Este martes ha tenido lugar en el Congreso de los DiPUTAdos un acontecimiento político que no puede ser más deleznable, se ha votado la inclusión de representantes de partidos como Bildu y los independentistas Junts y ERC en la Comisión de Secretos Oficiales. Esta decisión, que ha sido impulsada por el PSOE, marca un hito en la historia política de nuestro país.
El pleno del congreso votará a los nueve únicos diputados, uno por grupo parlamentario, que estarán autorizados para acceder a material clasificado como secreto, que recibirán información sobre el uso de los fondos reservados y que podrán controlar las actividades del Centro de Nacional de Inteligencia (CNI).
La elección de miembros de partidos como los proetarras de Bildu y los indpendentistas catalanes Junts y ERC para formar parte de esta comisión, encargada de supervisar y controlar la información clasificada del Estado, ha generado un intenso debate tanto en la esfera política española como en la sociedad en general. Este giro inesperado despierta una serie de interrogantes sobre la transparencia gubernamental, la seguridad nacional y las implicaciones políticas que esta apertura puede acarrear.
El papel de la Comisión de Secretos Oficiales siempre ha sido crucial en cualquier país, ya que maneja información sensible relacionada con la seguridad nacional, las relaciones exteriores y otros aspectos delicados del gobierno. La inclusión de representantes de estos peligrosos partidos minoritarios en este organismo conlleva un cambio significativo en la dinámica política y en la gestión de información clasificada de alta confidencialidad.
El PSOE de Sánchez ha justificado su apoyo a la inclusión de estos partidos argumentando la importancia de la representación plural en las instituciones, buscando reflejar la diversidad política del país en un órgano fundamental como la Comisión de Secretos Oficiales. Sin embargo, esto ha generado críticas y preocupaciones sobre posibles filtraciones de información confidencial o conflictos de interés en el manejo de datos sensibles para la seguridad nacional.
La reconfiguración de la Comisión de Secretos Oficiales representa un desafío para todos los actores políticos involucrados, ya que implica el equilibrio entre la transparencia y la protección de información vital para el Estado. La responsabilidad recae en todos los miembros de esta comisión para garantizar que sus acciones estén alineadas con el interés nacional, preservando la confidencialidad y la seguridad en un entorno político cada vez más diverso y complejo.
Los meterán al cuarto de escobas, como hicieron con Iglesias. No seamos ingenuos.
Al C»N»I sólo entran los que los amos deciden. Hasta Villarejo lo decía en sus audios, «no le rinden cuentas a nadie».
Pues será un brindis al sol, pero lo deseable es que entre, en primer lugar, el personal del servicio de limpieza, y que no deje nada debajo de las alfombras. Y lo que se encuentre, todo a la prensa libre. Es decir, El Diestro y poco más.
La ley de secretos oficiales (inconstitucional) sirve a día de hoy para encubrir la peor y mayor mafia de Españistán, la más peligrosa para los ciudadanos. La única mafia de la que un ciudadano normal, con unos medios normales, no se puede defender de modo adecuado.
Por ello, cuanta más luz y taquígrafos, mejor. Y si tienen que entrar otros delincuentes a dejar en evidencia a los del lado «oficial», que entren.
El problema real es que entre bueyes no hay cornadas, y entre delincuentes, tampoco.
En suma, un escándalo artificial.