Produce una gran tristeza el hecho de ser español, saber lo que ha sido esta gran nación a lo largo de su historia y comprobar en lo que ha quedado ahora y lo que ha demostrado buena parte de la sociedad, sobre todo en los últimos años.
Cobardía, conformismo, vagancia, falta de empatía, falta de solidaridad de los unos con los otros y por si esto fuera poco, también marionetas de un poder político con un nivel ínfimo pero que, a pesar de ese nivel, consigue dividirnos y que nos enfrentemos entre nosotros.
En el día de ayer, en Badalona se volvió a vivir un nuevo ejemplo. Se celebraba un mitin de Vox y grupos de separatistas se concentraron alrededor del mitin para atacar a los militantes y simpatizantes del partido que acudían a ese mitin.
Produce sonrojo, vergüenza ajena e indignación que las víctimas de la clase política que está hundiendo España se enfrenten entre ellas y, precisamente, por ellos, por sus verdugos.
La tristeza que provoca y la amargura ver la clase de gente que forma gran parte de la sociedad es desesperante. Con todo lo que ha pasado, con lo que nos han hecho a todos, sobre todo a lo largo de estos tres últimos años, parece que, o no nos enteramos, o no nos queremos enterar.
Todavía participamos de sus farsas como auténticos retrasados mentales y, por si esto no fuera suficiente, llegamos incluso al extremo de pegarnos por ellos. Los agendistas, los globalistas, toda la mafia que lo maneja todo desde sus despachos, deben estar desternillándose de risa y pensando qué nueva farsa organizar en el futuro para manejar nuestras vidas.