jueves, octubre 3, 2024
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Carta a los manifestantes de Ferraz

Mis queridos héroes,

El tufillo a mafia de la nueva dictadura española, de por sí ya insoportable, años atrás, deja los desechos de los discursos nauseabundos y escatológicos ante una nuestras narices por la sagrada ley del derecho positivo, mas no del natural, del de los seres humanos por ser humanos. Los sicarios y matones nos niegan la facultad de sentirnos de nuestra naturaleza y nos impulsan a creer que no podemos tener los más lógicos derechos; la diferencia reside en que, en vez de meternos en cámaras de gas como los nazis o llevarnos a Siberia como hacía Stalin, nos eliminan a un ritmo de parsimonia las posibilidades de libre elección a través del miedo, el chantaje y la coacción para que nos friamos en nuestras propias necesidades, y así, hasta la extenuación y la muerte. 

Es la manera perfecta de asesinar sin blandir la espada, pudiendo incluso perfumar las palabras con libertad, igualdad y fraternidad, al viejo estilo maquiavélico de los masones que escribieron los pasos de la revolución francesa en un libreto, poco después de la creación de los iluminatii el 1 de mayo de 1776. ¿Casualidad? No existe olor más pestilente que el de la carne podrida del infierno, con la salvedad de que éste puede estar aquí y ahora en nuestras vidas.

Hago estas reflexiones iniciales porque la situación es mucho más preocupante de lo que creen los héroes que todas las tardes se manifiestan en la calle Ferraz. La política lo llena todo con sus declaraciones, dando a las intenciones un matiz simbólico, abstracto que parece sacado de un texto bíblico mal interpretado. Está claro que sus intenciones no son buenas y celebro que, por fin, se hayan dado cuenta y le hayan retirado la confianza que tenían. Era algo que no entendía por qué no ocurría ante las evidencias cada vez más claras. 

Las proclamas de todas las tardes, enfocadas en España y su futuro, ignoran un detalle muy importante. La relación entre esa idea mágica y nuestras vidas y costumbres, en el hecho de que la dignidad del ser humano no es algo que escriben las leyes, sino que se pone en práctica y en ese sentido las normas son completamente irrelevantes. Desde siempre lo consuetudinario ha sido lo que ha marcado el ritmo; el problema reside en que los ciudadanos apuestan por elementos externos y se olvidan de que el futuro de la sociedad depende de cada uno de ellos y no de un marco legal, llámese como se llame.

En estos tiempos turbios, en el que la sociedad española es un campo de experimentación de las mentes más diabólicas que podamos imaginarnos (es algo que ya debemos tener muy claro y no caer más en la ingenuidad del buenismo), es necesario tener en cuenta que si hemos llegado a la amnistía del prófugo Puigdemont es porque lo hemos permitido con nuestra pasividad desde el año 2020 y aquella frase de Chiqui Montero diciendo “bienvenidos al nuevo orden mundial”, un día de mayo de ese año. La incomprensión de este término y el anhelo de buscar la paz y la estabilidad en un mal Estado democrático, hizo que muchos españoles hicieran caso a sus verdugos y se pusieran muchos de ellos el veneno en la sangre, bajo la creencia de que volverían a la ansiada normalidad, la cual nunca existió, salvo en la matrix de las alucinaciones de los medios para después desarrollar la última etapa del satánico plan.

