La ley de memoria histórica aprobada por el PSOE no es más que un cuento que ni ellos mismos pueden creerse. Las versiones sobre el modo oficial en el que estalló la guerra civil, sus motivos, sus protagonistas y sus víctimas, siempre las mismas, los de izquierda, que vieron deshacerse su sueño idílico de segunda república, libertad y democracia para España, es algo que muchos españoles ingenuos aún se creen. Lo cierto es que los rojos no fueron angelitos de la caridad, lo cierto es que esos mismos sujetos del Frente Popular fueron los causantes de la deflagración que creó tres años de sufrimiento para los españoles y que fueron ellos los que, buscando el movimiento guerra civilista, con tal que de que no gobernara nunca la derecha, los que mataron a Calvo Sotelo por orden del PSOE y una semana después estalló el golpe de estado ordenado por el general Franco, tras muchas amenazas de muerte en el Congreso de diputados. Prefirieron sostenerse en el poder, aunque fuese con una lucha entre hermanos españoles, entre odio entre españoles y dividiendo, porque la izquierda no puede vivir si no desprecia y no se venga cuando les ponen límites. Los secretos de estos partidos mafiosos y criminales son de tal gravedad que se hace necesario hablar de la realidad de sus acciones, aunque este artículo sea una obscenidad para personas de piel tan sensible como los mal llamados progres actuales. Ya hemos sufrido demasiados años de mentiras como para no decidir ahora tirar de la manta.
Tras el 18 de julio de 1936, los partidos de izquierda, con el fin de proteger su bando de enemigos ideológicos o de sujetos que no viesen con buenos ojos la segunda república, comenzaron a crear unas instituciones llamadas checas que eran auténticos campos de concentración, crimen, represión y asesinato que mataban sin compasión si no demostrabas tu pasión por sus principios de justicia universal. Las checas fueron las primeras instituciones de policía política y de control de la población rebelde al comunismo de Lenin que aparecieron en septiembre de 1917 en Leningrado. Poco tardaron los comunistas en crear su régimen de terror que luego pasaron a ser tribunales de guerra para quitar del medio a todo bicho viviente se opusiese a su dictadura, porque estos señores no entienden de razones, no saben qué es la democracia o el respeto (aún no lo saben, por cierto), y prefieren matar y asesinar como locos descosidos sin principios morales ¿Desde cuándo un criminal tiene principios?
Se calcula que en España hubo unas 347 checas, especialmente en Madrid, Barcelona y Valencia. En todas ellas se trataba de aniquilar a quienes rompiesen con el pensamiento único social comunista, mediante detenciones arbitrarias, juicios sacados de la edad media, torturas que luego pasaremos a detallar, muertes, asesinatos y tiros en la nuca, que sería la muerte más deseable y rápida para estos seres humanos, visto lo que veremos a continuación. La crueldad de sus prácticas, muy bien documentadas, superan cualquier ejercicio de imaginación y ubican a los partidos socialistas, comunistas, republicanos, sindicalistas y de otro tipo parecido en la línea de actuación criminal de los peores fascistas que ha tenido España.
Con tal de que los reos reconocieran que eran unos asquerosos fascistas, las checas pusieron en práctica más de 20 tipos de torturas; dado la importancia de la información detallaremos una por una, con todo lujo de detalles:
El submarino seco”: si la víctima no hablaba, le encasquetaban una bolsa de plástico que le cubría toda la cabeza hasta el cuello ajustándola al mismo, con el objetivo de generarle asfixia. A veces también utilizaban un cinturón que ceñían alrededor del cuello para provocar estrangulación.
“La banderilla”: consistía en inyectar en las manos y pies del preso, agua mezclada con heces para provocarles dolorosos abscesos en los miembros infectados y la disfuncionalidad de los mismos.
“Badajo”: consistía en colgar la víctima con las manos atadas en la espalda. Pasaban una cuerda por una polea y se la ataban a las muñecas, luego tiraban de la cuerda hasta que la persona quedaba levantada del suelo, hasta romperle los omoplatos.
“Empetao”: la víctima desnuda era atada en decúbito prono (boca abajo) sobre un banco con las piernas a cada lado. Los interrogadores le introducían a la víctima el cuello de una botella por el recto, empujando hacia dentro del intestino, una vez introducida media botella tiraba de ella, la cual hacía ventosa y succionaba la víscera. Si la víctima era mujer realizaban la misma técnica por la vagina.
“La ratonera”: consistía en colocar una rata dentro de una cacerola en la que sentaban a la víctima desnuda y atada para que no se pudiera levantar. Seguidamente con un infiernillo eléctrico procedían a calentar la olla, lo que provocaba que la rata quisiera salir de la misma al percibir el calor. La rata intentaba desgarrar un orificio a través del cuerpo de la persona para poder escapar.
