El quilombo hispano: el nuevo decreto que elabore Sánc-HEZ promete paradisíacas playas como en Cuba

Según el escritor O.Brien, en una de sus citas de 1904, una república bananera es aquélla en la que no hay democracia, gobierna un dictador que prohíbe la libertad de expresión, se roba a los ciudadanos por la cara y se les somete a las más injustas de las leyes imaginables. Los jueces están para atender las necesidades del sátrapa y su cohorte de malhechores, los fiscales para llevar los procesos al punto de condenar a los ciudadanos de a pie, que han de cumplir las normas, y absolverlos y, si es posible, limpiarlos de paja, aunque hayan matado o torturado miles de personas, pues eso da igual y se interpreta como un acto de servicio a la patria.

El presidente Trump, refiriéndose a España, preguntó si era uno de esos países de los BRICS, de manera despectiva, aunque yo diría que fue demasiado generoso con nuestro sátrapa, pues todos los signos apuntan a que nuestro país no cumple los requisitos para formar parte de ese privilegiado club, sino al grupo de repúblicas bananeras, del mismo tipo que Venezuela, Cuba o Nicaragua.  Pero decir esta salvajada a muchos españoles les habrá sentado como un tiro y se habrá levantando incluso del comodísimo sillón de su casa; me baso en hechos, muchos dentro de contextos no sólo no democráticos, sino propios de los peores dictadores.

Ya existen noticias de las relaciones entre España y estos países (“dime con quien andas y te diré quién eres”, dice el refrán). Se ha dicho en algunas fuentes que Maduro regaló a Zapatero una mina de oro y otros privilegios por la zona del Orinoco, según ciertas fuentes (ver la de abajo), que algunos miembros del grupo de Podemos fueron asesores del régimen venezolano, recibiendo una contraprestación económica, que se sospecha de las maletas de la vicepresidente Dacy que llegaron a Barajas llenas de lingotes de oro en 2020, como dicen algunas malas lenguas, incidente que no ha sido adecuadamente investigado, de las compras de oro y  petróleo a este país, del modo en el que hace años, en 2020, se sospechaba de las relaciones entre Maduro y Zapatero, en el marco de una estructura estatal con tintes de narco y otras perlas. Al mismo tiempo, Pedro Sánchez es presidente de la Internacional Socialista, de la que obviamente, forma parte nuestra querida Venezuela y donde está todo el grupo de Puebla, incluido Lula la Silva, otro del rojerío, pero de Brasil, con ideas menos democráticas que un dictador de los años 30 (incluyendo a Largo Caballero en la lista). Se sospecha de los tejemanejes económicos que tendrán entre manos, con algunos fondillos en paraísos como la República Dominicana, que no tiene, oh sorpresa, un tratado de colaboración de extradición con España. Todos estos hechos, que no están probados, que no han sido investigados adecuadamente, porque no conviene, saldrán a la luz en algún momento. Animo a los gobiernos que deseen saber más nos los cuenten a los españoles para tener clara la subterránea calaña moral de Sánchez y sus compinches.

Otro de los elementos que nos hacen pensar que nuestra querida España tiene un régimen más propio que esos países tan paradisiacos para unas buenas vacaciones, rodeados de selvas y fina arena blanca, es el modo de legislar, tramposo hasta dejar a los juegos de los mafiosos de los años 20 en una travesura de niños. Tan pronto cambian el nombre del director de Telefónica un sábado por la tarde, como van a apropiándose de todas las instituciones púbicas o privadas, dado que para el sátrapa no hay diferencia entre ellas, o permiten que un marroquí se te meta en tu casa y no lo puedas echar ni con agua hirviendo, so pena de que el estado (ahora sí) te denuncie si osas no pagar el recibo de la luz del tramposo inquilino que se te metió sin contrato y a la fuerza, estando agradecido porque ese ser es un ser de luz, por lo que no has de temer por tu casa: está muy segura o creando leyes de amnistía penal para sus socios ya condenados.

Otras de los regalos que te hacen son los famosos Reales Decretos donde te mezclan el oro y el moro y no tienes ni tiempo para leerlo, uniendo ovejas con merinas, metiendo impuestos por doquier y todas las disposiciones delirantes con las que quieren convencer a los demás partidos que consideran desinformados.

Lo ocurrido en Valencia es el mejor ejemplo del país en que convertido España, una nación sin derechos, donde no se valora la vida humana, donde se ocultan muertos, se cambian las razones y causas de sus fallecimientos, donde no interesa ayudar a nadie que pase hambre o frio, donde parece que se mata a la gente siguiendo un plan muy bien pensado y donde todo tiene un propósito: la compra de 1500 viviendas que se caen a pedazos para que las multinacionales adquieran Valencia a precio de saldo, mientras no pocos de sus habitantes han fallecido sin la ayuda del ejército. Y es que toda república bananera es criminal.

