En la jornada de ayer se ha celebrado en Madrid una multitudinaria manifestación política en la Puerta del Sol a la que han acudido, además de miles de personas, responsables políticos como los expresidentes de Gobierno José María Aznar y Mariano Rajoy, así como el actual líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, la presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y el líder de Vox, Santiago Abascal.
A esa manifestación también acudían muchos españoles para protestar contra la dictadura de Nicolás Maduro.
A lo largo de todas las intervenciones de los políticos de turno nos pudimos encontrar con los habituales alegatos en favor de la libertad y de la democracia, debido a las denuncias que ha habido alertando sobre un más que posible pucherazo en las elecciones que han vuelto a dar el poder a Nicolás Maduro.
Es decir, el habitual «consejos vendo que para mi no tengo». Y es que en todas las elecciones convocadas en España desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno, muchos grupos y asociaciones de la sociedad civil han denunciado que en España sucede exactamente lo mismo, pero ni los políticos que intervinieron ayer, ni muchos de los asistentes a la manifestación han dicho absolutamente nada.
El pueblo venezolano cuenta con todo nuestro cariño y nuestro apoyo, pero no podemos ir de salvadores por el mundo y arreglar los problemas de otros, mientras aquí pasamos absolutamente de todo, no nos movilizamos contra la dictadura que también sufrimos y no exigimos multitudinariamente la salida de Sánchez del gobierno y que sea sentado delante de un juez.
Por otro lado y, a pesar de que somos plenamente conscientes de la represión que se sufre en Venezuela, que nosotros sepamos, en aquel país no se ha producido un hecho tan dramático y sospechoso como el que se ha producido en Valencia donde, además, la ayuda a las víctimas por parte del estado ha brillado por su ausencia. ¿De qué vamos en este país?
España se hunde sin remedio y la sociedad española no solo pasa de todo lo que suceda, además va por el mundo pretendiendo solucionar problemas de otros sin que, en muchos casos, sea ni siquiera consciente de los suyos.