Uno de los mantras del globalismo genocida es el cambio climático, según el cual un aumento de la temperatura hace urgente un plan para reducir el calor que penetra en la atmósfera gracias a haces de aluminio sobre las nubes, durante las largas sesiones de vuelos sospechosos o chemtrails que los españoles han visto por encima de sus cabezas. Los planes oficiales por tapar todas estas verdades pasan por el objetivo de instaurar el terror a las danas (término absurdo como ese de neoporn o de vacunas covid 19, que de eso no tenían nada, por cierto). Durante el año 2020 fue el virus y todo el cuento que se creó a su alrededor, siendo inexistente y ahora vemos el mismo proceso, la gente teme a la lluvia y a este ritmo va a preferir la sequía más pertinaz, para poder seguir así con sus vidas, como si nada ocurriera y el estado, el cual no ayuda en nada al ciudadano y cuando ve que sufre mira a otro lado o prolonga su catástrofe, arremete con esta ideología llena de maldad y de mentiras ocultas. Hoy vamos a revelar algunas de ellas y escuchen con atención.
Comencemos por explicar qué es el C.I.E.L. (Center of International Environmental law), creado en 1989 para proteger el medio ambiente, proteger los derechos humanos y asegurar una sociedad sostenible. ¿No les empieza a sonar a algo todo esto? Sus sedes se encuentran en Washington, Suiza y Génova. Su director es Nikki Reisch y cuenta con una larguísima cuenta de abogados en su planilla. En el año 2019 elaboraron un informe titulado “Fuel to the fire” con subtítulo “como la geoingeniería amenaza a los combustibles fósiles y acelera la crisis climática”.
Tras avisar de los peligros de la subida de la temperatura en un mísero grado, “tal como se explica en la introducción, la geoingeniería ha sido sucintamente descrita como una intervención deliberada y a gran escala en el sistema climático de la tierra”. Señala que el informe IPPC´S SR11.5 evita el uso de este término y en vez de ellos divide las aproximaciones tecnológicas en dos corrientes: aquéllas que proponen la retirada del dióxido de carbono de la atmósfera y aquéllos que pretenden alterar el balance de la radiación solar. ¿Qué sabe nuestro gobierno de la existencia de este informe? “Dentro del CDR., el programa de medio ambiente de Naciones Unidas, distingue entre las aproximaciones basadas en el proceso natural (reforestación), aquellos que incluyen naturaleza y tecnología (como captura de carbono) y otros que emplean medios tecnológicos.” Añade esta importantísima referencia: “Además, los métodos de CDR exponen el mismo riesgo que están en el corazón de este informe. La amplia adopción de las técnicas CDR suponen una limitación de los intereses energías fósiles y hace cualquier esfuerzo para mitigarlo altamente complicado; ello es especialmente cierto dado que el núcleo de las tecnologías CDR son desproporcionadamente poseídas por empresas petrolíferas.”.
Antes de pasar a las compañías que están detrás, nos cuentan que “no es sorprendente que la industria petrolífera haya invertido y esté invirtiendo en tecnologías que podrían dar lugar a transición a menores niveles de urgencia en el uso de energías fósiles, pero es importante conocer la profundidad de estas conexiones; el debate alrededor de la geoingeniería determinará en parte la trayectoria de la respuesta global al cambio climático”.
Tal como describe con todo lujo de detalles, los experimentos de modificación climático se iniciaron en los años 30 y empezaron a acelerarse y diversificarse en la década siguiente. Tanto los gobiernos como las fuerzas militares estaban muy interesadas en usar la modificación climática para una variedad de propósitos, tales como hacer llover de manera más predecible, disipar la niebla o redirigir tormentas, convertir áreas cubiertas de hielo en zonas habitables y emplearlas como armas de guerra. Ciertas instituciones buscaron un mejor entendimiento y las compañías petroleras trataron de proteger sus intereses financieros: grupos industriales vieron la modificación climática como una forma para proteger sus inversiones, abrir nuevos productos y beneficios. Compañías como ExxonMobil (incluso en su pertinaz estudio sobre los huracanes ya en la década de los 60 del siglo pasado), gracias a James F. Black, con experimentos ya reportados por él mismo en 1963. La Academia Nacional de Ciencias o la Universidad de Colorado en 1974 nos describen experimentos y técnicas empleadas en todos sus informes. Las patentes ya existen desde 1952 en este sentido. BP, ExxonMobile, Shell y otras.
