En un artículo de opinión publicado el 23 de mayo, se sugiere que el gobierno de Estados Unidos debería considerar la ciudadanía como una membresía de un club, requiriendo cuotas de iniciación para la admisión. Se propone que el gobierno comience imprimiendo y vendiendo dos millones de acciones de ciudadanía por año, es decir, aproximadamente una acción por cada dos nacimientos anuales en el país.
La idea es modernizar las leyes de inmigración permitiendo que las fuerzas del mercado determinen quiénes pueden convertirse en nuevos ciudadanos. Por ejemplo, se podrían vender 8.000 visas al mejor postor durante 250 días al año, con un precio promedio de $30.000. De los 60.000 millones de dólares generados anualmente, un tercio se destinaría a la vigilancia fronteriza, otro tercio a la reducción del impuesto sobre la renta y el restante al presupuesto de defensa o a la reducción de la deuda nacional, mitigando el impacto fiscal sobre las pensiones y la atención médica de los estadounidenses mayores.
Sin embargo, esta propuesta ha generado críticas. Mark Krikorian, director del Centro de Estudios de Inmigración, expresó a Breitbart News que tratar la ciudadanía como un acuerdo comercial desvirtúa su verdadero valor. Según Krikorian, la ciudadanía no es meramente una cuestión económica, sino también política, social, moral y espiritual. Reducir la ciudadanía a una transacción financiera elimina el sentido de deber y responsabilidad cívica, cuestionando por qué alguien querría defender a su país si se trata solo de dinero.
Krikorian advirtió que vender dos millones de ciudadanías al año podría devaluar la ciudadanía existente y alterar los acuerdos sociales que sustentan el éxito de Estados Unidos. Además, subrayó que las diferencias culturales no desaparecen simplemente con la adquisición de ciudadanía.
Incluso si se tratara la ciudadanía como un bien comercial, los beneficios financieros de 60,000 millones de dólares anuales se verían contrarrestados por costos adicionales, como el aumento de los precios de la vivienda y la reducción de la tasa de natalidad. Además, la venta masiva de ciudadanía podría diluir su valor para los actuales 330 millones de ciudadanos y sus futuros hijos, disminuyendo la presión sobre el gobierno para recortar gastos innecesarios o solucionar problemas sistémicos.
El Wall Street Journal, conocido por defender los intereses de los inversores, generalmente se opone a propuestas que diluyan el valor de las acciones. En abril de 2021, el consejo editorial criticó un plan para aumentar los impuestos sobre las ganancias de capital, argumentando que reduciría la inversión y el crecimiento de los salarios, además de disminuir los ingresos del gobierno.
Como verán en el mundo agendista se está perdiendo la cabeza por completo. Pero lo peor no es eso, lo peor es que esa pérdida de cabeza está afectando a una buena parte de los ciudadanos que la sufren, puesto que también la están perdiendo de una forma bastante preocupante. Iniciativas como estas, que vienen de la mano de un periódico oficialista como es el Wall Street Journal no son cantos al sol, son una forma de lanzar globos sonda para ver cómo los recibe la sociedad. La locura en estado puro.
Es que es un acuerdo comercial miembro de un Estado al que vd puede asociarse o no, pero ahora a vd le fuerzan a que sea miembro. No es lo mismo ciudadania que lugar de nacimiento o nacionalidad. En el primero vd es un esclavo, en el segundo vd ha nacido en un determinado sitio, en el tercero a vd se la da la nacionalidad para que figure como habitante de dicho pais como si vd hubiera nacido en el.
Que alguien con dinero compre la ciudadania les parece mal pero que millones de invasores entren ilegalmente les parece genial.