Sánchez ha convertido España en un estercolero en el que la porquería no deja de crecer, al mismo ritmo al que pasan los minutos y las horas desde que este tipo llegó a la Moncloa. Pero la cosa es aún peor si tenemos en cuenta que ha generado a su alrededor una especie de ventilador de porquería que agranda todo lo que él hace y dice al difundirlo hasta el último rincón de nuestro país.
Televisiones y medios subvencionados, pelotas de medio pelo a los que el presidente ha convertido en expertos de casi todo, lacayos incapaces de ganar un solo euro por sí mismos o por sus méritos, brazos armados con la que intentar convertir a la mayor basura e un manjar, que mucho descerebrado se come.
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Y como continuación de su campaña orwelliana con la que nos pretende convencer de que dictadura es libertad, guerra es paz, lo malo es bueno y lo bueno es lo peor que hay, la mafia mediática se ha puesto a blanquear la amnistía, la mentira, la tomadura de pelo, pretendiendo convertirla en negociación, en «cultura del pacto».
Por eso, a través de uno de sus medios de manipulación se da voz a uno de sus lacayos para intentar convencernos de que los locos somos nosotros y los cuerdos son Sánchez y ellos mismos. Así, mesándose el pelo, con voz engolada el tipo sale a cumplir su función por la televisión.
Es lo que le ordenan, probablemente sea para lo que lo pagan y, como ya se sabe, en la España actual no hay nada por encima de proteger y defender a quien te paga. Aunque sea soltando estupideces, aunque sea diciendo la mayor de las insensateces, aunque sea a costa del perjuicio de todos los que te rodean.
«La cultura del pacto».
Los PGE como elemento de chantaje perpetuo, sin entrar ni un milímetro en si son unos presupuestos sensatos y enfocados al bien común y la prosperidad de la PATRIA en el 100% de su TERRITORIO (que nunca lo son). Y ya a todo el mundo le parece normal que el sabotaje irracional de los PGE sea la dinámica normal de los «acuerdos políticos».
«La disciplina de voto», de forma que un diputado «socialista» que han votado los extremeños, o los aragoneses, o los castellanos, o los valencianos, o los canarios, votará lo que le digan en «Ferraz» (es decir, Washington, Bruselas, la City de Londres, y alguna que otra cripta sórdida) aunque sea un hecho irrefutable que la «sensibilidad catalana»(mentira, los catalanes votaron mayoritariamente al globalista C’s, pensando que era un partido español, y gran parte del voto «independentista» es voto subrogado de Marruecos, pues mandó una gran población flotante para «tumbar nuestra democracia usando nuestra democracia») y la del partido «socialista, obrero y español» que «no deja a nadie atrás» sabotean el crecimiento del puerto de Valencia, dicen en las cortes que Extremadura «no necesita un tren», aprueban suprimir ayudas al sector primario de Castilla mientras se destinan millonariamente a Cataluña, inyectan miles de millones en panfletos catalufos que nadie lee, mete a los palmeños del volcán en barracones y aloja a los invasores africanos en hoteles de 5***** y un interminable etcétera de abominaciones guionizadas por el mismo demonio.
Es que sí, el sistema funciona así. Pero es que es una basura de sistema. Y los «periodistas» y «analistas» analizando la cosa de forma entre resignada y sumisa a ese sistema atroz forman parte (fundamental) del problema.
Se impone poner el foco en esos periodistas, y en esos diputados «socialistas obreros españoles» que se forran de pasta por ir a votar, sí o sí, abominaciones dictadas desde la «burguesía catalana» y desde las logias. Viven (de p.m.) muy tranquilos desde su segundo plano, comprando en Prada y tal y haciendo lo opuesto a lo que sus palurdos votantes creen que hacen.
Este país necesita ser sacudido de su mentalidad resignada, rutinaria, servil y engañada. El «despertar» está demasiado poco trabajado.
«Cultura del pacto».
Cultura. Así que la gran mayoría, incluidos casi todos los «despiertos» y «disidentes» persisten en usar el término «batalla cultural», acuñado por ELLOS, para referirse a la estafa lingüística y conceptual y la guerra psicológica (unidireccional hasta hace dos días).
Le cosen la palabra «cultura» a cualquier bazofia decadente o a cualquier triquiñuela de laboratorio social, y ahí lo dejas, convertido en mobiliario del decorado que nadie debería tocar.
No se puede ser más imbécil, o más bastardo manipulador.
Estos Terroristas que de Periodistas no tienen nada pero de Delincuentes todo deberían pasar por un Tribunal y ser condenados a PPR más de uno no por sus opiniones sino por el daño causado. El dejar a un perro 5 minutos en la puerta de la tienda no es delito lo que vosotros haceis si lo es.