Se está celebrando, en Valladolid, la cumbre europea de ministros de Medio Ambiente y Energía. El motivo de esta reunión es debatir y acercar posturas en temas fundamentales como la postura común de cara a la próxima Cumbre del Clima de la ONU (COP28), la gestión de los suelos, el agua, la biodiversidad, la basura marina, el despliegue de la energías renovables y la controvertida reforma del mercado eléctrico, en una negociación dirigida por la vicepresidenta tercera y ministro para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera.
En fin, cuentos chinos de una gente que han llenado la ciudad de coches oficiales, helicópteros y furgonetas oficiales y, por si esto fuera poco, la llegada de Ribera a una ciudad que está a dos horas en coche de Madrid, se ha producido en Falcon.
Pero hasta el momento, esa cumbre nos ha dejado una imagen tremendamente ridícula y llamativa: ver a la ministro Ribera desplazarse en bicicleta por la ciudad del Pisuerga.
Pero el momentazo ciclista de Ribera, nos ha dejado otros más llamativos. El primero, que se nota a la legua que Ribera y la bicicleta no se ven con demasiada frecuencia. No solo por esa forma de montar en bici, también por esas piernas y ese trasero de Ribera, que se nota que son más de coche oficial que de ciclismo.
Pero por otro lado esta el asunto de la llegada en bicicleta, seguida de una caravana de coches oficiales contaminantes. Y es que, si se fijan, para empezar van en dirección prohibida, aunque ya se sabe que «sus excelencias» pueden ir por donde quieran y hacer lo que les venga en gana.
Pero, ¿qué nos dicen del sujeto que va grabando a la gente que va por la calle? ¿Y del otro que se asoma en el coche como si estuviera grabando a un ciclista del Tour de Francia?
Este es el gobierno de los ridículos, del saqueo, de la tomadura de pelo, de las ilegalidades y del sonrojo ajeno. Parece mentira que sean capaces de hacer todo mal, todo el rato.