres socialistas debiera sonrojar incluso hasta a la lesbiana más resabiada y bigotuda. ZP alabó con ditirambos al líder del PSC por su dilatada experiencia en el aparato socialista catalán junto con su carácter dialogante, capaz de afrontar las elecciones «más importantes de los 25 años». Olvidó lo de con “mascarilla, illa illa…” Ya puestos, un  ZP enardecido por la plebe ignara y complaciente que le escuchaba llegaría comparar la futura labor del presunto con la santísima Transición que hoy no menos presuntamente disfrutamos.

Illa, Illa, el filósofo de la mascarilla, contestó el sermón zetaperino alabando  a su vez al sospechoso prócer pro venezolano. Y ha confesado al entregado público asistente que se inspiró en ZP para una alternativa «viable para Cataluña». Confiemos en que no haya otro 11M por medio, ni tampoco nutridas maletas de la dulce Delcy, la de las cuarenta de Alí Babá.

La buena nueva de la llegada de Salvador se ha producido en una feliz acampada de los socialistas catalanes perpetrada en el Palacio de Congresos de Cataluña. Una buena nueva que acaso debiera ser frustrada de raíz con el inminente procesamiento por presunto chorizo sin escrúpulos y pertenencia a banda mafiosa delictiva del heroico prohombre socialista que se propone para la feliz gobernación de un territorio sin ley. Un tipo que, según se viene publicando, presuntamente se habría lucrado con dinero público sin escrúpulos ni empatía algunos gracias a la promoción del sufrimiento y dolor ajenos. Hechos son amores y no buenas razones, sería la prueba del algodón de hasta qué punto en verdad se encuentra comprometida nuestra judicatura con la Justicia y con España.

El atentado contra la moral o la más elemental decencia o decoro no es el único de los socialistas catalanes cómplices del golpismo. Así, no es mejor el perpetrado contra la gramática, la lógica aristotélica y el mismo sentido común: «el federalismo es el mejor método institucional para organizar la gobernanza multinivel en un Estado descentralizado y compuesto como es España que reconoce Cataluña como nacionalidad y la Generalitat como un sistema institucional de autogobierno, que a la vez, es Estado«…

¡Toma ya, fray Gerundio! Si, pero un Estado corrompido, manirroto y traidor que da golpes de Estado contra sí mismo y contra la nación que desgraciadamente lo soporta y lamentablemente financia. Una vergüenza intolerable por mucha amnistía que se coheche.

Una tal Silvia Paneque ha pontificado muy redicha, presumida y puesta en razón, aunque desde luego contra toda evidencia, que «Cataluña es un ágora para vivir en libertad«.  Supongo que no se creerá ni ella que las víctimas de su traición en materia de persecución del español o de sometimiento a la corrupta, despótica y ventajista oligarquía catalanista en realidad tengan agarofobia.

Visto lo visto, el PSC estaría preparando ya el próximo  referendo de independencia, con presuntas trampas incluidas. Pero, sea como sea, en todo caso no deja de llamar la atención que se quiere dar una imagen de normalidad política e institucional a algo absolutamente inadmisible en un sistema honorable o con un mínimo de decoro: la impunidad de la corrupción y de la traición que no sólo no inhabilitan para el ejercicio político dentro de la actual Monarquía sino que incluso lo empoderan. 

«¡Illa, Illa, Illa, con mascarilla a la alcantarilla! «El circo continúa pero aquí “no peligra la vida del artista” sino la del humillado público en general.