sábado, noviembre 23, 2024
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El extraño mundo en el que pasas de estar «estupendamente» a fallecer, tal y como afirmaba Carlos Herrera haber visto a Pepe Domingo Castaño hace unos días

En los últimos tiempos, cualquier excusa sirve para justificar un fallecimiento: la edad, dolencias anteriores, enfermedad repentina y fulminante… Nos encontramos con el fallecimiento repentino de gente adulta, gente mayor, ancianos no tan ancianos, jóvenes, niños e incluso con gente que, hacía pocos días, parecía estar estupendamente, esto es, normal.

En el día de ayer todos nos encontramos con el repentino fallecimiento del conocidísimo periodista Pepe Domingo Castaño. Si bien es cierto que Castaño ya tenía 80 años de edad, no es menos cierto que a esa edad tampoco se es tan mayor como para fallecer repentinamente, y mucho más si la gente más cercana reconocía que hacía tan solo unos días estaba «estupendamente».

Esa descripción sobre el estado de salud de Pepe Domingo Castaño no es algo que digamos nosotros, que no le conocíamos, es algo que reconocía, abiertamente, uno de sus compañeros de trabajo, Carlos Herrera, que, además, es médico.

La información oficial sobre las causas de la muerte de Pepe Domingo Castaño, tal y como apuntan varios medios, es la siguiente:

«El cuadro clínico no se limitaba a la garganta. Una infección intestinal coexistía, y juntas llevaron a Castaño a un estado crítico. La culminación de estas complicaciones se manifestó en una septicemia.

La septicemia es una respuesta del organismo a una infección que se ha extendido por el torrente sanguíneo. Esta respuesta puede causar inflamación en todo el cuerpo, lo que puede dar lugar a una cascada de cambios que pueden dañar órganos y tejidos. Si no se trata a tiempo, los órganos pueden empezar a fallar.

Pese a que el locutor acudió al hospital, la grave infección del torrente sanguíneo desencadenó un fallo multiorgánico, lo que lamentablemente llevó al deceso de Castaño alrededor de las 2:00 de la madrugada del domingo».

El caso es que algo similar a lo que le ha sucedido a este hombre, está sucediendo demasiado a menudo en los últimos tiempos. Hace tan solo tres años, ante tantos fallecimientos repentinos e inesperados, seguramente se habría investigado. Ahora no, ellos sabrán por qué.

El caso es que son demasiadas las personas que están muriendo de forma inesperada sin que nadie mueva un dedo: ni medios de comunicación, ni políticos y los que es peor, ni médicos, ni sanitarios, ni buena parte de esta sociedad atontada que traga con todo.

Descanse en paz.

EsDiestro
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