viernes, noviembre 22, 2024
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Los antidepresivos, el gran negocio

Hasta ahora nadie que sea autoridad médica ha osado hacer una crítica veraz de este mal llamado remedio. En primer lugar, habría que preguntarse qué es la depresión, si la definición que nos da el DSM V, que sólo describe, por cierto, síntomas, es correcta y la verdad es que no arroja luz sobre su realidad porque sólo la describe superficialmente, por lo que hay que ahondar algo más en ese tema (algo que a los llamados científicos les cuesta).  En segundo lugar, preguntarnos cuáles son sus causas y sus soluciones.

Cuando leemos cualquier artículo escrito por estas mentes tan geniales nos dicen que los antidepresivos reducen el sufrimiento y yo les lanzo esta interrogante: ¿A quién le puede convenir esto y para qué? ¿Para que seamos más felices o para ocultar las razones que ellos ocasionan y que provocan que nuestras vidas estén llenas de dolor y miedo? ¿Y no tendrá que ver algo la psiquiatría en todo esto? Soy consciente del alcance de estas posibilidades que, de hecho, echarían abajo los supuestos avances de la ciencia, que no serían tales, sino pura mentira.

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Para empezar en mi tesis de maestría pude demostrar como estadísticamente existen razones sistémicas de todo tipo (económicas, ideológicas, religiosas de todo rango, así como oculto, filosóficas, de modos de vida impuestos, de creencias y un largo etcétera) que provocan que haya millones de personas con depresión en el mundo y ahora más que nunca tras el éxito de su mal llamada plandemia y todo tipo de crisis provocada por la buenista agendita 2045. He aquí la larga lista de causas externas de este mal. Al final del artículo pueden ver el enlace donde se detalla de forma pormenorizada.

Por otra parte, el sistema capitalista, junto al religioso, con esa tediosa obsesión en la culpa, según la cual todo lo que le ocurre a un individuo es por su responsabilidad o por la de sus ancestros, o peor aún, por su karma de vidas pasadas, supone la más cruel de las mentiras imaginables. Si bien es cierto que sí debemos aceptar las consecuencias de nuestras acciones, pensamientos y sentimientos, también lo es que hacer esta idea expansiva a absolutamente todo lo que nos ocurre es de una crueldad destructiva por parte de quiénes nos han ocasionado todo el terrible problema, ya que ello supone literalmente un asesinato psico emocional del ser humano, del propio individuo que vive en el perpetuo victimismo, en el sentido de la pérdida, del peor de los desenlaces, del miedo, de la terrible culpa (uno de sus síntomas, nada es por casualidad), y, yendo más allá, de los deseos de estar muerto. ¿No les convendrá a los obscenos obsesionados con reducir la población mundial y el nacimiento de hijos que la gente se suicide o que las cifras en este sentido se disparen? Ya son más de 4000 personas en España y por año, el 75% hombres (de eso la ministra de igualdad no dice nade, y me pregunto por qué será), todo ello sin incluir la eutanasia por este tipo de motivo, gratis y con los gastos cubiertos, es decir, que el estado es tan bueno y bondadoso que no quiere que sufras.

La depresión está muy ligada al plano inconsciente y al procesamiento correcto de las emociones (ojo, que no digo control), permitiendo que éstas fluyan libremente, que el sujeto las acepte como tales y consiga convertirlas en amor, es decir, de su opuesto, que es el miedo, y,siendo éste el arma de guerra de manipulación de masas, podemos empezar a comprender a quienes les interesa que la depresión sea como cáncer. La hipnosis, la alteración del inconsciente mediante su limpieza es el arma letal para acabar con ella, algo que implemento en mis tratamientos abreviados.

Sin embargo, vemos lo que hacen los psiquiatras que no puede ser más aberrante: recetar antidepresivos, inclusive para niños. Ya sabemos que existen fármacos para los trastornos de hiperactividad infantil, síndrome, por cierto, más que dudoso en sus fundamentos científicos, pero que lo tomen menores de edad no tiene ni nombre moral alguno y se ve la mala intención del sistema con nuestros hijos desde leguas. Estos fármacos están hechos con petróleo y simulan partículas de serotonina (C₁₀H₁₂N₂O), el neurotransmisor que es responsable de la depresión, por su ausencia, junto a la dopamina y otros muchos. El origen de estos remedios mágicos es obra y gracia de los Rockefeller los cuales desde principio de siglo eliminaron toda la medicina tradicional, imponiendo su currículo en las universidades y hasta encarcelando a los médicos que se les resistían y ahí vienen todos los demás. A eso le llamamos ciencia y es lo que se estudia en las facultades.

Estos fármacos tienen tantos efectos negativos que provocan más problemas que ventajas. Sólo relatarlos da idea de lo poco inteligente que es su consumo: náuseas, estreñimiento, apetito alterado, fatiga, insomnio, sequedad en la boca, ansiedad, carencia de deseo sexual y más depresión. Si leemos el DSMV uno de sus síntomas es el insomnio. ¿Insomnio, si es uno de sus efectos secundarios más frecuentes, no es un contrasentido? ¿Ansiedad, cuando está demostrado que en la mayoría de los casos la depresión concursa con ella en mayor o menor grado?  Pero, yendo más allá, lo más grave es que es el Núcleo de Rafe, en el tronco encefálico donde sus neuronas captan el triptófano, un aminoácido esencial que luego transforman en serotonina, de manera completamente natural, esencial para que no necesitemos esos neurolépticos ¿Acaso estas partículas tan similares de los antidepresivos son tan efectivas? No, para nada. Lo que hacen es taponar lo canales donde esta serotonina natural accede de manera natural, de modo que cada vez entra menos cantidad de estas partículas trampa, de modo que se produce un efecto adictivo que amenaza con una amenazante reducción en los niveles de serotonina y, lo que parecía ser un maravilloso alivio, obliga a consumir más sustancias adictivas, es decir drogas ´para nuestras neuronas. Es decir, que, en vez de impulsar a la creación natural de endorfinas, alimento neuronal para la armonía, o niveles adecuados de serotonina natural, los psiquiatras dan el remedio contrario al lógico. ¿Es eso científico o de qué clase de sentido común hablamos?

Mientras tanto cada vez más niños los consumen, los alineamientos médicos van con esas intenciones y los psicólogos, como buenos discípulos de la medicina tradicional o moderna, según dicen algunos, creen aún que son útiles, que es decir lo mismo que la quimioterapia sana, cuando en realidad asesina.

En mi consulta he logrado incluso que, gradualmente, vayan mis pacientes eliminando esa adicción y lleven vidas normales sin tomar ningún tipo de medicación, como prueba de este artículo. 

Sirvan estas palabras para arrojar un poco de luz sobre este asunto, porque existen tantos que ni con mil millones de libros podríamos decir lo que nos ocultan. 

La salud mental es paz de alma, ésa que al sistema no le interesa y menos le conviene algo que les aterra: el amor y el abrazo humano.

https://repositorio.uap.edu.pe/handle/20.500.12990/6453

 

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1 COMENTARIO

  1. Cuando a uno le diagnostican una enfermedad algún psiquíatra, ya no le dan más el alta por muy bien que esté, que con tanta droga nunca lo va a estar con tantas drogas que solo sirven para tener a la gente atontada y que no pueda hacer nada, si tomas esos venenos te impiden tener relaciones sexuales, solo sirven para tenerte drogado y atontado todo el día.

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