Artículo de Alfonso de la Vega
Como sustancioso aperitivo de esta etapa de la dictadura una siniestra miembra del Poder Legislativo compinche socia del Gobierno de Su Majestad que responde al nombre de la Noguera amparada por la no menos siniestra madame que responde al nombre de la Armengol se ha permitido amenazar a cinco jueces o magistrados con nombres y apellidos debido al cumplimiento de su deber. La susodicha indígena catalana también ha amenazado a gentes del supuesto Cuarto Poder, hoy por desgracia en absoluto descrédito por su estulticia, corrupción, mendacidad cuando no decidida complicidad con el enemigo.
Entretanto el presidente del Gobierno de Su Majestad ha marchado a pavonearse y chulear al parlamento europeo, ese oneroso y nutrido circo que nos sale por un ojo de la cara y que sirve para aplaudir las fechorías de la Von Trinken y demás cuadrilla ruinosa y liberticida. Parece ser que incluso el más topo de los europarlamentarios ha podido percibir la auténtica calaña del valido filipino.
Don Felipe VI sigue sin decir nada sobre la presunta descomunal cornamenta impunemente colocada por su virtuosa esposa. Un asunto que no es solo privado como nos dicen. Al parecer, don Juan Carlos habría aconsejado a su hijo que pidiese una prueba de ADN de las herederas. No sé si escampará pero la perorata estupefaciente de esta Nochebuena promete un ridículo histórico, dentro del heroico Suma y sigue al que ya nos tiene acostumbrados. Aparte de su propia situación personal con una familia destrozada que no ha sabido defender, suceden cosas muy graves.
Se están destruyendo las bases de la convivencia, incluso de la supervivencia nacional, en lo que con su silencio y mansedumbre, don Felipe también está colaborando a destruirla. Hemos comprobado que existen dos interpretaciones de la Constitución. Según la más complaciente don Felipe no puede hacer nada, su papel es meramente decorativo y pudiera ser sustituido por un robot de IA. Según la otra que entiendo la más correcta sí que puede y además, debe. Y en todo caso sería la preferible para él. Más vale perder el trono pero con la dignidad de haber intentado defender al pueblo y a la nación que tener que salir huyendo sin hacerlo.
El problema es que aquellos que pudiendo impedirlo porque tienen el poder incluso han jurado hacerlo, no lo hacen. De modo que el enemigo cada vez se ve más ensoberbecido y envalentonado.
En este desorden de cosas también hemos conocido una querella por presunta prevaricación interpuesta en el Tribunal Supremo contra el falsario por un popular abogado quien en su cuenta de la red explica que:
“Por fin me querello contra Pedro Sánchez. Creo que puede prosperar y mas ahora que al ser aforado le va a juzgar el Tribunal Supremo. La querella es algo similar a lo que le pasó a Al Capone: es por un delito de malversación simplemente. Pero es hasta 4 años de cárcel y, muy importante, inhabilitación para ser presidente.”
Excelente ocasión para que el Tribunal Supremo se pronuncie como es preferible que haga: mediante sentencias. En este caso, una sentencia condenatoria sería recibida con singular alivio pues podría suponer terminar con la amenaza para la supervivencia nacional que representa el déspota. Acabaría con la carrera política del valido real antes de que la cosa definitivamente ya no tenga remedio.
Lo de los voluntariosos comunicados de protesta quejándose de las fechorías del gobierno de Su Majestad queda muy bonito cara a la galería e incluso puede servir de dudoso consuelo perecedero a quienes se conforman con poco, pero incluso resulta motivo de burla, escarnio e irrisión por parte del valido real, dispuesto a acabar con lo que quede de ficción acerca de la separación de Poderes, en todo lo que se oponga a su voluntad.
Ahora el toro está en el ruedo y se podrá comprobar que hay de postureo, pico de la muleta aliviándose, o si de verdad el Tribunal está dispuesto a cumplir con su deber, lidiar a la fiera y ofrecer faena al sufrido y tantas veces defraudado público.
España es Españistan…