martes, diciembre 10, 2024
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La distopía que no cesa y la esperanza viva, a pesar de todo

Tras un largo verano de cielos dibujados por los chemtrails de la geoingeniera, sequías provocadas, misteriosas “depresiones aisladas en niveles altos” (las famosas danas), incendios de diseño, terremotos “haarpianos” de aviso y venganza, invasiones por tierra, mar y aire, restricción de alimentos, subidas de precios, elecciones fraudulentas, y mentiras a discreción en medios oficiales y redes sociales, entramos en un otoño caliente, sin tregua, para el que hay que prepararse, sobre todo mentalmente. La gentuza que gobierna a quienes mal gobiernan el mundo continúa con sus planes de destrucción para este rebaño que pasta, rumia y retoza en esta tierra, de la cual somos sus gusanos, según el decir de algunos ecolojetas fanáticos y desequilibrados.

Dejando a un lado lo global y apuntando a lo más cercano, nos cuentan que a Felipe VI lo amenazan con mandarlo al exilio. El chantajista no es otro que el falsario Pedro Sánchez, que, tras perder las elecciones, y no salir adelante la investidura de Feijóo, pretende volver a las andadas, de la mano de los filoterroristas etarras y los sediciosos y malversadores golpistas, el principal, fugado y buscado por la justicia. Según algunas fuentes –ignoramos si del todo fiables— el habitante de la Moncloa y marido de la catedrática sin carrera, Begoña Gómez, criada entre el vaho de las saunas gays de su padre Sabiniano, amenaza al rey con organizar un referéndum sobre monarquía o república si no le propone la formación de gobierno o no firma la amnistía. Cierto o no, el chisme está muy bien traído. ¿Hasta dónde colaborará el rey en la destrucción de la nación española? Es una patata caliente de las que hacen historia.

Como muestra de la distopía política, la actual presidente del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, hace santa a Meritxel Batet. Recordemos que la inefable premiada por Sánchez como pago a cuenta a los enemigos de España pasó por el Parlamento balear como una apisonadora, haciendo gala de su sectarismo, sin respetar nada ni a nadie, por lo cual fue derrotada en las urnas, dejando tras sí hechos deshonrosos que están siendo investigados. Los de mayor gravedad se refieren a las menores prostituidas tuteladas que no solo no protegió, sino que encubrió el hecho evitando la investigación hasta que la Comisión Europea tomó cartas en el asunto.

El abuso de menores, la prostitución y todo lo relacionado con el sexo desordenado y el vicio es algo connatural a la izquierda. Véase si no la historia de sus puticlubs donde corren a discreción variados aderezos para la desinhibición y el placer, y alguna que otra cámara oculta. La posesión de material sensible es un tesoro en un mundillo que suele sobrepasar todos los límites. Y no digamos sobre el afán y la prisa en despenalizar la pederastia y enseñar a los niños a masturbarse. Les molesta su inocencia. Basta repasar las leyes contranatura de la última legislatura: la disparatada y fraudulenta Ley trans, aprobada sin pasar el filtro de los profesionales de la psicología, o la esperpéntica del “solo sí es sí”.

Pero el plan de corrupción moral continúa, y por si esto no fuera suficiente, la ex de Pablo Iglesias busca afianzarse en el filón del desorden antropológico y solicita mil millones de euros para seguir montando chiringuitos para que sus amigas ociosas y odiadoras de hombres experimenten con la sociedad, en especial con la parte más vulnerable: nuestros niños.

La derecha tampoco anda demasiado centrada en lo esencial. Está bien defender la bandera, la unidad de la nación, la separación de poderes y otras cuestiones de Estado. ¿Pero quién nos defiende de las élites? ¿Algún líder de la derecha abrirá la caja de Pandora de la Agenda 2030 y sus objetivos destructivos para la humanidad? ¿Alguno tendrá el valor de arrancarse el pin de la solapa y arrojarlo al infierno para siempre? Estamos seguros de que no. Por eso no nos queda otra que seguir con el radar activado y tocando la alarma, inaudible para los de sueño profundo, pero de ayuda para quienes empiezan a desperezarse de la modorra de siglos. Y eso es muy esperanzador. Cada vez que alguien descorre el velo del gran engaño programado, algo ocurre en el alma colectiva. Es como un regalo inesperado. Por eso, a pesar de todos los obstáculos y sinsabores, nunca debemos perder la esperanza.

Magdalena del Amo
Periodista, psicóloga, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.
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1 COMENTARIO

  1. Estoy de acuerdo con todo pero hoy llevé una gran desilusión al ver a un subnormal correr con el bozal de esclavo puesto, también veo algunas veces a un repartidos de pan que lleva doble pañal tapando el rostro, no hay virus más letal que el miedo a morir que al rebaño le está impidiendo vivir, la gente ya no sabe razonar ni es capaz de discernir, ya quedan muy pocas personas con quien hablar en esta sociedad que obedece a una organización criminal como es la OMS y a un gobierno salido del mismo infierno, yo prefiero morir que vivir arrodillado, eternamente vigilado y encerrado en guetos de 15 minutos por eso disfruto de la vida mientras puedo y no voy a obedecer a tiranos y dictadores puestos por unos cabrones superiores como el cerdo subnormal Kalaus Schwab.

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