El collar eléctrico”: Se colocaba un collar de bolas metálicas alrededor del cuello de la víctima que iba conectado a un cable a través del cual se le administraban descargas eléctricas reguladas en intensidad.
“La ducha fría”: la ducha era un pequeño cuarto en cuya parte exterior se hallaba instalada una manguera que introducía agua fría a gran presión. En él se encerraba a la víctima completamente desnudo y era sometida a una prolongada y violenta ducha.
“La argolla”: Se colocaba a la víctima desnuda, atada de manos y colgado por un pie en una argolla con la cabeza hacia abajo, sumergiendo la cabeza a la altura de la nariz en un recipiente con agua o excrementos mientras era azotado. Para poder respirar debían contraerse, realizando un esfuerzo inhumano hacia arriba para sacar la nariz del líquido.
“El gancho”: la víctima era atada por las muñecas y colgada de un gancho fijado en el techo. A los pies de la víctima se ataba pesas, a fin de producir una mayor tracción sobre sus articulaciones. Suspendido de esta forma y desnudo, era azotado para que confesara.
“El tizón”: la víctima era atada por las muñecas a un gancho en el techo con los pies en el suelo. Mientras era interrogada se le producían con cigarros o con una plancha de ropa quemaduras en el tórax y abdomen.
“El pozo”: la víctima era introducida en una estrecha estructura de madera sobre un pozo. En ella se montada una polea para hacer descender o izar al prisionero. Así podían sumergirle la cabeza en el agua el tiempo que quisieran y prolongar la sensación de ahogamiento.
“El gomazo”: consistía en colocar alrededor de la cabeza una goma elástica ancha a la altura de la frente. De dicha goma colgaba una campanilla de la que trababan y soltaban para que la campanilla metálica impactara contra el cráneo durante el interrogatorio.
“Quebrantahuesos”: con una tenaza de punta hueca luxaban la falangeta de cada dedo, posteriormente luxaban la falangina y finalmente las falanges. En ocasiones también lo hacían con los dedos de los pies. Con un artilugio denominado “Talón de Aquiles” luxaban todas las falanges de la mano a la vez.
“El depósito”: Consistía en cerrar a la víctima a obscuras en una pequeña habitación que se utilizaba como depósito de cadáveres. En dicha habitación se encontraban diversos cadáveres compañeros de la persona que habían sido asesinados al aplicarles las técnicas de tortura. En el habitáculo había un fuerte olor a cadáveres en descomposición. Podían pasar ahí varias noches.
“La bañera”: consistía en interrogar la víctima dentro de una bañera con agua fría jabonosa donde en su fondo habían depositados trozos de vidrio. La persona estaba con las manos atrás y atadas por las muñecas, mientras su cuerpo se iba cortando con los vidrios.
“Echar a los cerdos”: En los patios de algunas checas como la de San Elías, se criaban cerdos. La técnica consistía en realizar a la víctima varios cortes profundos por las piernas a la vez que era lanzado al centro de la piara, los cerdos al percibir el olor de la sangre la agredían a mordiscos hasta comérsela viva. En ocasiones hacían presenciar la tortura de su compañero, a la víctima que sería interrogada después. O bien ya difunta, el cuerpo de la víctima era troceado y lanzado como alimento.
Lamentamos muy seriamente estropear el almuerzo o la sensibilidad de quienes creen en esa ley fascista de memoria histórica que echa tierra en todas versiones tan duras de la realidad, del alcance a dónde puede llegar la maldad humana, algo que para muchas personas resulta incomprensible, pero, lamentablemente se hace necesario dejar muy claro que si deseamos luchar contra el mal y el satanismo comunista, tenemos derecho a saber hasta dónde pueden llegar esta horda de salvajes descerebrados, mafiosos, delincuentes, criminales y sin escrúpulos que, lamentablemente gobiernan España bajo la gran mentira del cuento de la democracia y de la constitución de 1978.
Que corre sangre criminal en los progres, los izquierdosos, los socialistas y todos lo que los apoyan es un ejemplo demostrado, vistas salvajadas que se cometieron en España, que podrían ser similares a las que se juzgaron en los juicios de Nuremberg, pero es más importante que se sepa quiénes fueron, qué ADN los formaron, de dónde vienen, como los asesinos de Stalin se infiltraron en la segunda república y cómo España pasó por un auténticos infierno desde 1931 a 1939, cuando, afortunadamente esa sarta de asesinos fueron borrados de España durante 40 años. ¿Cuándo sucederá el milagro para que esta gentuza desaparezca de la política de nuestro país? Espero y deseo que no sea un mero deseo porque esto huele ya a 1936, en el silencio de formol de los zombies del 2025.