lunes, noviembre 25, 2024
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Sionismo cristiano y genocidio

Artículo de Alfonso de la Vega

Resulta altamente curioso amén de lamentable el apoyo fanático de muchos españoles que se autodenominan cristianos o agnósticos y que tampoco son de ascendencia judía brindan al Estado sionista de Israel. Un Estado en el que los propios sefarditas son relegados a favor de las etnias no semitas como los askenazis de remoto origen khazaro. Y eso a pesar de que las tropas israelíes han venido bombardeando con la complacencia de la hoy embrutecida y degenerada civilización cristiana y occidental, hospitales, mezquitas y hasta templos cristianos en la Franja de Gaza. Asesinando cobardemente a miles de niños y resto de población civil indefensa en una sangrienta matanza cobarde e inadmisible para cualquier persona con un mínimo de sentido moral rectamente formado sea cual sea su religión o ideas políticas. 

La costumbre de «ser más papista que el papa» suele ser achacada a la idiosincrasia nacional pero en esto de ahora no hay sentido de la medida, el decoro, la coherencia humanista o filantrópica, ni siquiera del ridículo. Pero el apoyo al Estado de Israel, que no pierde ocasión de hacerlo con nuestros enemigos, viene a ser semejante al del golpista Zelensky ahora en desgracia, servidumbres de un reino sin auténtica soberanía, ni decoro, que ha de alabar obligado las salvajadas del amo.

No obstante, ¿Cuáles son los orígenes de este fenómeno?

En primer lugar la corrupción. La primera y peor: la del entendimiento, saboteado por la prensa corrompida y encanallada en manos de oligarcas y sionistas. Donde hay publicidad, ocultación y demagogia no resplandece la verdad. Y luego la del común tráfico de influencias y mordidas. Negocios, especialmente en la industria de armamentos, la OTAN e Israel, y para entender los detalles conviene seguir el rastro del dinero. Pero también hay otros aspectos relativos a la falta de soberanía y al actual sometimiento del infortunado reino de España a los intereses imperiales. Esto es menos conocido en este caso pero conecta con importantes corrientes del poder real en el corazón tenebroso del Imperio.

El sionismo, como movimiento político al interior del judaísmo que rechazaba la Haskalá ilustrada surgió a finales del siglo XIX, aunque, por paradójico que parezca, ideas parecidas ya habían sido mantenidas por movimientos cristianos incluso antes de su aparición, especialmente en EEUU.

Así la secta cristiana de los puritanos, con teólogos como Owen o Finch. Pero desde un punto de vista teórico del sionismo cristiano conviene entender el llamado dispensacionalismo que fue planteado por primera vez por el predicador anglo irlandés John Nelson Darby en el siglo XIX. Relacionado con los Hermanos de Plymouth, Darby llegó a una hacer la distinción entre pasajes de las Escrituras que van dirigidos a la Iglesia y aquellos otros que son para Israel. El dispenscionalismo sería popularizado en Estados Unidos por el abogado sudista Cyrus Scofield en su Biblia Anotada de Scofield. Decía que entre la Creación y el Juicio final habría siete eras distintas que marcarían la forma en que Dios trata con el hombre y que dichas eras eran el marco en el que se explica el significado del mensaje de la Biblia.

También se debería a Darby el origen de la teoría del “rapto secreto”, la cual postula que Cristo se llevará súbitamente de este mundo a la Iglesia, antes de que tengan lugar los juicios de la Gran Tribulación. Las creencias de los dispensacionalistas sobre el destino de los judíos, y el restablecimiento del reino de Israel, los ubican en un lugar prominente del sionismo cristiano: «Dios puede volver a injertar a Israel», una creencia que sustentan en su interpretación de las profecías del Antiguo Testamento. También afirman que Dios en sus planes de bendecir a Israel no se ha olvidado de ellos, sino que así como en la actualidad está mostrando un favor especial a la Iglesia, de igual forma levantará un remanente de Israel para dar cumplimiento a todas las promesas dadas.

