En agosto de 2021 el ministerio de sanidad se vio obligado a declarar oficialmente que no tiene la secuencia del sars-cov 2, causante de la famosa plandemia del covid y tampoco tenía conocimiento de dónde lo pueden tener. Es decir, que no tiene ni puñetera idea del famoso virus por el que encerraron a los españoles varios meses en el año 2020, obligaron al uso de mascarillas, incentivaron el uso de mascarillas, incluso en lugares abiertos, incitaron a que la masa se inoculara el veneno que está causando muertes por doquier, aparte de miles de efectos secundarios y, sin embargo, ante presiones y mucha pasta, cometieron el mayor delito de genocidio que un gobierno jamás podría cometer, el de torturar y matar a su población con un plan sibilino, insidioso, lento y oculto, como si España fuese una dictadura del peor de los estilos, que ya lo es. El resto de su plan es de sobra conocido. Si todo ello se hubiera hecho en el nombre de un virus, no sería del de la gripe, sino de la rabia.
La izquierda, siempre tan hipócrita y flatulenta, arde de desesperación por todo. Para ellos no existe la palabra paciencia, ni respeto, ni tolerancia, sino la imposición pura y dura al más puro estilo estalinista, aunque decoren sus palabras de derechos de bienestar social y solidaridad frente a los fachas y los de extrema derecha, el enemigo a batir, como cuando Lenin le juró la muerte a la familia de los zares de Rusia. Nada ha cambiado. La rabia se impone. Es por ello que los perros salen a la calle con bozal para que no muerdan a la menor provocación y tampoco contaminen con la espuma que les sale por la boca, cada vez que, los rojos critican a los que ven sus posturas estúpidas y propias de retrasados mentales, que es lo que parecen. Hablamos de un sentimiento incontrolable y fuera de control, de una ideología basada en que sólo ellos han de existir y el resto no cuenta ni puede tomar decisiones ante su falta de inteligencia porque, todo hay que decirlo, que alguien les describa cómo lo que son no es un insulto, sino una fatal afrenta que no perdonan, al viejo estilo de los capos de la mafia más siniestra.
El bozal es una forma de callar al adversario y someterlo, por eso hace casi cuatro años la gente caminaba como si tuviese la rabia y de alguna forma llegó a tenerla porque cuando se encontraban con alguien que no la llevaba, insultaban y amenazaban, llamando incluso a la policía si era necesario, al cuerpo ejecutor de la dictadura socialista, violando derechos ciudadanos por aquí y por allá con la facilidad con que lo hacía la Gestapo en los años 30 o la stasi en la Alemania comunista. El bozal, además, es todo un ritual satánico en el que el amo somete a su esclavo, como cuando en la antigua Roma el sometido se tapaba la cara cuando éste tenía algo que decirle y así la regla de la obediencia ciega, aún a costa de la muerte del inferior, muy utilizado en las ceremonias. ¿Casualidad que la mema ahora lo desee imponer de nuevo en los centros sanitarios? Algunos científicos, entre comillas, piensan que lo mejor es que regresen al transporte público y a los aviones y trenes, para el anticipo de tortura por estrés postraumático, cuando se necesitaba el pinchazo para volar, aunque muchos se lo sacaran de forma falsa: hablo del pasaporte covid.
Todo va junto y nada es separable. Aquí se trata más bien del virus de la rabia que sienten los rojos ante los disidentes y desobedientes que les dicen las cuatro verdades y los ponen en un serio ridículo, porque razones para decir que lo son nos sobran. Además, España es el único país de Europa que ha oficializado el término de triple pandemia de covid, gripe y el que ellos se inventen, hecho que no ocurre en ningún otro país. ¿Será porque España es la única nación europea gobernada por comunistas, muy proclives a caer en los delirios fascistas y dictatoriales del ordeno y mando y que con tanto poder a estos personajes se les han subido los humos, razón por la que va siendo hora de irlos bajando por nuestra propia seguridad? De ser así la rabia, que ya los carcome, a pesar de que ellos no se ponen el bozal de perro (que son quienes deberían llevarlo y no nosotros), no es está dirigida a los oponentes políticos, con los que no pueden hacer mucho porque, de lo contrario, se les vería el plumero a las claras, sino a la misma sociedad y al modelo de la misma, el cual desean variar adaptándolo, oh sorpresa, a las órdenes de la ONU y la UE, los nuevos garantes de los planes sionistas y perversos en el planeta.