El Objetivo es la muerte a través de la muerte, de una defunción lenta, primero de nuestras posibilidades de supervivencia, de nuestra fe y de ahí pasaríamos al odio, al rencor y al “sálvese quién pueda”. Si de algo se alimenta el maligno es de la rabia, el resentimiento y el odio, porque es como el fuego del infierno. Sabemos como empieza, pero nunca cómo acaba. A cada eslogan de desprecio, a cada insulto (por muy justificado que sea por se está hasta los cojones), les hacemos el juego porque es precisamente lo que estos desgraciados esperan que hagamos, haciéndoles pensar que somos demasiado simples y predecibles. Entramos, de este modo, en el juego y dentro de sus expectativas. Yo les sugiero que en vez de ello empleemos el amor hacia nosotros, que nos cuidemos unos a otros y que, gracias a esta actitud de generosidad, empatía y agradecimiento, seamos capaces no ya de escucharnos, sino de ir un paso más allá y nos organicemos en una sociedad paralela donde podamos eliminar todas esas impurezas dogmáticas que nos ensucian la conciencia. Señores, el egoísmo y desarrollar todas las campañas porque nuestra zona de confort está en peligro no sirve a largo plazo; sólo es útil para que esta partida de sátrapas que emplean nuestras necesidades contra nosotros mismos se froten las manos, se rían de nosotros y se regocijen en sus éxitos, los cuales podrían emplear para imponer un estado de seguridad nacional en cualquier momento.

Hemos tardado demasiado en reaccionar; la agenda 2030 (la cual no se nombra, no sé si es por desconocimiento o porque se considera que es una fantasía de conspiranoicos) es tan real como nuestra propia vida. Existe un plan que los sicarios de Sánchez y su gobierno, así como sus socios, tienen in mente ir desarrollando, desde futuras plandemias, hambrunas, miseria, perversión sexual en la infancia a través de la inducción a la pedofilia, la imposición de un Estado dictatorial en el que los derechos van a ir desapareciendo, al tiempo en el que nos van decir que crean otros nuevos porque no son suficientes (no se puede ser más judas) y, finalmente, la creación de un orden en el que dominará y gobernará la inteligencia artificial, donde todos sobraremos por ser precisamente humanos, es lo que nos espera. El cambio climático, que ellos crean con la tecnología Harp y los chemtrails, los nuevos planes de regresar con una nueva pandemia, de nuevo desde China, tras muchos intentos fallidos (mosquitos, triple A, viruela del mono, virus Marduch de la India, etc…) y todas las normas de control de nuestra privacidad, que dirán que son por nuestro bien, forman parte del dulce elenco del veneno que nos desean seguir insuflando porque, no nos engañemos, sobramos en su nuevo orden mundial, perdón, tan viejo como los satánicos reyes de la antigua Babilonia. 

El Estado está controlado por una horda de seres más que oscuros, adoradores del demonio que nos desean ver sufrir y la única forma de librarnos de sus representantes en España (Sánchez and company) es, por un lado, la desobediencia en todas las áreas del Deep state, puesta en práctica a través de las llamadas instituciones, en las que pululan los excrementos del fascismo globalista, y la creación, por otra parte, de una nueva organización social en la que todos debemos colaborar, hasta desmontar la suya, para que no se caiga ni en pandemias, ni en mentiras ni en chantajes propios de la mafia.

La agenda 2030 con sus 17 pilares, con sus 17 espinas llenas de veneno de víboras hambrientas, cuando España es una corporación económica desde 1933 y defender nuestro espíritu nacional es crear una sociedad donde todos quepamos y los delincuentes, así como los inmorales, no sean bienvenidos, considero que son los verdaderos objetivos a perseguir en equipo si queremos ser realmente héroes. No basta con ponerse la capa de superman (la bandera española) en la espalda como si fuésemos a empezar a volar. Hay que poner los pies en el suelo, mirar nuestra realidad tal cuál es y reconocer que la sociedad española está con metástasis desde hace muchos años y que, si no la salvamos, nuestras vidas carecerán de sentido, a menos que queramos ser esclavos de una horda de criminales sin escrúpulos.

Vayamos cambiando entonces el slogan, tomemos conciencia de que hay que desobedecer al Estado con mucho amor y dejarlos allí, con sus maldades y desprecios, porque con eso ya no vamos a seguir bailando, al ritmo del fuego del infierno.

Mucho ánimo, porque la guerra recién comienza, va a ser larga, y sólo con la unión con el amor, les ganaremos. No olvidéis que son una partida de cobardes.

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