Por Alfonso de la Vega
La situación en esta colonia coronada es sumamente preocupante, cada día con nuevos escándalos aún peores que los precedentes, y desde luego merece nuestra atención y comentarios pero al cabo no deja de ser una consecuencia de las violentas turbulencias que se están viviendo en la metrópoli del Imperio y su brazo armado la OTAN. De modo que conocer la farsa norteamericana posee un gran interés en sí mismo y en la medida que nos afecta. Pues aunque parece lejano lo que ocurre en el Imperio con el poder nos condiciona mucho dado que apenas nos queda ya soberanía.
Resulta evidencia de razón para cualquier observador lúcido que la política del Imperio es un museo de los horrores ¡Cómo será la cosa cuando hasta el mismo tiroteado Trump incluso pueda considerarse casi como una especie de insólito y virtuoso mirlo blanco!
Hay gentes con doble militancia partidaria que responden a intereses comunes más profundos. El Partido Republicano puede alardear de toda una pléyade histórica de indeseables como los famosos RINO, los siniestros Bush padre e hijo, los Kissinger, Rumsfeld, la Rice… Pero lo del Partido Demócrata ya es un acabose imposible. El viejo partido del KKK promueve la depravación, la discordia y el enfrentamiento civil en beneficio del gran capital y se enorgullece de los Clinton, los Obama, la Albright, la Nuland, la Pelosi, Podesta, los Biden, ahora de la demoniaca Kamela Harris, una trepa corrupta. Todo un brillante currículo ajeno a la virtud, atributo del alma que por lo que vemos no deja de ser un obstáculo para medrar en la corrupta cucaña norteamericana. Quizás la Harris permita poder llegar a las votaciones con posibilidad de ganarlas mediante otro salvador pucherazo. Aunque ya puestos quizás daría igual quien se presentase por parte de los demócratas, como si es otro caballo nombrado senador igual que el de Calígula. La situación del Partido Demócrata como en general de la izquierda globalista woke no deja de ser calamitosa en cuanto a la categoría moral e intelectual de sus actuales candidatos.
Pero, ¿Cómo se ha podido caer tan bajo?
Siendo sinceros el mal es general en el degradado panorama de la semi arrumbada civilización occidental. No hay más que ver a los Macron, Von Leyen, Trudeau, Scholz, Zelensky, Lula, Sheinbaum, Starmer, Sánchez …. o posibles recambios como Feijoo o la Ayuso para echarse a temblar. La causa es la misma, y viene de antes, el sistema político llamado «democrático» tanto en su versión parlamentaria como presidencialista, en realidad encubre el verdadero poder, la plutocracia escondida que hace y deshace colocando títeres mercenarios subalternos, mejor si son chantajeables. Una especie de manijeros del cortijo para poner orden y explotar la finca. La partitocracia como máscara o guiñol visible de la plutocracia y su poderoso deep state. Si es necesario se hace trampa «ex post» que «ex ante” va de suyo. Desde tal punto de vista caben muchas especulaciones cuyo grado de verosimilitud ya iremos viendo.
Rudolf Rocker lo explicaba así en su Nacionalismo y Cultura hace ya casi un siglo:
“Nuestro actual sistema económico no tiene tampoco una vena nacional, como no la tuvo el sistema económico del pasado y la economía en general. Lo que aquí se ha dicho del moderno capitalismo de la industria puede decirse también de las operaciones del capital comercial y bancario. Sus representante y usufructuarios se sienten seguros, traman guerras y organizan revoluciones cuando les parece conveniente; dan a la moderna política las necesarias consignas que han de encubrir con el velo engañoso de ideas confusionistas la cruel insaciable avidez de ciertas pequeñas minorías. Por medio de una prensa venal y sin rubor ante la mentira, modifican y crean la llamada opinión pública y pisotean con cinismo frío y calculador todos los mandamientos de la humanidad y de la moral social; en un apalabra hacen del medro personal el punto de partida de todas las consideraciones, estando siempre prontos a sacrificar a este Moloch el bienestar de la Humanidad.”
Este antiguo texto me parece muy certero y estaría describiendo con lucidez el posterior desarrollo de la política norteamericana, extendido urbi et orbi a la periferia de países subordinados. Lo de Trump, si es sincero, pudiera interpretarse como un canto de cisne del interés nacional de la sociedad norteamericana como objetivo de la acción política oficial, no de los intereses bastardos ocultos o los de Israel a los que se viene doblegando desde el presidente Eisenhower, acaso con la excepción del asesinado JFK que desgraciadamente no tuvo tanta suerte como hasta ahora Trump. Y es que existe una América traicionada. Así la fundacional o la expuesta en el discurso de la toma de posesión del presidente Grover Cleveland:
“Es la política de la independencia, favorecida por nuestra posición, defendida por nuestro reconocido amor a la justicia, y por nuestro poder; es la política de paz que conviene a los intereses del país, es la política de neutralidad, que rechaza toda participación en especulaciones extranjeras y que no tiene miras ambiciosas en otros continentes: Paz, comercio y fiel amistad con todas las naciones sin contraer alianzas con ninguna…”
¡Quién lo diría! Pero el que la principal bestia negra actual del «deep state» haya sobrevivido aún permite mantener la esperanza de un muy difícil pero aún posible cambio en la política norteamericana que alivie a Europa del dogal actual que la está destruyendo. La amenaza de la guerra sigue ahí, incluso como plan B si no se puede acabar con Trump. Con los atentados ha quedado patente una vez más la verdadera naturaleza de la pretendida “democracia” norteamericana de manera que cualquier autoridad legítima que se oponga al globalismo pone en grave riesgo no solo su honor y prestigio personales sino también incluso su propia vida. Pero el recurso al atentado criminal ilustra la casi desesperada situación actual de Occidente en la que la guardia pretoriana alardea en público de su poder sobre naciones, vidas y haciendas, al que deben someterse las instituciones, la descabalada democracia y los súbditos goyin transformables en mera carne de cañón a sacrificar para mayor negocio y granjería de la plutocracia.
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Y es que por desgracia las fuerzas destructivas también dominan el discurso publicado, tergiversando todo, cambiando el significado de las palabras y subvirtiendo valores y conceptos. Imponiendo un pensamiento y discurso únicos. Hoy, cuando escribo estas líneas, como si obedeciese consignas, apenas la prensa española se ocupa del nuevo atentado o lo relega a un segundo plano.
Pero llama la atención y no deja de tener mérito la habilidad de los partidos zurdos mediante la colaboración de los corrompidos medios de manipulación de masas para hacer tragar al populacho políticas devastadoras o absurdas que no van solo contra los supuestos principios defendidos por la izquierda sino incluso para la proclamada estabilidad o sostenibilidad, como se dice ahora, de la sociedad.
Y aquí en la periferia del Imperio, entretenidos con la impunidad de la delincuencia, a verlas venir haciendo cábalas qué nos puede resultar menos malo. Como en el último medio siglo especulando con que los tejemanejes imperiales puedan ocasionar algún cambio favorable de puro rebote, dada la demostrada incompetencia de las instituciones borbónicas para procurar la prosperidad ni defender tan siquiera a la nación de sus enemigos externos e internos.