El mundo paralelo en el que viven Felipe VI y sus palmeros

Si hay algo de lo que sucede en España que no deja de llamarnos la atención es la forma en la que se manipula lo que todo el mundo ve y se nos intenta hacer creer que la realidad es otra, bien distinta, a la evidente.

Y eso es algo que está sucediendo con todo. Con la farsemia y los brebajes, con las «repentinitis», con las estelas que nos envenenan desde el cielo, con la clase política e incluso con asuntos menores como el beso de Rubiales, o la reciente «agresión» de Ortega Smith. Así, con todo.

Pero en el caso que nos ocupa ahora, el de Felipe VI, ya es surrealista. Habiendo firmado todo lo que le ha firmado a Sánchez. Habiéndose convertido en el ejecutor de las mayores tropelías que podamos imaginar en nombre del agendismo y de la mano que mece la cuna en la presidencia del Gobierno, todavía tiene el cuajo de salir ayer por la noche a contarnos historias y sus palmeros de defenderlas y justificarlas, como si todos fuéramos imbéciles.

Y es que, encontrarnos a estas alturas con mensajes como estos incluso nos hace llegar a pensar si quienes vivimos en un mundo paralelo somos nosotros o ellos.

Dice el refranero español que «hechos son amores y no buenas razones». Porque, sin entrar a valorar una Constitución falsaria como la que sufrimos, ¿cómo es posible que Felipe VI diga eso y que Carlos Cuesta lo aplauda de esa forma, cuando le firma a Sánchez todo lo que le firma? Y no solo por el asunto de la amnistía, cuando nos encerraron a todos tres meses de forma ilegal e inconstitucional, también lo firmó Felipe VI. ¿De qué narices nos hablan ahora?

La manipulación mediática que estamos sufriendo con todo es absoluta. Pero la culpa ya no es de los manipuladores, la culpa la tiene una sociedad que no exige un mínimo de respeto. Y eso lo decimos por aquellos que se enteren de algo, porque los que todavía no se enteran con todo lo que ha pasado, y está pasando, ya los podemos considerar casos perdidos.