Por Alfonso de la Vega
El titular no es por la obviedad de que los actuales dirigentes del PP se comportan habitualmente como asustadizas gallináceas pero gracias a su colaboracionismo a salvo de terminar como bien cebados capones en el capoeiro de la agenda 2030 a lo que disponga el amo. Sí, el amo común suelta la pitanza para engordar, sexa los pollos y selecciona el criadero. Cabe recordar que entre los enseres clásicos de la tradición gallega destaca el capoeiro que es un banco típico situado junto a la lareira con la particularidad de que, debajo del asiento, enjaulados, engordaban en la inmovilidad, la penumbra, el calor y la ceba, los capones que habían de sacrificarse en vísperas de fechas solemnes y desde luego en Navidad. Las cosas se están liando para el antes placentero turnismo de modo que la coyuntura estorba el cebo y engorde de los capones como estaba previsto. Algunos empiezan a barruntar el cercano degolladero. Se muestran inquietos y espantadizos y cada vez se fían menos de lo que pasa o se muestran más despiertos. Mientras tanto la alquitara oficial destila promesas estupefacientes cuyos vapores aturden al sufrido, escamado e infeliz engañado votante.
El tótem oficial del PP es la gaviota que procedía del antiguo partido liberal de Enrique Larroque. Al principio pensábamos que sería un homenaje al Juan Salvador que quería volar más alto. Pero, no. En verdad, la gaviota es un bicho acomplejado por su propia incoherencia. Cobarde, sucio, abundante como las plagas, una especie de rata alada según sus detractores. Un antipático bicho al que le gustaría ser una valiente rapaz del mar. Pero, ironías de la naturaleza, la gaviota carece de garras, es palmípeda. Sólo puede comer carroña o lo que pueda pillar al descuido. A veces ataca a víctimas indefensas. Cuentan los marinos que le gusta picar los ojos de los náufragos exhaustos o de los ya ahogados. De modo que seguramente no estaría de más cambiar ese símbolo tan equívoco pero lamentable para quienes conocen las mañas del bicho alado. Y aquí la gallina ofrece su oportunidad. Para abordar los nuevos tiempos se puede pasar de la gaviota carroñera a la gallina ciega. Pero hay una inquieta gallina con falsos espolones de prótesis que desentona en el adormecido gallinero y debe ser acallada. Pío Pío.
Pero no, el título del texto viene a cuento de la persecución que el PP hace en su sufrida taifa gallega de los paisanos con pequeños gallineros para consumo propio que existen en algunos hogares del rural tradicional. La Junta del PP persigue que haya gallinas indocumentadas y se une a las hordas propiamente rojas en lo de “papeles para todos”. Se trataría de colaborar en la promoción de hambrunas de la agenda 2030 y de pillar lo que se pueda que todo vale para el convento compostelano. Se crea un inventario de explotaciones de autoconsumo con la que proseguir machacando al paisanaje en el futuro con más perniciosas ocurrencias.
Persecución que recuerda por su impía ferocidad digna de mejor causa a la de un Diocleciano con los cristianos del Imperio. El lector pensará: pues a algunos votantes recalcitrantes les estará bien empleado por no hacer caso a los muchos avisos de navegantes y creyéndose la propaganda del Poder empecinarse en seguir apoyando al verdadero peligro para evitar que llegase el malvado lobo. No queríais PP, pues disfrutad ahora de la dictadura de la Agenda 2030.
¡Huy, huy, qué viene el lobo! El lobo, no, pero la raposa risueña por el éxito de su ardid, premia envidiosos chivatazos, inspecciona los gallineros y pone multas de 600 euros. Suma quizás pequeña para los empoderados burócratas compostelanos, pero enorme para muchos aldeanos que viven modestamente. De modo que ahora al sufrido paisano presunto recovero, cada vez más aplastado por municipio, diputación, Junta de Galicia, gobierno central, UE, OMS, ONU, FMI, Foro de Davos y animalistas de igual desatino, tampoco le dejan disponer de sus pocas gallinitas sostenibles criadas con sobras, ni de sus huevos frescos. Todo por filantrópicos motivos fiscales o de arbitrario despotismo socialista disfrazados con el viejo pío truco del cambio del clima climático climatizable, la trazabilidad del carbono o del mismísimo bienestar animal.
Con esta cosa del progreso al gusto “europeo” el pobre paisano ya tampoco puede destilar su botellita de orujo en alquitara casera. Que no se diga que Galicia no alcanza la posmodernidad más posmoderna gracias a los desvelos y puesta al día en el prohibir y fastidiar de la obediente administración galleguista pepera o del socialismo azul. Una administración socialista absorbente y reglamentista que dispone de los bienes del ciudadano como si fuesen suyos y que parece por su comportamiento que se ha propuesto arruinar al pequeño agricultor o ganadero bajo su dominio. Con esto de las taifas todo son ventajas para el súbdito.
El PP español ya está a las órdenes de la zumbada U.Vonderleyen,quizás por eso dejaron hace tiempo de hacer oposición.Dentro de poco promoverán la guerra,enviando a los jóvenes a la muerte,menos a los hijos de,Úrsula o a los de Macron (un teabs puede teber hijos?).
Y como Úrsula asesina de pro y genocida nazi…ahora le ha tomado manía a los animalitos véase las pobres gallinas…pues obedecen a ciegas como Rajoy obedecía a la Merkel.
Si todo ese tiempo y energía lo dedicasen a defender la vida,los intereses de los españoles…o de una vez por todas atacar en firme al PSOE como supuesto partido opositor…
Pero no es así,al PP le da lo mismo que nos hechen estelas químicas,que quemen edificios con 5G,que maten a gente con vacunas de G-O,les da lo mismo encerrar a la gente y obligarles a hacer uso de mascarillas inútiles.
Les da lo mismo que el sinvergüenza de Sánchez les haga una moción de censura,les da todo igual,solo esperan agazapados a ver si vuelven a entrar en el poder,y mientras tanto pues unas tracas por aquí,y unos castillos artificiales por allá y ya,está.