Por otra parte, en la reciente reunión del Foro de Davos, en una sala medio vacía, nuestro maravilloso presi habló de censura y de la necesidad de evitar los perfiles ocultos en redes sociales. Lleva mucho tiempo él como otras impresentables como Von der Leyen hablando de la urgencia de censura por la desinformación, ésa que los describe a las claras y los pone tan de mala leche. Pues bien; en el Real Decreto 9/2024 se habla de censura con un descaro que asusta (se ve que esta gentuza ha perdido la vergüenza).

 “En caso de que un determinado servicio de la sociedad de la información atente o pueda atentar contra los principios que se expresan a continuación, los órganos competentes para su protección, en ejercicio de las funciones que tengan legalmente atribuidas, podrán adoptar las medidas necesarias para que se interrumpa su prestación o para retirar los datos que los vulneran.” Es decir que ciertos organismos habrían podido censurarte o hacerte una visita para venderte un poco de perfume socialista para que tu casa rezume al aroma de la verdad y la justicia, del mismo modo que hacen en China cuando publicas algo que no debes contra el Partido Comunista, en este caso haciendo un mejunje con la dignidad humana y el principio de no discriminación, como si los españoles nos hubiésemos estado faltando el respeto toda la vida y  Pedro Sánchez nos tuviera que enseñar a convivir, porque somos unos salvajes y unos desagradecidos con su durísimo trabajo y sudor.

Obviamente, y como no ha de ser de otra forma en una dictadura como su dios luciferino manda, “sólo la autoridad judicial competente podrá adoptar las medidas (…), en tanto garante del derecho a la libertad de expresión, del derecho de producción y creación literaria, artística, científica y técnica, la libertad de cátedra y el derecho de información”, mucha verborrea para dejarnos claro que no desean que nos informemos, salvo de su infumable ideología progre, tal como hacía la URSS. El texto, no se lo pierdan, nos habla de conducta “presuntamente” vulneradora, a capricho de sus santas voluntades, con el fin de identificar al peligroso disidente, es decir que basta con la sospecha, aunque sea infundada, para empezar a investigar por el bien de los españoles que se asustan con la desinformación, hasta el punto de no poder conciliar el sueño porque llega la ultraderecha. 

El fundamento de todo este atropello es el artículo 10 del Reglamento de la UE 2022/2065, es decir, que todo ello nos viene de Europa y del masónico sueño húmedo de los líderes de Bruselas que se dedican a cuidar nuestra ya frágil democracia. De este modo, se exigiría al estado, en este caso España, que adopte las medidas oportunas, de acuerdo con lo dispuesto en el párrafo a) del apartado 4 del artículo 3 de la Directiva 2000/31/CE. Las medidas serían comunicadas al estado y la Comisión Europea, o al Comité Mixto de Espacio Económico Europeo, por supuesto con toda la urgencia necesaria. El objetivo no es otro que “interrumpan la prestación de un servicio de la sociedad de la información o retiren contenidos ilícitos.”

En España se habrían encargado de tan heroica labor el ministerio de Transformación Digital y de la Fundación Pública, erigido en, perdón por el lapsus, en el garante de toda la verdad y nada más que la verdad. Sus funcionarios podrían haber realizado cualquier investigación entrando en los locales, examinando dispositivos de todo tipo, sacando copias de la información, exigiendo acceso a todos los secretos, personal del medio de comunicación, exigir con preguntas, cuyas respuestas quedan registradas, dando todas las explicaciones y precintando a discreción.

Es decir que Pedro Sánchez tendría permiso para cerrar periódicos que no lo adoran convenientemente al estilo de Maduro, hasta dejar sólo los medios que le hagan la pelota y reciban sus generosas dádivas, la cuales ya se regalan desde el covid, la excusa perfecta de la gran dictadura que nos tienen pensada y planificada, todo por nuestro bien. Nos podemos imaginar a la GESTAPO informativa o a los gorilas de Maduro entrando a la fuerza, allí donde hay seres que piensan… De paso, aprovechando la invasión del estado, éste te pone una multa que va de los 30.000 a los 600.000 euros para arruinarte la vida y puede incluso publicar la decisión de cerrar el miedo en el BOE, aparte de todas las medidas judiciales que se les ocurran…. Por supuesto que, para más emoción, el investigado tiene un procedimiento susceptible de reabrirse en cualquier momento, si rompe su voto de obediencia al ministerio de la verdad.

Observamos como se dan todos los requisitos para considerar a España en la honrosa lista de Repúblicas bananeras. Claro que, si Bruselas se une al club, entonces hay que sumar a las demás naciones del orgulloso club de Europa, convertido poco a poco en un estercolero.

Muy suave y educado fue el presidente Trump.