La noticia ha sido publicada recientemente por el diario estadounidense ‘The Washington Post’. En una pequeña localidad del Estado de Michigan, la única de los Estados Unidos que está gobernada por un alcalde musulmán, se ha prohibido la exhibición de las bandera del orgullo en todos los edificios públicos de la ciudad, hecho que ha provocado indignación y revuelo en las personas que forman parte de ese colectivo.
Al parecer, la comunidad LGTBIQ+ había facilitado la llegada de inmigrantes musulmanes a la ciudad, brindándoles todo tipo de ayudas, y ahora se sienten traicionados: «Les dimos la bienvenida, les buscamos viviendas, creamos ONG para facilitar su integración. ¿Y así es como nos lo pagáis, apuñalándonos por la espalda? afirmaba al diario una trabajadora social que se identifica como gay.
Esto es una de las primeras consecuencias del «buenismo» que se está extendiendo en la mayor parte del mundo occidental. Es una incongruencia más del progresismo, pretender que haya una convivencia en paz, amor y armonía entre gente que procede de países cuyas culturas o religiones consideran la homosexualidad como un tabú, estando incluso perseguida con prisión en algunos de ellos, con la comunidad LGTBIQ+ que, como sabréis, engloba los colectivos de Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales, Intersexuales, Queer (género fluido) y + (símbolo que agrupa otras opciones que no encajan con las anteriores como pansexuales, omnisexuales, demisexuales o asexuales).
Pero claro, no se podía saber que llegaría a ocurrir esto. En fin, más pronto que tarde pasará también en Europa y entonces nos llevaremos las manos a la cabeza escandalizados.
Por cierto, ¿cómo calificarán los progres al alcalde musulmán que ha decidido prohibir la bandera multicolor? Facha, ultraderecha, fascista, Trumpista… Se admiten apuestas.
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