Además de las ya habituales repentinitis, solo en este verano nos hemos encontrado con que en España se ha producido:
- Un pucherazo electoral.
- Más efectos secundarios de las inoculaciones.
- Fumigación de nuestros cielos.
- Derribos de presas y pantanos.
- Subida de precios de combustibles y alimentación.
- Negociación post electoral de Sánchez para destruir ya España por completo.
¿Y creen ustedes que la gente ha salido a las calles a protestar por alguno de estos asuntos? No. La gente ha salido a las calles a protestar por el asunto de Rubiales y los medios han intentado salvar la imagen de un asesino confeso por un asesinato cometido en Tailandia.
¿Hacia donde puede ir, no solo España, cualquier país con un panorama social como este?
Evidentemente, hacia ningún sitio y desde luego hacia ningún sitio que sea bueno. La debacle social que estamos viviendo en España es la auténtica responsable del caos político, económico y sanitario que sufrimos, no al revés.
Es decir, Sánchez, que es malo pero no tonto, ha visto el panorama después de la farsemia y se ha dado cuenta que este país ya está abonado, desde hace tiempo, a la destrucción porque el peor virus que sufrimos, el de la estupidez, es el que está enfermando a gran parte de la población.
Que un asunto como el de Rubiales sea un asunto estrella demuestra muchas cosas. Por eso la gente sigue pegándose por el fútbol o debatiendo por asuntos que se plantean en programas del corazón. Mientras tanto, de lo más importante, no se enteran y ni siquiera les inmuta.
Puedes que estos sean parte de los efectos secundarios de las inoculaciones y de la neuromodulación provocada por las antenas. Puede que también influya la manipulación que el sistema ejerce a través de los colegios y que provoca que los niños se conviertan en fieles siervos cuando son adultos, además de educarles solo en la estupidez.
La cuestión es que si uno se da una vuelta por las redes sociales, o mantiene ciertas conversaciones por las calles, se da cuenta que solo se debate de lo que diga la tele. La solución es muy complicada, pero muy necesaria. Cada vez queda menos tiempo para convertirnos en un país repleto de zombis estupidizados.
A las calles no sale «la gente», salen los comegambas y los lobbies al chasquido de dedo de sus amos.
Y en realidad son cuatro gatos. Bueno, cuatro ovejos modorros.
Artículo genial.
Yo me he comprado una escopeta… por lo de los zombis.
Vaya panorama. Que asquito da este lugar del mundo habitado por analfabetos peores que los de la postguerra (esos si estaban justificados) y encima C O B A R D E S de mierda. No es cuestión de liarla pero si de decir QUE NO OS LO CONSIENTO NI CONSIENTO…. maldita la hora en la que regresé a España tras años de auto-exilio… Por cierto, esto es un teatro, seguro que follan cuando nadie les ve, son «stepping stones» de esta disociación cognitiva. Rubiales debería estar en la cárcel no por el teatro programado de un beso, sino porque se sobra es sabido que es otro puñetero corrupto del sistema. Y es que el sistema se sustenta de la y en la corrupción.