Como en España el despiste político y, sobre todo, social es enorme todavía se nos cuenta, y hay gente que se lo cree, que se están produciendo unas intensas negociaciones por parte de Pedro Sánchez y su equipo para la formación de un nuevo gobierno. Llegados a este punto, no podemos entender cómo puede haber gente que todavía se pueda creer este tipo de cuentos chinos.
¿Cómo es posible que a algo como lo que está haciendo Pedro Sánchez y Puigdemont se le pueda llamar negociación? Evidentemente, Sánchez no tiene límites marcados como presidente de Gobierno ya que ha implantado una dictadura encubierta en España, por lo tanto, para él no existen las leyes y mucho menos las normas, los unos pedirán y Sánchez, simplemente, dará.
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Eso no son negociaciones, son concesiones que tienen un solo objetivo: que el tipo siga en la Moncloa todo el tiempo que quiera. ¿Cómo pueden hablarnos de negociaciones estando implicado alguien que, sin ir más lejos, nos encerró a todos de forma ilegal en nuestras casas durante tres meses y que, a pesar de la descarad ilegalidad, todavía sigue ahí?
Al tipo le da igual todo, pero no solo porque tenga la cabeza como la tiene, cuando tampoco recibe una respuesta social contundente ante sus fechorías, él sigue a lo suyo y poco le importa lo que le griten cuando sale a la calle.
Lo más llamativo es que todos los grandes medios de comunicación oficialistas le siguen llamando a eso negociación. Es decir, no solo están difundiendo la farsa, también están participando de ella. Y como los españoles, tal y como se ha demostrado con el asunto de la farsemia, Ucrania o Israel, sin ir más lejos, no ven mucho más allá de lo que les digan las teles, simplemente siguen con sus gritos de «viva el Rey», o «que te vote Txapote».
Convendrán con nosotros que viendo el panorama político, y sobre todo el social, las expectativas sobre España no son nada halagüeñas. Entre la falta de principios, de ética o de moral de los políticos y la falta de luces que hay a nivel social, la cosa pinta oscura. Qué decimos oscuro, pinta absolutamente negra.
Hay que hacerle la embestidura, que sea embestido por un Toro y se acabe el circo de una vez.
En la plaza de Toros debería acabar todo.