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La fecha: 18 de julio de 2023

 La genial Rosa Díez, en una entrevista publicada el 12 de abril de 2023 en el diario “El Mundo” describió a Pedro Sánchez como un enfermo que reúne todos los síntomas de la triada obscura de la psiquiatría: «narcisista, maquiavélico y psicópata”.

Dice la gran política vasca en esa entrevista: «La fobia que profesa a todo aquello -persona, organización, institución…- que no puede controlar; el castigo que inflige y/o el ostracismo al que condena a quien se atreve a disentir; la desautorización absoluta contra cualquier miembro de su propia formación que cuestiona siquiera mínimamente alguna de sus decisiones; la desacreditación grosera y orquestada que practica contra todo aquel que descubre y denuncia sus trampas; su absoluta falta de empatía con las personas que sufren las consecuencias de su actos; la búsqueda permanente del aplauso y del beneficio personal; el endiosamiento y la feroz descalificación contra cualquiera que se atreva a cuestionar sus órdenes… son algunos de los comportamientos que marcan a fuego la biografía política de Pedro Sánchez y que se ajustan como un guante a la personalidad descrita en psicología como la triada oscura (formada, en psiquiatría, por los tres ingredientes del mal carácter: el narcisismo, la psicopatía y el maquiavelismo)».

Posiblemente nos encontremos ante uno de los seres más enfermos psiquiátricamente, que han gobernado España en su milenaria historia.

Los españoles tenemos la oportunidad, el próximo 23 de julio de 2023, de enviar a la cloaca de la Historia a este hortera, cuyo sastre no sería capaz hacer el atrezzo de un concierto de “Los manolos” y que reúne todas las características de un gobernante para ser denominado como tiránico.

Gracias a Dios, los españoles hoy en día  podemos cambiar de gobierno, sin tener que llegar a una Guerra Civil. La democracia nos ha dado la oportunidad de darle una patada en el tafanario a este maligno e inculto personaje, para que desaparezca de nuestras vidas para siempre.

Ignoro si Sánchez ha convocado las elecciones generales para el 23 J, pensando en que estas serían unos días después del 18 de julio, a los efectos de se produjera una reacción popular y convertirlas en un plebiscito contra su persona. Pero conociendo al “doctor cum fraude”, suponemos que ignorará lo que sucedió el 18 de julio de 1936, a no ser que se lo diga el pobre Bolaños leyéndolo en wikipedia. Siniestro personaje que será la víctima de la depuración staliniana que se producirá en Ferraz, después del 23 J.

Pero, vayamos a la efemérides. Hace 87 años, la situación era distinta. El General Francisco Franco se alzó contra otro gobierno tiránico y socialista, que asolaba España. El 17 de julio de 1936, el General más joven y admirado de Europa, pronunció la arenga más importante que nunca había realizado a sus tropas antes de una batalla. Lo hacía desde Canarias. Esta arenga se diferenciaba de las demás, en que  no estaba dirigida a los soldados de su unidad, sino que la lanzaba a toda una nación. que herida de muerte por sus enemigos, se negaba a morir.

Ese fue el día que España se negó a dejar de ser el motor de la Historia del Mundo. Se convertiría en el faro del mundo en su lucha por la libertad y la independencia. Emprendería una guerra a vida o muerte, contra el totalitarismo comunista.

Aquellos días fueron los que devolvieron la dignidad a un pueblo y a una patria que se diluía en la política de pactos que su gobierno había realizado con comunistas, terroristas y separatistas, conjurados en destruir una nación milenaria. 

Aquel gobierno de traidores no es muy diferente al actual, y las intenciones de los socios de Sánchez, no son distantes a las que tenían en 1936 los asesinos del Frente Popular, los de Esquerra Republicana y los gudaris terroristas y asesinos del PNV. 

Entonces, en el año 1936,  los asesinatos se adueñaban de las calles de España y los pistoleros comunistas y anarquistas, asesinaban, sacándoles en sus casas, a los líderes de la oposición de derechas y a los españoles que se enfrentaban a ellos. Cada día había varios muertos y se quemaban iglesias.

A los miembros y militantes de la oposición, los miembros del Frente Popular, les asesinaban con un disparo en la cabeza. No había más causa que ser católicos, leer ciertos periódicos de derechas, haber sido militares, ser patriotas o simplemente por envidia.

Aquello era una guerra total en las calles, de la que sólo faltaba para que fuera una guerra formal, su declaración jurídica. 

Hoy en día, las guerras han avanzado. Se busca, no sólo la muerte física, sino que la muerte civil de los adversarios políticos es más importante que su sepultura. En plena efemérides del 18 de julio de 2023, nos encontramos con una guerra hibrida. La izquierda no está dando un golpe de estado cruento contra la República, como hicieron en Cataluña o en Asturias en 1934 o 1936. Entonces destruyeron los pueblos y ciudades, asesinando españoles para implantar una República Socialista. Hoy,  el golpe de estado de la izquierda con las mismas ideológicas de entonces, va dirigido contra las instituciones y  los poderes del Estado que les molestan o impiden el control total de España. El jefe revolucionario de este nuevo golpe incruento, y no por ello menos dañino, es Pedro Sánchez. La similitud entre el líder golpista actual, el fraudulento doctor Sánchez, y  el estuquista Largo Caballero, líder de los golpes de estado de 1934 y 1936, es que ambos son del PSOE, que compiten en incultura y que su ideología es la misma: el comunismo.

