Uno de los gremios profesionales que más han colaborado en esto de la farsemia y la «inmunización» posterior ha sido el de los periodistas. Con artículos que en muchas ocasiones rozaban lo esperpéntico, nos han mentido, nos han manipulado y nos han llegado incluso a insultar a todos aquellos que no creíamos en sus milongas y no caíamos en la trampa de poner el brazo.
Pasado el tiempo comprobamos que, lejos de rectificar y pedir perdón, simplemente, han reducido temporalmente unos ataques, que parecen querer recuperar en las últimas semanas.
Pero aunque el hecho de que no hayan rectificado y pedido perdón es grave, es mucho más grave, todavía, que lo sigan haciendo, a pesar de tener tantas víctimas mortales entre sus compañeros de diversos medios.
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Lo cierto es que, aún sabiendo que han sido muchos, la cosa para un poco desapercibida cuando se ven de uno a uno, cuando vas conociendo las noticias a diario. Pero cuando se hace un hilo de Twitter, como el que ha hecho Cristina Armas, con todos los periodistas que han caído en este tiempo, te quedas tremendamente impactado porque están siendo muchos.
El último en morir de forma repentina ha sido el director del periódico El Comercio, Marcelino Gutiérrez, fallecido ayer, a los 48 años de un infarto.
Increíble que todavía haya gente que no ve algo raro en todo esto.