“Destaquemos que Bill Gates es también un socio fundador del trabajo de Keith en la Universidad de Harvard y (…) que fundó varios trabajos y reportes para seguir la agenda de la investigación de la geoingeniería”. Los mismos perros con distinto collar, los mismos que introdujeron las venenosas vacunas, que vendieron sus remedios a los gobiernos, como en el caso de Bill y Belinda Gates en 2020, se dedican a ver cómo pueden variar el clima a su capricho.
Pasemos revista a estas compañías: ExxonMobile tiene entre sus accionistas a Vanguard, BlackRock y State Street Corporation, BP a Norges Bank, Morgan Stanley o State Street Corporation; Shell a Varguard, Norgest Bank o BlackRock. Repsol a J.P. Morgan Chase o BlackRock, etc…
Dado que los gobiernos son títeres de las grandes multinacionales y a éstas rinden cuentas, incluso en las cumbres climáticas, como las que se celebran en estos días en Bakú y, curiosamente, son las empresas fósiles unas de las que la financian, las mismas que aparecen ut supra, con la falsa excusa de que tienen negocios en empresas de energías renovables. El mejor ejemplo es SOCAR GREEN, compañía creada por la petrolífera SOCAR, que destina e 97% de sus inversiones en gas y petróleo, con 174 millones de barriles en 2023. Por cierto, que el presidente de la COP29, Mukhtar Babayev, ocupó puestos de responsabilidad en SOCAR hasta 2010 y fue nombrado vicepresidente de asuntos ecológicos. El viceministro de energía, Elnur Soltanov, director ejecutivo de la cumbre, es parte del consejo de supervisión de SOCAR. Tenemos también a Pasha Holding, propiedad de Leyla y Arzu Aliyeba, hijas de presidente de Azerbayán. Otra de las empresas es ACWA POWER, saudí, especializada en la desalinización del agua y en la producción de hidrógeno, propietaria de la compañía Aramco, primer exportador mundial de petróleo, propiedad del gobierno de Riad (entre sus accionistas el gobierno de Arabia Saudi, Public Investment Fund, Fidelity Management and Research y MFS Internacional, del Reino Unido). Neqsol Holding, Silk way Airlines, Bank ABB, Azercell, Rhenus (Alemania, elegida como socio logístico oficial de la COP 29), entre otras, financian esta cumbre llena de mentiras y de falsedades.
Resumiendo, mientras hablan de la catástrofe de la dana y nos viene el número 1 diciendo que “el cambio climático mata” y alera de lo sucedido en Valencia, las empresas petrolíferas son las que tienen las patentes de investigación sobre geoingeniería, las que venden el petróleo y contaminan el planeta, mientras nos hablan de la huella de carbono y nos dicen que somos los humanos los que hemos cambiado el clima, para hacernos sentir culpables por las nuevas danas de la neolengua orweliana. El tal su sed de beneficio y de control que le da igual que se les vaya el asunto de las manos (ya se les fue por completo) y, con tal de ocultar sus pruebas del delito, son capaces de crear toda una red de desinformación y mentiras, incluso haciendo dejación de sus responsabilidades para justificar la existencia de una cumbre en Bakú, llena de corrupción y mafias de altísimos vuelos. Lo que menos les interesa es la salud del planeta, siendo sus beneficios sucios que se alimentan con los muertos que han dejado y que seguirán echando a las cunetas.
He aquí algunos datos que demuestran que estamos en manos de quienes estamos, siguiendo con la línea de mi último artículo y tanto los medios de desinformación como las instituciones públicas les cubren las espaldas a toda esta lacra, del mismo modo que hicieron con las que fabricaron los venenos covidianos. ¿Casualidad? ¡¡¡No!!!