sábado, julio 27, 2024
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La sima de Granada

Artículo escrito por Alfonso de la Vega

Lo de Granada más que cumbre ha resultado una sima, la que separa al sufrido pueblo vacunable soberano de sus pretendidos próceres representantes sanos sin vacunar. Y la que separa a la casta dirigente occidental europea del Intelecto. No en el sentido deteriorado de los intelectuales en nómina sino en el originario de la facultad por la que el hombre puede percibir lo que existe por encima o más allá del plano de este mundo.

Al menos cinco mil policías y guardias civiles, espías de incógnito aparte, separan a unos y a otros, que en democracia al populacho hay que mantenerlo a distancia mientras no toque meter papelitos en las urnas ya que aunque aletargado puede llegar a ser muy impertinente e incluso peligroso para el tinglado.

Pero no se podría haber elegido mejor símbolo de la calamidad actual por la que atraviesa Europa víctima de la UE y de la plutocracia imperialista globalitaria que la propia Granada. Vuelven otra vez millones de invasores moros y moriscos que tanto sudor y sangre costó echar del solar europeo. Y vuelven gracias a la traición del miserable obispo don Opas Bergoglio y de los infames don Julianes aupados tramposamente al poder para obedecer órdenes de sus amos ocultos contra las naciones.  Aquí, en España, ocho siglos de Reconquista prestos a ser arrumbados.

La Meloni se busca la vida junto con el inglés hindú en otro invento fuera de la Cumbre, la EPC. Mientras Polonia y Hungría en meritoria valerosa disidencia se oponen a las invasiones y frustran el pretendido nuevo contubernio por unanimidad. Además Orbán es muy crítico y realista: La Unión Europea «crea un mundo orwelliano ante nuestros ojos». «Compran y suministran armas mediante el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz. Quieren controlar los medios mediante la Ley Europea de Libertad de Medios. ¡No luchamos contra los comunistas para terminar en 1984!» Pues así estamos con un neo-comunismo posmoderno con nuevas tecnologías.

Un fastidio para las ganas de hacer méritos globalistas del tándem Felipe y Pedro el falsario. Sin embargo, un pacto de Asilo fue aprobado por los Estados miembros por mayoría «cualificada». El acuerdo establece un mecanismo obligatorio de solidaridad entre los Estados miembros en caso de que uno de ellos se enfrente a una «situación excepcional» vinculada a llegadas «masivas» de invasores a sus fronteras.  Un reparto de pobres como en Plácido pero obligatorio en vez de por subasta voluntaria.

Para colmo de despropósitos, salvo porque tengan amos comunes, el corrupto títere sionista capo oficial visible en Ucrania es recibido con todos los honores y la mayor diligente complacencia por Su Majestad filipina. El falsario le promete más cachivaches mortíferos ahora que parece que el EEUU oficial se niega a seguir pagando el sangriento destrozo bélico del «deep state» allí.

Contra los sermones ecologistas o calentológicos habituales pero predicando con el ejemplo, cientos de aviones y potentes coches blindados sin huella de carbono ni calentológica que para eso son los que mandan cruzan obscenamente cielos y calles ante la admiración de la plebe no menos intrigada o complaciente. El séquito motorizado del falsario hace ostentación de estar formado por dieciséis coches, ninguno eléctrico que se sepa.

La Alhambra como el mejor arte islámico invita a la contemplación. Y al ejercicio del Intelecto. Un espacio maravilloso para la historia del arte universal nos lo han llenado de ocupas altivos, sectarios obedientes y moralmente zarrapastrosos. Lo contrario de los Reyes Católicos que lo recuperaron hace quinientos años, la penúltima aportación a la integridad territorial de España. Una paradoja cuando está nuevamente amenazada gracias a unos dirigentes lamentables.

Como en las bodas de ricachones paletos, el falsario ha dado órdenes de “¡qué no falte de ná!” En el centro de la Alhambra, en el veterano Parador de Turismo, se celebra un banquete como el de Epulón, nada más y nada menos que ciento cuarenta mil euros de presupuesto para menos de un centenar de comensales.  En Andalucía cabe recordar que, como el pobre Lázaro bíblico, un tercio de niños se encuentran en el umbral de la pobreza.

Pero la opípara cena no terminó como la del rey Baltasar con sus personajes arquetípicos calderonianos: el pensamiento, Daniel, Baltasar, la vanidad, la idolatría, la muerte, una estatua y el acompañamiento.

O como la descrita en la Biblia, Libro de Daniel, 5.

Daniel le respondió: “Tú, Baltasar, rey de los caldeos eres hijo de Nabucodonosor, sabías bien todo esto. Sin embargo, no has sido humilde, 23 te has rebelado contra el Señor del cielo haciendo traer las copas de su Templo para beber en ellas en compañía de tus dignatarios, tus mujeres y tus concubinas, al tiempo que alababas a tus dioses de plata y de oro, de bronce y de hierro, de leño y de piedra, que ni ven, ni oyen ni entienden. Además no has glorificado al Dios que tiene tu vida en sus manos y de quien depende todo lo que hagas. 24 Por eso ha enviado la mano que ha dejado esa inscripción. 25 La inscripción dice así: “mené, téquel, fares”. 26 Su interpretación es la siguiente: “mené” quiere decir “contado”, es decir: Dios ha contado los días de tu reinado y ha determinado su fin; 27 “téquel” quiere decir “pesado”, es decir: has sido pesado en la balanza y te falta peso; 28 y “fares” quiere decir “dividido”, es decir: tu reino ha sido dividido y entregado a medos y persas….”

Insensibles al sufrimiento que causan, los poderosos van de oneroso sarao en sarao, haciendo ostentación de su estulticia, su vanidad, su idolatría que significan la decadencia y la muerte. Cientos de miles de invasores en edad militar aguardan en África el momento de acceder a Europa.

La leyenda cuenta que en la sala de los Abencerrajes del palacio nazarí el color rojizo que aún se puede contemplar en la taza de la fuente o en el canalillo que lleva el agua hasta el precioso Patio de los Leones se debe a la las manchas de sangre de los caballeros asesinados por una emboscada del enemigo. Sin embargo, sobre ocho trompas de mocárabes vemos una preciosa cúpula con otros mocárabes. En las trompas está escrito el aserto «No hay más ayuda que la que viene de Dios, el clemente y misericordioso».La sima de Granada constituye toda una profanación de la Belleza, una sima metafísica en la que ha caído la civilización occidental.  Tan insensible o alegre y confiada que parece incapaz de reconocerlo.  Una civilización desahuciada a la que pronto cabrá aplicar lo de «Llora como una mujer, lo que no has sabido defender como un hombre».

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