Artículo de Alfonso de la Vega
“¡Qué escándalo! ¡Qué escándalo! He descubierto que aquí se juega”
Tras el incidente del canto de la Marsellesa que pusiese en ridículo y enojase al mayor Strasser, el pintoresco Capitán Renault de la policía francesa pronunciaba en la película Casablanca esa famosa frase, solo justo unos momentos antes de que en presencia de Rick el jefe de sala tolerada clandestina le entregase un fajo de billetes: «sus ganancias, señor».
La banda se hace la sorprendida ahora por las hazañas recaudatorio filantrópicas de un tal Ábalos, mienmano del gran timonel impoluto, de igual modo que también la sorprendieran las anteriores similares de los Guerra, los Roldán, los filesios, los GAL, los biutifulleros y demás aguerrida tropa de farsantes, saqueadores benefactores del pertinaz socialismo.
De modo que en un acto de cinismo descomunal la banda exige a su sufrido y meritísimo recaudador lugarteniente que entregue su acta de diputado y con ella el heroico aforamiento protector. La corrupción va devorando a los corruptos y ninguna cabeza socialista está ya segura. Incluso sabemos que al todopoderoso Robespierre también le llegaría su turno en la guillotina.
Ha sorprendido que estalle el escándalo justo ahora cuando era tema conocido desde hace años. Hay quien considera que es la respuesta de autoridades honradas por la impunidad del narcotráfico en complicidad con Marruecos. Pero la mafia no es tonta y habría descubierto que no se repartía todo el botín. Dicen que hay 130 millones de euros en cuentas paradisiacas. El avispado lugarteniente, muy aficionado a la fruta, quería disfrutar de un exquisito dolce far niente personal e intransferible o acaso financiar su propia famiglia sin autorización de El Padrino. Y se quedaba con parte sustancial del tesoro producto de la extorsión o pillaje. La investigación ha revelado que parte del botín se transfería a Brasil o bien al democrático ducado de Luxemburgo, paraíso fiscal de la UE. La sociedad Fortaleza Topco SAR, una sociedad anónima según la Ley de Luxemburgo.
El amenazado caído en desgracia no se rinde y ofrece cambiar la protectora acta de diputado que es una forma del clásico acogerse a sagrado de los modernos delincuentes por el cargo de honrado embajador del Reino borbónico de España. Y si no se le protege, amenaza con tirar de la manta.
La banda rival prefiere disimular y callar porque el lugarteniente hoy en apuros antes había sido indultado y condecorado por ella misma, quizás para tapar no se sabe bien qué otro asunto turbio del turnismo delictivo del Régimen.
Pero, la cosa se puede complicar y lo mismo resulta precisa una reunión en la cumbre mafiosa para elucidar qué hacer con este inopinado contratiempo surgido por la acción institucional del aparato del Estado no controlado aún por la mafia partidaria.
Vamos a ver qué pasa con el mal encarado prócer. De momento ha dimitido de jefe de la comisión de Interior en el congreso, que ya resultaba demasiado recochineo institucional. Se pasa al grupo mixto pero no se atreve a dejar el escaño. Además el falsario está en posición parlamentaria precaria y necesita cada en voto en cada votación lo que le da un arma de defensa al defenestrado. Le cabe la astuta jugada de que era un robo filantrópico para financiar el golpe de estado catalán. La trama afecta a muchos más próceres socialistas y la cosa necesita urgentemente un cortafuegos. La madame de las niñas en acogida, luego vilmente prostituidas y tercera máxima autoridad de la Monarquía se quiere quitar de en medio. Nadie conoce a nadie. Al falsario todo se le complica porque por mucho pacto diabólico que haya al final quien mal anda, mal acaba. Empiezan a caer piezas muy cercanas. Illa se tambalea. Pero si el hombre las maletas termina por tirar de la manta vulnerando la previsible omertá, lo mismo va y acaba de embajador sí, pero en el fondo del mar. No creo.