Por Alfonso de la Vega
El reino de España está secuestrado. Sin recurrir a lo que los más cínicos o desavisados llaman conspiranoia para trasladar las responsabilidades del desastre a la tenebrosa plutocracia sionista anglosajona es evidencia de razón para toda persona con un mínimo de bonhomía y sentido común que apenas ninguna de las infinitas y onerosas estructuras organizativas, que ya ni merecen el nombre de instituciones, del presente Régimen filipino cumple con su misión o razón de ser.
Al contrario. Un delito o abuso tapa al siguiente y éste al anterior y así en una vertiginosa cadena de atropellos, tropelías impropias de una sociedad civilizada que mantenga un mínimo de sentido del honor, de la libertad, de la justicia, del decoro o de respeto por sí misma.
Y lo que aún es peor, la falta de reacción contra las fechorías dando patente de normalidad a las mayores aberraciones. Es esa falta de reacción no sólo de la politeia sino de una sociedad embrutecida, enajenada que se muestra autista, quizás lo más desmoralizante de todo.
Y en este vertedero el peor ejemplo lo da la casta dominante, que ni siquiera parece dirigente, sino vicaria de intereses bastardos. Esa élite corrupta y traidora que abandona España a su suerte, destruyendo las grandes conquistas sociales del pasado y promoviendo la sustitución de la clase media por hordas menesterosas y esclavizadas como única clase distinta a la élite oligárquica vendida a intereses ajenos.
1 La Corona
Empezando por la cabeza o clave de bóveda del agrietado edificio, según se viene publicando sin ningún desmentido oficial, la Corona ha convertido a Palacio en un escenario lamentable de escándalos, propio de un truculento culebrón con toda su enojosa maraña de engaños, abortos, amoríos adúlteros, nutridas cornamentas poliamorosas, traiciones, intrigas, expulsiones del escenario, chanchullos, tesoros sin explicar. Todo un catálogo de lo que no debiera constituir el desempeño de nadie honrado y menos aún de quienes tienen la obligación de actuar con absoluta ejemplaridad al representar oficialmente a la nación.
Pero se publican los mayores escándalos o barbaridades y no pasa nada. Aumenta el ridículo y hazmerreír internacional, fomentado por el implícito presente “quien calla otorga”. Ni siquiera nadie se digna en dar alguna explicación por engañosa que fuere al populacho que paga y es obligado a tragar con tanto desafuero como si fuese lo más normal del mundo.
Al igual que el esforzado alcalde de Bienvenido Mr Marshall, un no menos cómico don Felipe nos debe una explicación aunque no se atreva a darla.
En un suma y sigue crecientemente catastrófico y devastador don Felipe ha cohonestado decretos anticonstitucionales y una reforma fraudulenta e incoherente de la constitución por la puerta trasera. No denuncia la corrupción sistémica del reino amparada, impulsada o perpetrada por su propio gobierno, ni exige una mínima neutralidad institucional del aparato del Estado. Mantiene silencio sin protestar ante la bochornosa entrega del Sahara al enemigo vulnerando acuerdos internacionales o con los casos de niños tutelados que padecen toda clase de abusos. No parece que se preocupe por la limpieza de las elecciones ni de la exactitud del escrutinio, cuando denuncian que se viola de modo sistemático lo dispuesto en las normas electorales. Ni por el deslizarse hacia la pobreza tercermundista de sociedad española mientras se desconoce el paradero real de los fondos europeos. Lo de presumir de subordinación a la agenda 2030 es de traca. Para colmo, tampoco tenía obligación de nombrar candidato a la presidencia al conocido y ya entonces declarado déspota, amparador y socio de filoterroristas, ladrones, golpistas y traidores. Hasta el más topo podía ver que de hacerlo fatalmente ocurriría lo que ya está sucediendo ahora.
No, no se entiende su comportamiento salvo por cobardía, desidia, chantaje, complicidad o estulticia superlativa. Esto último al menos se puede paliar con consejeros cortesanos patrióticos que se supone no debieran poder faltarle a todo un supuesto jefe del Estado. El Honor está deslucido por la Virtud dudosa, y nos quedaría sustituida por la simple Reverencia impuesta, maña engañosa de cortesanos. Sí. los estultos cortesanos ditirambo alabanciosos, que aplauden o disculpan las barbaridades y traiciones sin denunciar la desnudez real tienen tanta responsabilidad en el desastre español actual como el mismo rojerío globalista ignaro. Intentan disculpar todo lo que ocurre con el manido argumento de lo buenos que son los Borbones, lo ejemplar de su conducta, o el del pretendido respeto a la constitución, cosas completamente falsas. Resultan semejantes a los fanáticos seguidores socialistas que disculpan cualquier fechoría o delito de los suyos porque son «socialistas». No advierten que ambos clanes van a lo suyo, a satisfacer sus propios intereses a costa de lo que sea, incluida la nación española.
La Monarquía parlamentaria en general y la Corona en particular son impunemente zarandeadas y puestas en ridículo por el gobierno, golpistas, terroristas y delincuentes en general mientras la propia consorte pone cara de no haber roto nunca un plato.
La realidad cruel es que el reino cada vez más empobrecido y humillado se cae a pedazos tras sus escasos diez años de lamentable reinado sin que reaccione. Personaje cada vez más ridiculizado y ridículo ni siquiera se da cuenta que el tiempo no juega a su favor. Que el año que viene el golpe ya puede estar consolidado, la separación de Cataluña ser un hecho y que no tiene mucho sentido lógico pretender seguir siendo aún rey de España si ya no hay España.
Claro que, si la dinastía borbónica acaba con don Felipe quedará entronizada la no menos voraz aunque plebeya dinastía Rocasolano con la flamante Leonor I aconsejada por la negra sombra de su virtuosa mamá para reinar mientras la dejen entre los despojos y aprovechar lo que quede en los escombros, asociada al filantrópico socialismo liberticida, ruinoso y depredador. Con posibles amnistías, referendos separatistas o adulterios sin aclarar o consentidos, «mal se queja quien se deja». Mucho hablar de sostenibilidad en neolingua tramposa pero la práctica hace que ahora ya todo resulte insostenible.
Leonor jamás reinará y lo sabe, es más su padre va a tener que dar muchas explicaciones y va ser juzgado tambien porque perdio la inviolabilidad en el mismo momento que traiciono su juramento a lo que su padre Juan Carlos debio advertirle sino lo hizo ya, además habrá que comprobar linajes sanguineos para ver quien es quien dentro de las monarquias mundiales que me consta hay más de un impostor que su titulo no le pertenece. En fin que el panorama para ellos es bastante malo. Este año 2024 va a ser el año del fin de la agenda 2030 y el de la falsemia porque todo va a salir y entonces es cuando se va a liar porque se va a poner en tela de juicio la legitimidad de monarquias, democracias, republicas etc ya que quien viola su juramento de honor no solo no es digno del cargo es que no puede seguir en el ergo muchas leyes deberán ser anuladas por haberse legislado por delincuentes que no deberían estar y y ni mucho menos legislar como se va a poner en tela de juicio el Sistema Judicial, con que cara va a juzgar un juez cuando en el mejor de los casos no solo no lo evito sino que colaboró y colaborá. Que legitimidad tiene un Tribunal para juzgar a nadie cuando la gran mayoría estan implicados en crimenes de Estado, la que se va a liar va a ser de aupa. Ojala fueramos chalados y locos ojala pero por desgracia estamos viviendo en una distopia digna de la mente más enferma de una pelicula de terror o de ficción altamente distopica y solo vemos el 1%.
JUSTICIA PLANETARIA
JUSTICIA MUNDIAL