Por Alfonso de la Vega
Ante la subida de la marea de la mar océana impulsada desde América el aparatoso castillo de arena gubernamental se encuentra amenazado de ruina. Se van manifestando factores de discordia hasta ahora oportunamente tapados por la codicia y ambición de poder de todos los beneficiarios pero especialmente de podemitas y marxistas convencionales, abigarrado gentío que carece de alternativa para ganarse la vida de modo tan rentable como ahora disfruta. Así, el apoyo a la OTAN en la guerra de Ucrania o de la barbarie sionista en Gaza o Siria. O el de pasar los dineros de una a otra partida presupuestaria cual esquiva bolita de trileros catalanes. Y además sin Presupuestos generales del Estado ni tan siquiera disimulo de debates tramposos en el hemi circo dirigido por madame Armengol con su sectario látigo reglamentario.
Como “la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero” en estas cuestiones concretas no quedaría más remedio que dar la razón a tal abigarrada corte de zurdos e indignados, que si bien son internacionalistas en teoría se muestran más coherentes con la dignidad y soberanía nacionales que el resto del portentoso elenco partidista borbónico.
Ya apenas nos acordamos pero el oportunista recauchutado del régimen por la parte zurda que tantas calamidades y sinsabores viene produciendo junto con socialistas, golpistas y pro-etarras proviene del famoso aunque ya lejano Movimiento 15 M.
Un Movimiento primaveral coetáneo de otras falaces primaveras provocadas desde el exterior de triste recuerdo y desastroso destino, pero que entonces suscitó algunas esperanzas al menos entre los más inasequibles al desaliento aunque pronto resultase agostado por los calores del prematuro verano madrileño, para colmo representado en el escenario de la Puerta del Sol.
Resulta curioso, casi enternecedor, releer hoy el texto del Manifiesto y sus propuestas: ¡Democracia Real Ya!
1 Eliminación de los privilegios de la clase política. 2 Contra el desempleo. 3 Derecho a la vivienda. 4 Servicios públicos de calidad. 5 Control de entidades bancarias. 6 Fiscalidad.7 Libertades ciudadanas y democracia participativa. 8 Reducción del gasto militar.
Junto con estas reivindicaciones, que también descansan en el limbo de los justos:
1 Reforma electoral encaminada a una democracia más proporcional y a desarrollar mecanismos de participación ciudadana
2 Lucha contra la corrupción política mediante normas orientadas a hacia una total transparencia política.
3 Separación efectiva de poderes públicos
4 Creación de mecanismos de control ciudadano para la existencia efectiva de responsabilidad política.
El que por lo que le conviene se haya olvidado de exigirlo o practicarlo en casi todos los otros campos al menos en los ministerios que administra directamente, no invalida que recuerde y reclame lo que cree justo en lo referente a geopolítica y gasto militar. Sin embargo, no se puede decir que estén libres de culpas. Un último ejemplo de actualidad: en las redes figura la «noticia» de que Irene Montero supuestamente habría recibido como parlamentaria europea 6.700 euros de la china Huawei. La policía belga habría registrado su domicilio y habría sido imputada por presunta corrupción con otra veintena de eurodiputados. Sea como sea la auténtica realidad del caso, resulta triste constatar que pese a tantas teóricas buenas intenciones iniciales ya no nos sorprende que pudiera haber ocurrido. La credibilidad de la casta política se ha agotado.
Ahora bien lo del aumento de gasto militar hasta el 2 % resulta especialmente escandaloso. Aparte de por la declaración inicial de principios por la forma en que se produce. Queda en evidencia la carencia de soberanía española y ni tan siquiera se disimula por un mínimo de decoro. Lo ordena el emperador y todos a obedecer, en posición de firmes y primer tiempo de saludo. Pero nuestra realidad es desoladora. Según datos de diciembre de 2024, el Reino filipino de España es el país con el mayor índice de miseria de la Unión Europea y la eurozona, con un 14,7%. Esto representa más paro y más inflación. España se sitúa a la cabeza, por encima de Eslovenia, República Checa o Grecia.
Para colmo, no obedece a un estudio propio, realista y coherente de seguridad nacional que tenga en cuenta quién es verdaderamente nuestro enemigo potencial, y cómo afrontarlo, sino que en cambio el aumento del gasto militar es para apuntalar la OTAN, bajo mando extranjero y objetivos distintos de los españoles. Y básicamente consistiría en fortalecer la industria USA ligada al deep state comprando el armamento que nos ordenen y a los precios que nos indiquen. Por si todo esto no fuese suficiente ni siquiera estaría clara la legalidad constitucional del asunto ya que aún no hay Presupuestos generales del Estado aprobados, y habría que perpetrar trampas pasando importes de unas partidas a otras, lo que aun en el supuesto que resultase legal sería una evidente burla y engaño al Parlamento. Lo de la democracia participativa o la constitución, mejor para otra ocasión.
La sensación de improvisación, incompetencia o de subordinación a otros intereses no todos confesables se hace patente con la escaramuza actual indicativa de la seriedad del gobierno de Su Majestad: con motivo de los lamentables titubeos en la compra de munición a los judíos que se debería a intentar arreglar una chapuza anterior, pues al parecer astutamente nos habrían colocado mercancía defectuosa, lo que pudiera dejar a los miembros de las FSE en posible riesgo a merced de los delincuentes.
Todo tiene su moraleja y con este enojoso asunto surge una evidente. El penoso bipartito y la supuesta derecha patriótica española quedan con el “culo al aire” al no defender la soberanía nacional ni menos intentar asegura los intereses propios españoles, que son diferentes e incluso parcialmente opuestos a los de la OTAN. Demuestran que carecen de posición geoestratégica propia al menos en el nivel teóricamente deseable y con ello su incoherencia en elaborar políticas internas, lo que les resta credibilidad. El colmo de la paradoja en este país de esperpentos es que la extrema izquierda al final resulte tener más sentido geoestratégico y de respeto a nuestra dignidad nacional en este tema que quienes se supone debieran tenerlo por razón de sus presuntas ideas patrióticas.