miércoles, diciembre 18, 2024
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¿Por qué se sospecha que el divulgador del proyecto Blue Beam fue asesinado?

Algunas personas están preguntando estos días qué es, en concreto, el proyecto Blue Beam y si está relacionado con el MKultra. En realidad, no. Aunque hay que decir que el MKultra abarca varios subproyectos, de los que el divulgador del Blue Beam, Serge Monast, tenía constancia, así como de las experiencias que se estuvieron llevando a cabo a partir de los años cincuenta, con hipnosis, drogas, tortura, aislamiento o campos electromagnéticos.

El proyecto Blue Beam, no es el resultado de una reunión de científicos y políticos, sino de las deducciones de un periodista de investigación canadiense, muy perspicaz, llamado Serge Monast, que, a su vez, se inspiró en las ideas de William Guy Carr, otro canadiense adelantado a su tiempo, oficial de la marina británica y condecorado de guerra, que supo unir puntos sobre ciertas actividades de las sociedades secretas a través del tiempo y llegar a conclusiones sobre estos grupos de poder y otras cuestiones esotéricas. Fue el primero en hablar de los Illuminati y del peligro de un gobierno mundial. Sus ideas y actividad le granjearon el título de padre de la conspiración.

No cabe duda que Serge Monast gozaba de cierta información privilegiada de la NASA, los servicios secretos y algunos militares, lo cual le facilitó llegar a conclusiones inquietantes. Entre sus publicaciones de más éxito hay que citar Los protocolos de Toronto, publicado en 1995, basado en Los protocolos de los sabios de Sion, texto que causó todo tipo de burlas por parte de los escépticos, que, dicho sea de paso, son los últimos en enterarse de todo lo realmente importante para la raza humana. Hay que decir también que fue una bomba para los no escépticos que desconocían los misteriosos y tan denostados Protocolos de los sabios de Sion, que llevan rodando desde hace más de un siglo. De hecho, los primeros textos fueron publicados por entregas, en 1903, en un periódico de San Petersburgo, el Znamya (cuya traducción es la bandera), dirigido por P. A. Krouchevan, con el sugerente título Programa judío de la conquista del mundo. Dos años después, vio la luz la edición en libro, con un título más ambiguo, pero igualmente perturbador El origen de nuestros males.

No obstante, la obra cumbre de Monast es Proyecto Blue Beam, publicada en 1994, donde plantea la utilización de la tecnología para crear falsas realidades, tanto de ámbito místico/religioso como militar, con el objetivo de manipular a la sociedad y hacerla entrar en shock con fines de dominio y control, cuyo máximo extremo sería la formación de un gobierno mundial. 

Monast dictaba conferencias sobre la manipulación a través de creencias, como el Anticristo y otros aspectos de la New Age. Su muerte prematura en 1996, a los 51 años, fue causa de gran polémica. Antes de morir, según declaró, estaba siendo perseguido por la policía. Se dice que la película Conspiración, protagonizada por Mel Gibson y Julia Roberts estría basada en sus experiencias. Un día antes de morir de un infarto de corazón fue detenido y pasó una noche en la cárcel. Se sospecha que su muerte pudo ser causada por armas psicotrónicas, con el fin de frenar sus investigaciones y divulgación de las mismas. Esto es solo mera especulación; sin embargo, es muy común que cuando alguien molesta, se le haga desaparecer. Es el modus operandi de la mafia del poder. Y de esto hay abundante casuística, tanto en el ámbito científico como en el militar, policial, político o el periodístico. 

Posiblemente, la “profecía” de Monast esté tomando cuerpo y esta sea la explicación a los drones avistados estos días. O el preludio. Es difícil conocer los tiempos.