Las teorías sobre la escatología cristiana planteadas por Darby coincidían con teorías similares dentro de la escatología judía como las de Kalischer, fundador de un movimiento mesiánico judío. Los seguidores de Kalischer sostenían que los judíos debían buscar activamente acelerar la llegada del Mesías inmigrando masivamente a Israel y construyendo el Tercer Templo de Salomón en Jerusalén donde se encuentra hoy día la mezquita de Al-Aqsa. Lugar sagrado para el Islam pues fue allí desde donde Mahoma realizase su viaje a los cielos montado sobre la misteriosa cabalgadura Al-borak. Visión de la escatología musulmana que tuviese influencia en la Comedia dantesca o en nuestro Quijote con la aventura de Clavileño.

Otro personaje similar fue el predicador Charles Taze Russel, quien predicaba abiertamente la necesidad de que los judíos inmigraran en masa a Palestina. Russel le escribió una carta en 1891 a Edmond de Rothschild y a Maurice von Hirsch, en la que decía: “Mi propuesta es que los judíos ricos le compren a Turquía todos los derechos de propiedad sobre estas tierras a un precio justo, es decir, las tierras publicas que no pertenezcan a un propietario privado, a condición de que Siria y Palestina se conviertan en Estados independientes”.

Otro predicador, William E. Blackstone, también promocionó durante décadas la inmigración judía a Palestina como un prerrequisito para que se cumplieran las profecías bíblicas. Sus esfuerzos culminaron en la publicación de la Petición Conmemorativa de Blackstone que pedía al entonces presidente de los Estados Unidos, Benjamin Harris, y a su secretario de Estados, James Blaine, que tomaran medidas “para devolver a los judíos el territorio de Palestina”. Entre los firmantes de esta petición se encontraban los banqueros J. D. Rockefeller y J. P. Morgan, o el que fuera futuro Presidente de los Estados Unidos William McKinley.

Aunque su influencia política es común a ambos partidos, desde un punto de vista ideológico el Partido Republicano se encuentra muy influido por los sionistas cristianos además de para las cuestiones de financiamiento y votos. El sionismo cristiano estadounidense recibe muchos nombres, algunos los llaman “partidarios del Armagedón” otros se refieren a ellos como el “AIPAC cristiano” (American Israel Public Affairs Committee, Comité para los Asuntos Públicos Israelo-Estadounidenses).

Sin embargo, paradójicamente hay judíos tanto en el ámbito laico como religioso que se oponen al sionismo como algo contrario al verdadero judaísmo tradicional.  Entre los ortodoxos quizás el más célebre sea El Neturei Karta, un grupo de judíos que se oponen a la ideología sionista en general y a la soberanía judía en Palestina en particular.

La cuestión, por desgracia, no es la de entretenernos en buscar rarezas heréticas estrambóticas en un museo de herejes anglosajones sino la influencia que tienen en la política imperial norteamericana supeditada a los intereses del sionismo.

Es paradójico y muy revelador de las causas últimas de los recientes acontecimientos en Gaza que la organización terrorista Hamas, relacionada con los Hermanos musulmanes, haga todo lo posible para evitar la creación de un estado palestino, el mismo objetivo que el sionismo que dice combatir. 

A estas ideas más o menos paradójicas o descabelladas se unen hoy los intereses de salvaguardar a cualquier coste el declinante mundo unipolar anglojudío de la amenaza que supone el multipolar con el declive del dólar asociado que representan los emergentes BRICS.

En lo que se refiere a España que parecería tan alejada de las bases teóricas del sionismo cristiano, la demagogia y la ignorancia asociadas a cierto grado de fanatismo además de las conveniencias materiales interesadas de la ambición o la codicia de muchos próceres serían las causantes de tanto despropósito moral y político.

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