A lo largo de los últimos años, y en infinidad de ocasiones, la plataforma Elecciones Transparentes ha estado alertando acerca de las múltiples irregularidades que se cometen en todas las convocatorias electorales, sobre todo desde que Sánchez ocupa la Moncloa.
Todas estas advertencias, incluida la de que no se cumple la ley ya que no se realiza el preceptivo Escrutinio General después de la jornada electoral, han caído en saco roto. No se les ha hecho ni caso e incluso han sido denunciados por algunos partidos políticos.
Ahora nos encontramos con unas elecciones generales que se han convocado en pleno mes de julio con mucha gente fuera de sus domicilios. Como era de esperar, las solicitudes para realizar el voto por correo se han disparado y empiezan a denunciarse irregularidades. Y ojo, que quien las denuncia no es ningún «facha conspiranoico negacionista», es Regino Martín, Secretario General Sector Postal de CCOO.
Pero por si esto fuera poco, Juan Manuel Serrano, Presidente de Correos y amigo personal enchufado de Sánchez para ese puesto, ha decretado el «secreto de Estado» sobre el voto por correo. Es decir, los españoles que todavía sigan creyendo en esta farsacracia no tienen derecho a saber lo que ocurre con la papeleta que han depositado en Correos. Surrealista.
Pero es que estamos hablando de Pedro Sánchez. Y Sánchez es el mismo que en 2016 fue expulsado del PSOE porque fue pillado intentando dar un pucherazo en la Ejecutiva de su propio partido.
El problema es que estamos hablando de España y, como ya ha quedado demostrado, los españoles tragamos con todo. Es decir, aunque el pucherazo fuera el mayor y más descarado de la historia, tragaríamos con ello sin que pasara nada.
Veamos lo que sucede el día 23, pero todo esto huele fatal, peor que mal.