No ha podido comenzar peor el año y han pasado poco más de 15 días. Esto es un no parar: El mundo del baloncesto está de luto tras la repentina muerte de Dejan Milojevic a la edad de 46 años. El exjugador de Valencia Basket y actual entrenador asistente de los Golden State Warriors de la NBA ha fallecido a causa de un infarto mientras se encontraba en Salt Lake City.
Milojevic, una figura respetada en el mundo del baloncesto, estaba participando en una cena con su equipo en Salt Lake City cuando sufrió el infarto que le arrebató la vida. A pesar de los esfuerzos por trasladarlo rápidamente a un hospital y someterlo a una intervención quirúrgica de emergencia, no logró superar el impacto del episodio cardiaco. La noticia de su fallecimiento llevó a la NBA a posponer el encuentro programado entre los Golden State Warriors y Utah Jazz, en un gesto de respeto y reconocimiento a la pérdida de un ser querido del mundo del baloncesto.
La trayectoria de Milojevic en el baloncesto profesional abarcó 15 temporadas, dejando una huella imborrable en ligas de diferentes países, incluyendo Serbia, España, Montenegro y Turquía. Durante su paso por España, defendió con honor los colores del Pamesa Valencia entre 2006 y 2008, ganándose el cariño de la afición y dejando un legado que trasciende las fronteras del deporte.
Además de su destacada carrera a nivel de clubes, Milojevic también representó a su país, siendo internacional con la selección de Serbia. Su contribución al equipo nacional incluyó la conquista de un Eurobasket, un logro que destaca su habilidad y dedicación al deporte que amaba.
La noticia de su fallecimiento ha generado una ola de tristeza y conmoción en la comunidad baloncestística. Jugadores, entrenadores y aficionados se han unido para expresar su pesar y rendir homenaje a un hombre que dejó una marca indeleble en el baloncesto, tanto como jugador y como mentor.
Dejan Milojevic será recordado no solo por sus habilidades en la cancha, sino también por su ética de trabajo incansable y su pasión por el juego. Su legado perdurará como inspiración para las generaciones futuras de jugadores y entrenadores, recordándonos que el baloncesto no solo es un deporte, sino una comunidad unida por el amor al juego y la camaradería.
Descanse en paz.