sábado, julio 27, 2024
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La trayectoria fascista de la UE: la Agenda 2030

Los orígenes de la UE son más oscuros de lo que parecen. Su bandera azul y las doce estrellas fueron diseñadas por Coundenhave Kalergi, autor de la obra “La lucha de Paneuropa” poco después de la primera guerra mundial. Sostenía que los europeos eran incapaces de gobernarse, razón por la que debía ser guiados por una élite sionista de Jazaira. Una de las formas de hacer creer esto era inundar a los países de poblaciones extranjeras y, de este modo, generar el conflicto, destruyendo una cultura que consideraba hostil. Tómese esta medida como una especie de castigo por matarnos unos a otros.

No es desperdicio decir que entre los padres de la UE destacan Walter Hallstein, abogado de los nazis, asesor en las negociaciones entre Hitler y Musolini. Walter fue el presidente de la Comisión Europea de 1958 a 1967.  El plan era crear un gobierno europeo centralizado, el cual fue descrito en una conferencia que dio en 1939 en la universidad de Konrad. Arno Soeter escribió en 1941 su obra “El cartel de la esfera mayor” en la que establece una estructura política en la que se encuentra un órgano director, que sería la Comisión Europea, y un parlamento en el que participan todos los países, a modo de consejo subordinado. Es el modelo actualmente operante. Otro de los padres es Konrad Adenauer, alcalde de Colonia de 1933 a 1934 y colaborador con el régimen de Hitler, ubicado en importantes cargos, como fundador de la UE.

Éste es su espíritu: no precisamente democrático, de corte impositivo, dictatorial y burocrático, al servicio del sionismo internacional. No podemos olvidar que la bandera establecida en 1986 era azul con doce estrellas que no se corresponden con los doce países miembros, sino con las estrellas del pueblo de Israel. Los Rothschild se apropiaron de la cultura judía a principios de siglo veinte cuando impusieron sus principios a los que vivían en Palestina, tomando este símbolo como propio. ¿Casualidad?

No es extraño que las decisiones que tome la Comisión Europa no sirvan más que para lesionar los derechos individuales. Durante la plandemia hubo muchas pruebas: la legalización de vacunas, que fueron experimentos génicos en seres humanos, violando los principios científicos más básicos; la aprobación de pasaporte covid, sin el cual no se podía viajar de un país a otro si no tenían inyectadas las dosis reguladas de veneno; el acuerdo firmado con la OMS para establecer la huella digital, en la que se trata de controlar a los ciudadanos, haciendo que estas aborrecibles medidas no dependan de una pandemia, sino que sean permanentes, o lo que señala el artículo 110.1 de la Directiva UE 2018/1972 de 11 de diciembre, en cuyo apartado nos dice que “a más tardar el 21 de junio de 2022, cuando existan sistemas de alerta públicos en el caso de catástrofes o emergencias emergentes o en curso, los estados miembros velarán por que los proveedores se servicios móviles de comunicaciones interpersonales, basados en numeración,  transmitan las alertas a los usuarios finales afectados”, una forma, esta última de imponernos el terror cuando les venga en gana.

La agenda 2030 fue aprobada en el año 2015. Todo apunta a que los pasos pendientes ya estaban planeados y que éste era uno de ellos, de paso se lograba controlar todos los teléfonos móviles, una de las claves para controlar las comunicaciones entre las personas, haya permiso o no. El plan de vacunas aprobados por el Comité Interterritorial de Salud Pública de España, el objetivo de comenzar a estudiar el euro digital a partir de octubre de este año, con el fin de eliminar el dinero físico y, de este modo, controlar hasta el último céntimo qué nos gastemos y en qué, la creación de las ciudades de quince minutos donde encerrarán a los europeos como si fuesen grandes cárceles, por mor del cambio climático y dependiendo de la huella de carbono de cada uno de nosotros, en función de lo que contaminemos al planeta (ellos pueden viajar en jets privado y nadie les dice nada…) y el objetivo de controlarnos peor que a los esclavos de la antigua Mesopotamia, con el grafeno en la sangre, es su objetivo final, siguiendo el guión de Kalergi, la política eugenésica de las líneas de las dictaduras de los años 30 del siglo pasado (que hubiesen puesto en práctica, sin dudarlo, de tener la tecnología actual), todo bajo el control de las ideas organizativas de una Europa bajo el mandato de las élites sionistas.

¿Suena conspiranoico comparar la UE con una organización fascista, vistos sus antecedentes históricos, su trayectoria afín a la agenda 2030, de la mano de Klaus Schwab, presidente de Foro de Davos desde 1971, respondiendo positivamente a lo que se propone cada vez que se reúnen en Suiza o en los encuentros Bilderberg? Porque a buen seguro que la política de Europa no es ajena a las decisiones que se toman en un hotel lleno de peligrosos psicópatas que han de ser protegidos con miles de policías, mientras impiden que los vecinos ingresen en sus casas, al necesitar la suficiente tranquilidad para pensar como joder un poco más a la humanidad. 

Si los derechos democráticos y políticos de los países de la UE están enmarcados en decisiones en la que el parlamento está para aconsejar, del mismo modo que en la edad media los reyes tenían sus propios asesores, sin poder alguno de decisión real (y elegidos a dedo), si el fin es generar el sistema político asociado a la agenda 2030, un régimen dictatorial, antidemocrático, violador de los derechos humanos, anulante de la libertad individual más básica, genocida por imponer medidas sanitarias criminales y establecer un férreo control del súbdito para que no pueda ser nunca un disidente de un fascismo no imaginable, está claro que los ciudadanos europeos han de levantarse de sus cómodos asientos, dejar de ver la televisión, no creer en sus políticos, desobedecer a sus gobiernos y obligar a que estos delincuentes se frenen. Millones de europeos pueden conseguirlo y están a tiempo de decidir si ellos y su descendencia viven en un infierno, fruto de la ideología política que pone en práctica el satanismo, o en un plano de libertad y respeto tanto a sus derechos como a la convivencia constructiva, para el bien de todos nosotros.

Todo está pensado, todo ha sido planificado, ya saben cuándo moverán sus fichas, ya nos conocen o creen saber de nuestra cobardía. Demostrémosles a estos cobardes que se equivocan y enseñémosles los dientes.

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