Si el punto del proyecto Blue Beam relacionado con la aparición de seres del espacio exterior es preocupante, socialmente hablando, quizá lo sea aún más su vertiente estrictamente espiritual, porque afecta a lo más profundo del alma humana y de su psique. La sociedad no está preparada para observar con racionalidad la aparición de figuras celestiales en los cielos—cada religión o secta la suya—de acuerdo a sus creencias. Los cristianos, por ejemplo, una gran imagen de Jesucristo y ángeles acompañados de trompetas siguiendo la letra del Apocalipsis. Algunas facciones católicas, muy seguidoras de las apariciones marianas, esperan “el aviso”, tal como la Virgen prometió en Garabandal. Este consistiría en un suceso terrorífico y repentino para dar oportunidad a que todo el mundo se arrepienta de sus pecados. También en el ámbito católico, algunos exegetas interpretan la profecía de Daniel, según la cual estaríamos en la semana setenta, muy próximos a la gran tribulación y el fin de esta era. A estas profecías bíblicas hay que añadir las clásicas de Nostradamus, de Parravicini, de san Malaquías y las de Juan XXIII.

Una vez más, hay que decir que quienes dirigen el mundo tras bambalinas no dan puntada sin hilo, y lo saben casi todo sobre la conducta humana, sus reacciones y miedos. Somos tan previsibles para ellos como los ratones del experimento de la caja. No en vano, han tenido a su servicio a lo mejor y más granado de la sociología, la psicología y las neurociencias, o institutos como el Tavistock, y oficinas gubernamentales realizando  experimentos secretos de control mental con soldados, con la población civil y, nos consta, con secuestrados.

¿Cómo actuar ante esto? En estos casos, utilizar la razón es la gran ayuda. Por tanto, una dosis de escepticismo es lo más sano y recomendable. Esto nos aportará serenidad. No porque todo esto no sea cierto, sino porque en caso de serlo, no sabemos cuándo. Se habla del Apocalipsis, del Kali Yuga, de las profecías y códices mayas o de los indios Hopi y otras crónicas, pero el tiempo no está determinado. Somos nosotros quienes adecuamos los encajes, igual que lo hacían los hombres del año 1000, y quizá nos equivoquemos.

Hay que tener en cuenta el factor miedo. El miedo es un arma muy poderosa que, aparte de enfermarnos, anula nuestra capacidad de raciocinio, nuestra creatividad e impulso de avance, llevándonos a la inacción, y haciéndonos manipulables, crédulos y obedientes, dispuestos a acatar cualquier orden, incluso las más extremas. Es importante tener en cuenta esto.

Ante todas estas expectativas negativas, es importante la racionalidad, la información actualizada y el radar activado; para que lo que haya de venir nos encuentre “despiertos” y tranquilos, en una situación de paz, con el discernimiento necesario para saber y poder afrontarlo. Sin olvidar que estamos aquí, en este momento, por algo y para algo. Valoremos todo lo que tenemos y disfrutemos de lo bueno que nos ofrece la vida, que es mucho, con la particularidad de que lo que realmente nos hace felices es casi siempre gratis. ¡Piénsenlo!

 

Magdalena del Amo
Periodista, psicóloga, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.
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2 COMENTARIOS

  1. Información muy valiosa,gran profesional!.

    Los hechos son que está mañana han hechado estelas químicas sobre el cielo de Valencia.

    También Rafapal publica pistas de lo que ocurre en los EEUU:posiblemente proyecciones holográficas y algunos drones…y dice que dentro de nada lo veremos en Europa,para no celebrar la Navidad?.

    Queremos añadir que tras este velo de mentiras sobre el cielo con tecnologías DARPA…se pueden esconder aviones que lleguen a disparar a la gente,creando otro evento terrorífico.

  2. Hola Magdalena,sentimos carecer de educación universitaria para dar respuestas a tu misma altura.

    Solo queremos decir que se están mezclando los temas,una cosa es el blue Beam o falsa invasión alienígena…y otra los avistamientos de drones de tamaño de pequeños coches que son pruebas de tecnología militar y que además son subacuáticos.

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