Hemos de reconocer que tenemos una gran decepción con buena parte de la sociedad española. Ilusos que somos, esperábamos que con todas las evidencias que se han mostrado sobre lo que ha sucedido, lo que sucede y lo que sucederá, fuera mayor el número de personas que no se dejara engañar y, sobre todo, que plantara cara y defendiera sus derechos, pero parece que no hay manera.
Además, ni siquiera se toman la molestia de prestar atención a las grandes contradicciones en las que caen esos que nos quieren engañar. ¿Recuerdan ustedes cuando comenzó la campaña masiva de engaño con las inoculaciones? ¿Recuerdan ustedes que el primer cargamento de brebajes venía en camiones refrigerados, puesto que tenían que almacenarse a varios grados bajo cero?
Pero solo se mantuvo la farsa de la temperatura un tiempo. A partir de cierto tiempo después, e incluso en verano, a la gente se le metía el «rejón» en cualquier ligar. Se organizaban vacunódromos en pleno verano, a 40 grados de temperatura, y ahí, sorprendentemente, no pasaba nada.
Pero lejos de prestar atención a un asunto tan básico como ese, la gente siguió haciendo el canelo y pensando que poner el brazo les iba a salvar la vida. La cosa no solo se quedó en eso. Después se nos dijo que los niños, a pesar de no sufrir problema alguno con la enfermedad, también tenían que ser pinchados para garantizar «la seguridad de los abuelos».
Y allá que fueron los padres más irresponsables y despistados a poner en riesgo la salud de sus hijos, sin investigar nada, solo porque se lo decían en la tele.
Ha pasado el tiempo y nos hemos encontrado con infinidad de muertes repentinas de gente de todas las edades. Ancianos, adultos, jóvenes e incluso niños que están cayendo fulminados con infartos, cuando antes no sucedía nada de eso.
Pero buena parte de la gente sigue sin verlo y allá que van a ponerse la tercera, la cuarta, la quinta, o cien si hace falta. Es ahí cuando te das cuenta del nivel de muchos. Es entonces cuando se producen entrevistas surrealistas como estas. Una pena.
Charo de libro…
Yo iba a la universidad y acabe de jueza gilipollas…