Por Alfonso de la Vega
Como sostenía Orwell quien padeció en sus carnes las tiernas caricias del socialismo español “la verdad es la mentira y la mentira es la verdad”. Discípulo aventajado sin duda de Orwell, Goebbels y Soros es el doctor falsario. No por repetida deja de asombrar la audaz impostura de este tenebroso y sádico personaje que tan bien se las apaña para encandilar a tanto populacho ignaro como desgraciadamente ha medrado en España tras casi medio siglo de Monarquía.
Una de las últimas exhibiciones de este mundo de la mentira que gobierna el reino filipino se ha producido con la fallida aprobación de la ley de prostitución y proxenetismo.
El proxenetismo siempre es un fenómeno despreciable. El organizado con alto copete e impunidad es una de las bases del poder y la economía internacionales. Una gran oportunidad de negocio y de creación de valor para el accionista, pero sobre todo cuando se relaciona con la pederastia, también fuente de poder mediante chantaje de muchos virtuosos varones y hembras encaramados a las diferentes onerosas cucañas institucionales. Una lacra para la humanidad que debiera ser erradicada en la medida de lo posible y las redes de prostitución de proxenetas depravados que secuestran y ponen al trato incluso a niñas debieran ser exterminadas sin contemplaciones como alimañas, con permiso de los animalistas.
Pero, según se ha venido publicando sin ser desmentido, que el casado con la ex madame y directiva de uno de los burdeles más importantes de España y de Europa propiedad de su familia y mandamás de un partido o banda política de la que muchos de sus dirigentes la utilizan sin rubor, sea el promotor de una ley de este tipo no deja de ser un acto de extraordinaria doblez que aunque el listón cada vez está más alto asombra por su osadía, bien protegida por los media no menos prostituidos a los que subvenciona con toda clase de prebendas.
Para colmo de cinismo, se ha sabido que en ciertas instituciones oficiales cuya razón de ser precisamente es la protección de la infancia y de los jóvenes se ha promovido la prostitución de menores a su cargo a beneficio de poderosos. Un escándalo mayúsculo que sin embargo no ha tenido las consecuencias deseables.
El rechazo de la ley de prostitución y proxenetismo en el parlamento ha evitado otro escándalo hipócrita, el que don Felipe tuviese que emplear la pluma de ganso reservada a las más grandes ocasiones para colocar su preciosa firma caligráfica en el esperpento legislativo cuando, según se ha publicado, no dejaría de tener en su cercana familia ejemplos de lo mismo. Aunque menos mal que no se hubiera podido aplicar con efectos retroactivos.
Apoyá en el quicio de la mancebía,
miraba encenderce la noche de Mayo.
Pasaban los hombres
y yo sonreía,
hasta que en mi puerta paraste el caballo.
Serrana me das candela
y yo te dije gaché.
Ay ven
y tómame mis labios
y yo fuego te daré.
Dejaste el caballo
y lumbre te dí
y fueron dos verdes luceros de Mayo tus ojos pa’ mí.
Vimos desde el cuarto despertar el día,
y sonar el alba en la torre la vela.
Dejaste mi brazo cuando amanecía
y en mi boca un gusto a menta y canela.
Serrana para un vestío yo te quiero regalar.
Yo te dije está cumplio,
no me tienes que dar ná.
Subiste al caballo
te fuiste de mí,
y nunca otra noche
mas bella de Mayo han vuelto a vivir.
(Letra de Valverde-León-Quiroga)
Sin duda la copla es un tesoro de sabiduría y economía de medios expresivos. Modelo de escritores y artistas españoles. Pero todo requiere su oportuna actualización. Con las ventajas de la posmodernidad donde esté una prescindible cartera ministerial, una maleta noctámbula o una nutrida cuenta en paraíso fiscal, que se quite el famoso vestío.
Pero, hay quien como Puchimon, Rufián, los etarras o las hembristas presupuestadas ni con vestío ni sin él, siempre exigen más porque nunca se consideran bien pagás.
“Bien pagá,
Si tu eres la bien pagá,
Porque tus besos compré
Y a mí me supiste dar
Por un puñao de parné
Que bien pagá, bien pagá
Bien pagá fuiste mujé.
Que bien pagá, ayyyy, ayyyy”
(Letra de Ramón Perelló)
Y con tanto puterío empoderado mangoneando luego pasa lo que pasa.
Si el Estado quiere abolir la prostitución, que es como ponerle puertas al campo y además la venta de humo de prohibir algo que lleva toda la vida siendo más o menos clandestino y así seguirá, es porque quiere el monopolio tanto del proxenetismo como de las mejores piezas de consumo.
Como con el transporte (jets pa mí con tasas aeropuertarias que pagas tú, patinete y peajes pa ti)
la alimentación (chuletones pa mí, grillos pa ti)
la movilidad (vuelos al Caribe pa mí, «confinamiento perimetral» o ciudades de 15′ pa ti)
o la sanidad (Ruber pa mí, colapso de «sanidad universal» pa ti)
o el salaz (derecho de pernada encubierto pa mí con la carne más fresca, Only Fans pa ti)
o la enseñanza (internados suizos pa mis hijos, madrasas charificadas y multiculturales pa los tuyos)
Y un innumerable etcétera de sistema de castas de lujo vs malvivir del populacho que esta repugnante kakistocracia psicopática quiere blindar para los restos.
«Justicia social», insiste en llamarlo una de las facciones más odiosas de esa nutrida casta.
«Antifascismo», lo llaman también.
Y sobretodo «progreso».
Ya no pueden ser más cínicos,una ley para prohibir los negocios del suegro de Sánchez y padre de la Bego Gómez?.
¿Estará en la Carrera de San Jerónimo la mayor y más elitista mancebía de España