Están tan rabiosos que no toleran ni la más mínima frustración, crítica y prefieren someterse al más peligroso delincuente para conservar su petulancia y poder, porque es esa sucia y apestosa sangre la que corre por sus venas. No soportan el amor ni la luz de la verdad de la gente que vive la pesadilla del gobierno de Pedro Sánchez porque se extinguirían como los vampiros. Por eso se desconectan del pueblo y viven en sus palacios, pagados por sus amos sin escrúpulos.
Los últimos movimientos recuerdan curiosamente a ese año 2020. En septiembre del año pasado ya impusieron por la puerta de atrás la doble vacunación para la tercera edad en las residencias de ancianos y en colegios, donde volvieron a insistir en la existencia del virus del covid y en la necesidad de que los niños fueran solidarios (tal como dejan claro en los miserables libros de texto en los introducen a nuestros hijos en una secta demoniaca). Después, ante tanto chemtrail para joder el clima y los miles de vacunados (mejor dicho, lisiados de por vida por no tener un adecuado sistema inmunológico), ante las inevitables enfermedades por el frio, como todos los años, resulta que hay que más enfermos y otros muchos fallecen sin que el gobierno lo declare, porque de hacerlo quedaría como una panda de criminales a la que habría que denunciar en el Tribunal Internacional de la Haya por genocidas, que es lo que merecen.
Pero no, parecen obsesionados nuevamente con que nos pongamos el bozal, y nos sigamos inyectando su mierda porque la rabia no les deja pensar, como los enfermos que se han vuelto tan enfermos que han perdido el sentido común y matan si es necesario porque perdieron el control de sus impulsos. De hecho, la mema ha vuelto a contratar a Simón como asesor, el mismo inútil que hablaba chorradas de un calibre catastrófico y uno de los responsables del genocidio causado por el gobierno español en la legislatura 2019-2023. Tras el pucherazo de julio del año pasado para que volviese el dictador a perpetuarse en la Moncloa, regresan los mismos ignorantes, guiados por una doctora y madre, como ella se describe, que ha hecho el más vergonzoso ridículo como portavoz de Sumar en la asamblea de Madrid. Se ve que en el reino de Sanchilandia el premio es para lo más tontos y el castigo para los más inteligentes porque les molestan y mucho.
Así vivimos en una sociedad contaminada por la rabia, que se expande como un virus letal que mata la comunicación, incluso dentro de las mismas familias, entre hermanos, de hijos a padres por la imposición de los principios del LGTBIQ+, entre partidos políticos de ideologías opuestas, hacia los periodistas y miembros youtubers que se oponen a las fechorías del gobierno y entre todos los españoles, que es lo que desean. Por eso el bozal hace creíble que realmente el vecino tiene la rabia y eso nos pone a la defensiva, incluso a los que la detestamos y juramos no usarla nunca más.
Ése es el verdadero virus y no hay otro, el virus que ayuda a que el ciudadano indolente, cómodo y muy temeroso ante lo incierto del caos que generan con toda la mala leche, se contamine del modo de vida que nos conducirá a la futura sociedad regida por los principios de Lucifer.
Todo es poco para el gobierno español en su empeño, pero ha de tener mucho cuidado esta vez porque muchos los hemos descubierto y millones de personas no se chuparán el dedo cuando les digan que se pongan el bozal, mantengan la distancia de un metro o se envenenen de por vida con una inyección potencialmente letal para nuestro organismo.
Cuánto más despertemos, lo tendrán más jodidos porque, no nos engañemos, la ideología de los rojos es la de otros muchos partidos que dicen defendernos de la dictatura 2030. Desean enfermarnos. ¿Descubriremos alguna forma de desintoxicarnos? En el próximo capítulo les indicaré el camino.