El gigante asiático, conspicuo modelo a seguir del maltusiano globalismo, principal prestamista del orbe terrestre, ergo principal acreedor, incluido el denominado tercer mundo. Si te endeudas, malo. Si te hacen quitas, peor. Si te condonan toda la deuda, cogido de los dídimos ad aeternum. España, uno de sus predilectos esclavos. Argentina y narco-Sergio Massa, también potentes. Por lo cual a nadie mínimamente atento debería sorprender la deportación de cristianos chinos, mientras disfrutan de nuestra globalista «hospitalidad» decenas miles de inmigrantes, ninguno refugiado, ni asilado, quia, sabiendo además que la inmensa, inmensísima mayoría se cuelan mediante fraude de ley ( entran como turistas con fecha de vuelta) a través de los aeropuertos españoles. Y brota, feraz y feroz, en X/Twitter, Garay, Laura. «España se ha convertido en la ramera de China lo sabemos todos, pero, ¿y la Iglesia?»
China en España, brochazo
Compañías en España ( y en casi todo el planeta), nominalmente privadas, pero férreamente sometidas al dictado del totalitario Partido Comunista, potentes inversiones, empresas Estado en sectores clave de la economía ( la eléctrica estatal china Tres Gargantas abrió en diciembre una sucursal en España para invertir en energía renovables, y la naviera Cosco opera terminales de carga en los puertos de Bilbao, Valencia y Barcelona), diplomáticamente muy activos y foros en los que ejercen una gran influencia sobre la sociedad civil. Y, obvio, el país asiático empleando a tutiplén la desinformación y el denominado poder incisivo, comisarías «clandestinas» en nuestro país.
Y utilizando todos sus recursos diplomáticos ( Instituto Confucio y los Guerreros Lobo) para obtener resultados ( reforma de la Justicia Universal en el año 2014 y en 2019, el Teatro Real, digamos, de Letizia, prohibiendo obras de teatro). Y periodistas alineados, claro. Alquilados/comprados, sajemos el eufemismo. España, dejándose comprar y permitiendo ser adquirida por actores extranjeros. China, top, aunque la intrusión asiática en Españistán no es diferente de lo que hacen otros fondos de inversión. España ha proporcionado la China comunista las armas, el capital y la propiedad intelectual, para poder comprar.
Huawei y minas, paradigmas y lobby chino en España
Sanchinflas cortejando a China y protegiendo a Huawei y TikTok. Albares y su relación sentimental con la que fue vicepresidenta de la filial española de la teleco china, la franco-libanesa Therese Jamaa ( recordemos que la CIA presionó al liberticida y amenazante CNI para que la pareja de Albares abandonase la china Huawei. Washington advirtió en ese sentido al servicio secreto español de que el puesto laboral de la ejecutiva podía afectar a la transferencia de información clasificada). Y la consultora de Pepiño Blanco, por supuesto, Acento Public Affairs, duplicando su peso en la UE: renueva a Huawei y ficha por Novartis ( ains, aquellos entrañables tiempos cual Jimmy Hoffa en la gasolinera con Dorribo)…
…Y el colosal negocio de las nuevas minas en España. Materias primas esenciales para la denominada transición ecológica y la alta tecnología. Blackrock, Blackstone y Latour Capital. Dos multinacionales bancarias, HSBC y BNP Paribas. 23 compañías/cerditos. Fundaciones panameñas. Miguel Rodríguez Domínguez, dueño de Festina Lotus, accionista en una mina de litio de Extremadura ( en ese proyecto también figuran como inversores Alejandro Chaves y Gustavo Carrero, que hicieron fortuna en el sector de las renovables). Un expresidente boliviano acusado de genocidio, Gonzalo Sánchez de Lozada.
Prosigamos. La canadiense Strategic Minerals Europe Corp, clave. La sociedad australiana Sandfire Resources Ltd. ( los tres principales accionistas de Sandfire Resources son gigantes de la inversión financiera: HSBC, JP Morgan y Citicorp) explota tres minas de cobre en la provincia de Huelva: Aguas Teñidas, Magdalena y Sotiel. El monopolio europeo del estroncio. La burguesía industrial vasca. Empresarios venezolanos salpicados por ‘los papeles de Panamá’ buscando enriquecerse con yacimientos en Galicia…Y larguísimo etcétera.
….Y China, sobre todos. Obvio. En fin.