Sánchez ha reivindicado la figura del “Lenin español”, ha hecho propio el legado de Largo Caballero. Este pobre rojo e inculto personaje, en 1936 quería una guerra civil para ganarla, para destruir a la derecha y para regalarle la península ibérica a Stalin. Largo Caballero perdió la guerra gracias a la victoria de Franco. Sánchez pretende ser presidente perpetuo de una república troceada, donde el recuerdo de España esté prohibido por la ley de “memoria democrática”. 

Me niego a creer que el 18 de julio de 2023, este patán pueda ganar esta nueva guerra.  ¿Quién le hará perder a Sánchez?

Para llegar a culminar este objetivo, Sánchez tiene que acabar con la misión emprendida de asaltar el Poder Judicial, de destruir y controlar la Guardia Civil y derrocar la Monarquía surgida del 18 de julio y de la Transición democrática. Si lo consigue, habrá ganado la guerra que comenzó el año 1936. Para llegar a tomar el poder total, necesita de cómplices y traidores, pero todos sabemos quiénes son, ya que con su centrada y centradísima vida política, ellos se delatan.

 Hemos vivido estos días un debate a dos entre  un socialista llamado Núñez Feijoo y otro socialista llamado Pedro Sánchez. Ambos pactaron en público, en contra de lo dispuesto en la Constitución Española, que se repartirían el poder si uno de ellos sacaba un voto más que el otro. Con este pacto espurio, pretenden falsear la realidad y la voluntad de los sufragios emitidos por los españoles. 

El pueblo español no puede permitir que los enemigos de España logren los objetivos marcados a Sánchez por sus superiores mundialistas, desde la Agenda 2030. Sumir en la pobreza y en la desesperación a toda una nación, forma parte de la estrategia para tomar el poder perpetuo, y todo ello, con la inestimable ayuda del Partido Popular, del traidor Núñez Feijoo y de sus adláteres de calcetines con muñequitos

Hoy España entera se tiene que alzar contra este gobierno ilegitimo y golpista, pidiendo paz y justicia. Tenemos la mejor oportunidad de conseguirlo el 23 J.

Los soldados del Rey, la Policía y la Guardia Civil, han de estar alerta para defender a la Patria y denunciar los fraudes que se puedan cometer en nombre de la democracia comunista. Las instituciones, sean cuales sean, deben garantizar un mínimo de convivencia entre los ciudadanos, y actualmente no lo hacen.

 Las ilusiones puestas por tantos españoles en una época de prosperidad y orden, se han visto defraudadas por un gobierno enemigo de España. No podemos defraudar a nuestra Patria y a la Historia. Hoy hemos de recordar que hace 87 años se alzó una bandera, que las espadas siguen en alto y, que por desgracia, la guerra emprendida por el comunismo y el separatismo contra España, no terminó el 1 de abril de 1939. Esa fecha fue un paréntesis en la Historia. La guerra continúa en la mente de Sánchez, en la mente de un enfermo peligroso.

Como sucedió el 18 de julio de 1936, nietos, padres y abuelos hemos de salir juntos a defender la Patria que les dieron sus antepasados. Tenemos la oportunidad de hacerlo el 23 de julio.  España no se inventó con la Constitución de 1812. La Patria existe antes de las constituciones y nació hace más de dos mil  años de la mano de de Roma y del cristianismo. La patria no es de los españoles vivos que forman parte de unos listados electorales, sino que pertenece a los que murieron por ella y a los que están por nacer. En el referéndum de la Historia, los muertos, los vivos y los que nacerán, también votan, y su sufragio nos dice que la patria no puede ser destruida por los traidores vivos y que será defendida por los patriotas que hoy existen y por los héroes ya que han muerto.

Todas las generaciones de españoles han de alzarse en la defensa de sus tradiciones y de su fe, el 23 de julio. Han de levantarse por su bandera, la cual representa la libertad y la soberanía de un pueblo. No cabe transigencia y comprensión, ya que de esta actitud solo recibiremos una respuesta de odio y de derrota.  Recordemos esta genial frase de una arenga al pueblo español, que hoy nos sirve de nuevo:

“… ¿Es que se puede consentir un día más el vergonzoso espectáculo que estamos dando al mundo? ¿Es que podemos abandonar a España a los enemigos de la Patria, con proceder cobarde y traidor, entregándola sin lucha y sin resistencia?

¡Eso, no! Que lo hagan los traidores, pero no lo haremos quienes juramos defenderla…”

El general Francisco Franco lanzó un mensaje desde Canarias, en la madrugada del 17 al 18 de julio de 1936, del que forman parte estas líneas, para explicar los motivos de la sublevación militar. Unos días después, se publicó el diario ‘ABC’ de Sevilla.

Laus Deo.

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