jueves, diciembre 5, 2024
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El sueño de Segismundo

Artículo escrito por Alfonso de la Vega

“Contra malicia, milicia” (P. Gracián, SJ)

Hoy festividad de San  Miguel Arcángel, leal jefe de las milicias celestiales, me ha contado mi amigo Segismundo un extraño sueño que espero que el amigo lector podrá descifrar. En la tarde de ayer había estado revisando uno de los incunables más hermosos que se conocen, El sueño de Polífilo, un enigmático texto que cabría incluir entre los de amor cortesano renacentista, ilustrado con preciosos grabados en madera.

Acaso influido por ese sentido neoplatónico Segismundo me ha dicho que soñaba que se encontraba preso rodeado de cadenas viendo sombras como en el mito de la caverna. Con él había otros muchos conformistas, indiferentes o acomodados a su situación, cuyas caras le eran conocidas. Entristecido y desmoralizado se lamentaba de su triste condición, cuando de repente se produjo una insólita situación.

En efecto, después de muchas peripecias y de escuchar las oraciones de la Humanidad doliente, San Miguel se decidía a ponerse a la cabeza de sus milicias para combatir el Mal. Había muchos frentes abiertos y muy peligrosos en la que nos mostraban una terrible pesadilla sin final cercano. Sin embargo, del sueño parece colegirse que el proceso diabólico globalista internacional estaría debilitándose e incluso en proceso de moratoria o de revisión de hacer caso a algunas de las últimas declaraciones de varios de sus próceres más conocidos.  

Y aquí, en el deteriorado reino filipino, Segismundo soñaba de forma muy vívida con que el falsario amenazaba a Su Majestad y las leyes. Sueño o pesadilla ya se sabía de crecientes y recurrentes rumores no aclarados acerca de unas supuestas amenazas presuntamente perpetradas por el falsario contra Su Majestad y la propia constitución. Algo de suyo intolerable que, de ser ciertas, debieran llevar a la inmediata detención del traidor.

En medio de la violencia promovida por el Poder mercenario liberticida, Segismundo también veía en su sueño cómo se borraba la cruel sonrisa satánica del presidente del gobierno en de-funciones de Su Majestad.  Convertida en mueca de miedo, era el llanto y el crujir de dientes del cobarde falsario cuando San Miguel le muestra la espada que se blandía sobre su infame cabeza de traidor. El padre Mariana miraba atento y sonriente desde el palco de la Cultura y de la España pionera universal en la defensa de la libertad, la razón y el derecho de gentes.

Detenido el capo principal, y acobardados o huidos sus consiglieris como heroicos gudaris en Santoña, surge la desbandada de cobardes y felones crecidos a su satánica sombra.  

San Miguel los conoce a todos, sabe donde se esconden, desde el principio de los tiempos es implacable con el Demonio y sus servidores y es de suponer que sólo dejará vivito y coleando a quien sea menester para el nuevo ciclo civilizatorio que sustituya a la Edad de Hierro presente.

«La vida es sueño y los sueños, sueños son». 

Sueños dentro de otros sueños, podemos soñar que pronto habremos de despertar de la actual pesadilla. En el sueño de mi amigo Segismundo, Polífilo despertó y en ese momento su amada Polia desapareció en el éter como por ensalmo. 

«Estamos hechos de la misma materia con que se tejen los sueños y nuestra corta vida se cierra con un sueño.»

Luego, mi amigo también despertó, y como diría Augusto Monterroso “el dinosaurio todavía estaba allí”.

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