sábado, julio 27, 2024
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Don Felipe y Wittgenstein

Artículo de Alfonso de la Vega

“Y tú ¿eres tonto o te lo haces?”
Forrest Gump: “tonto es el que hace tonterías”

Puntual a la cita, llegada la hora y con el atareado auditorio dispuesto a comer en el animado refectorio, Su Majestad se dispuso a leer Su clásico sermón navideño en un incoherente ambiente o decoración pagana posmoderna en la que no había ninguna referencia cristiana a la fiesta de la Natividad, en razón de la cual nos endiña Su sermón cada año. En su lugar, como remedo del Portal de Belén, solo una foto con la redentora niña heredera vestida de blanco. Cual trámite obligado y aburrido, taciturno, con voz monocorde de funcionario deseando abandonar el negociado cuanto antes, desgranó los tópicos y monsergas habituales.

Mal vendedor de telas invisibles nos explicó muy serio, por si aún no nos habíamos dado cuenta, lo buena que es la Monarquía y la propia constitución, no digamos. Misterio profundo digno de estudio por sofistas, alquimistas y filósofos resulta ser el que si es tan buena como nos asegura don Felipe el régimen esté podrido de corrupción, la tiranía en la puerta o ya dentro y la nación fatalmente amenazada incluso en su supervivencia, junto con los derechos civiles, por esa inservible constitución, sus instituciones y los mismos que han jurado defenderlas, empezando por la propia Corona.  A muchos nos resulta escandaloso tal cínico blanqueo de lo que ocurre en Su malbaratado reino dándole visas de normalidad a lo que el más topo, fanáticos cortesanos alabanciosos aparte, debe reconocer como desastre sin paliativos.

No podemos decir que defraudara porque ya no se esperaba nada de Sus sermones estupefacientes siempre desmentidos por Sus propios actos, aunque nos queda la duda ¿Se creerá algo de lo que dice?

Sin embargo, esta vez había cierto interés morboso por comprobar cómo había asumido Su Majestad el papelón en el que públicamente le ha colocado su virtuosa señora, nunca en verdad suficientemente ponderada y admirada.  Un asunto novedoso e importante que vendría renovar el apolillado repertorio de otras manidas monsergas anuales habituales. Y que es de interés general y no solo familiar o personal puesto que para una institución cuya única razón de ser o de pretendida legitimidad para ser impuesta es la preponderancia del linaje sobre la virtud o el mérito resulta decisivo mantener la garantía de calidad en la denominación de origen, no haciendo pasar un vino peleón o plebeyo por pretendida calificada gran reserva ribera del Duero.

Como en tiempos más dignos diría el entusiasta alcalde de Bienvenido Mr. Marshall: «Que yo, como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar, porque yo, como alcalde vuestro que soy...»  Hoy ya no es menester, que muchos de sus arruinados y humillados súbditos tragan con todo y carecen de paladar o disimulan por razones de conveniencia, estulticia o granjería. Y pagan a precio de oro lo que les echen aunque la etiqueta se encuentre falsificada para tapar un origen fraudulento. De modo que nada de divorcio para salvar la cara, ni siquiera prueba de ADN para disimular. Presenta a la heredera como buena nueva y basta. Pero ni explicación ni nada, que el contribuyente a pagar y a callar. Así que del esperado tema borbónico estrella del año no hubo nada lo que viene a ser una forma de haberlo. El mayor escándalo resulta ser que no haya escándalo ante una cuestión tan escandalosa.

Tampoco, insisto, hubo referencia a la corrupción sistémica del Reino que ha devenido en incipiente dictadura. No bienintencionada como la de hace un siglo de su bisabuelo Alfonso con el general Primo sino a manos de enemigos declarados de la Nación. Ni al gravísimo atentado político no aclarado contra el antiguo opositor retirado Vidal Cuadras. Ni menos a la escandalosa quiebra de Estado de derecho que representa la amnistía para delincuentes golpistas pactada por Su valido con un corrupto traidor fugado de la Justicia paradójicamente administrada en Su nombre. Asunto que le afecta muy directa y personalmente dado que en los agitados tiempos marianiles del Piolín salió muy serio y puesto en razón afirmando en la caja tonta que tal cosa no se podía consentir y patatín patatán que ahora donde dije diego digo lo que me digan que diga y me estoy haciendo un lío con tantos dimes y diretes desdiciendo lo que dije que había dicho que tenía que decir y dicho queda.

De los no menos escandalosos y decisivos pucherazos que quitan y ponen gobiernos, mejor no hablar, por si se enfada el amo que tiene muy malas pulgas y muchos secretos que destapar.

Si no se interpreta como lisonja al modo de lo que confesaba Cervantes, “Yo no valgo para palacio que no sé lisonjear y tengo vergüenza”, he decir que al cabo, en estos aspectos el prudente y pundonoroso don Felipe hizo caso a la conclusión del Tractatus Logicophilosophicus de Wittgenstein:  “7.0 De lo que no se puede hablar mejor es callarse”. 

Y yo no voy a ser menos.

EsDiestro
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1 COMENTARIO

  1. Yo no me paro a escuchar discursos insulsos de alimañas que participan en la destrucción de España, ya sea el masón número 33 o el dictador que acostumbra a utilizar el falcon para cualquier desplazamiento sea cerca o lejos, no tengo paciencia ni me admite mi conciencia escuchar las falsedades y mentiras de estas víboras ya que me dan náuseas y ganas de vomitar, estas dos rameras de las élites financieras y la banca usurera no os podéis imaginar el asco que me dan.

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