Nos interesa la operación de extracción de Nicolás Maduro y toda la cúpula del Cártel de los Soles por varias razones. Primero por una cuestión personal de querencia y amistad. He viajado mucho a Venezuela; en ocasiones desde Puerto Rico y otras veces desde Madrid, de paso para Buenos Aires, con escalas de quince o veinte días a la ida, y otros tantos a la vuelta. De ahí me traje la receta del pabellón y las arepas. Pero quizá el interés más importante es descubrir y airear la conexión de la cúpula narcoterrorista con algunos políticos españoles, entre ellos el más que millonario Rodríguez Zapatero –el iniciador de la ruina y el expolio de España–, sobre el que existen causas abiertas en juzgados de Estados Unidos. Y hablar de Zapatero es hacerlo de otras personas de su entorno y del propio Pedro Sánchez, además de algunos miembros de Podemos, auténticos instauradores de la ponzoña comunista que nos atenaza y tiñe de negro el paisaje político, social y moral. Esto abre nuevas expectativas ante la escasa esperanza de que estos personajes que, a través de la corrupción, han comprado la impunidad, sean investigados y juzgados en España.
La cercanía es tal, que, en las últimas semanas, y a propósito del despliegue militar estadounidense en el Caribe para extraer al narcoterrorista Nicolás Maduro y al resto de la cúpula del Cártel de los Soles, Zapatero pretendió negociar un pacto con Estados Unidos para establecer un gobierno de transición en Venezuela, liderado nada menos que por la maletera Delcy Rodríguez y su hermano Jorge Rodríguez, actual presidente de la Asamblea Nacional. No habrá pacto. Tal y como llevan anunciando, desde Marco Rubio al propio presidente Donald Trump no se pretende un cambio de régimen, ni invadir Venezuela, sino extraer a la cúpula narcoterrorista del Cártel de los Soles, constituida por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Vladimir Padrino y los dos hermanitos Delcy y Jorge Rodríguez. Estados Unidos quiere a Maduro, y a ser posible vivo, igual que al resto de la mafia criminal. No porque sus vidas sean imprescindibles para el bien del planeta, sino para oírlos “cantar”.
Nicolás Maduro también ha intentado negociar una salida airosa a un país, posiblemente Guinea, a dónde han enviado oro y dinero para vivir su exilio a cuerpo de rey. A cambio ha ofrecido poner al servicio de Estados Unidos los recursos de Venezuela, entre ellos, tres millones de barriles de petróleo diarios, pero con la condición de dejar a su esposa Cilia Flores al frente del país, y también se habló de los citados hermanos Rodríguez: Jorge y Delcy. Pedía además que se retirase la recompensa de 50 millones de dólares; la misma cantidad que se ofreció en su día por Osama bin Laden. Hay que decir que contra Maduro se está utilizando el mismo protocolo de captura: apresarlo como terrorista, vivo o muerto.
El operativo en el Caribe se ha ido intensificando en los últimos dos meses y más en concreto en los últimos días, tras la llegada del USS Gerald Ford. Las fanfarronadas y bravuconadas de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello transmitidas en los medios de comunicación a su servicio, amenazando con sus misiles Igla-S y alentando al pueblo a la lucha contra el invasor imperialista yanqui, son puro teatro, producto del miedo que los está consumiendo, pendientes de si los van a extraer o van a ser entregados por los suyos.
Los analistas expertos en ese rincón de la geografía, entre ellos, exmiembros de los servicios de Inteligencia, militares y asesores de la Casa Blanca vienen augurando desde hace semanas que el fin de Nicolás Maduro está cerca. Todos concluyen que antes de Navidad. Ayer, en concreto, el piloto de guerra, excombatiente de Vietnam y asesor de la Casa Blanca, Luis Quiñones, anunció que faltaban pocas horas para el inicio de la “Operación Lanza del Sur”. Dijo que los misiles empezarían a volar y aclaró una vez más que no se trataba de invadir Venezuela, sino de extraer a los narcoterroristas, insistiendo que saldrían en ataúd o engrilletados.
Volviendo a Rodríguez Zapatero, desde hace un tiempo, el expresidente de España es el principal asesor de Pedro Sánchez y quien maneja los hilos sobre cómo ganar ingentes cantidades de dinero fácil, más aún que con los prostíbulos y las comisiones y mordidas al uso, lo cual le facilitaría perpetuarse en el poder. Algunas fuentes sostienen que es el presidente en la sombra. No lo sabemos con total certeza, pero sí se puede asegurar que la trama mafiosa con Venezuela empieza con Zapatero y fue in crescendo. “Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”, dice el refrán. Zapatero lo convirtió en realidad, cobijándose en el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, expertos en técnicas de enriquecimiento rápido, a través del cabildeo y alianzas entre Estados cloaca, políticos corruptos y la trata, donde obra absolutamente todo lo imaginable del mundo del hampa, desde producción y tráfico de drogas, minería ilegal, oro y piedras preciosas, tráfico de personas; donde el sicariato de Estado, es decir, esas muertes extrañas enmascaradas en suicidios imprevistos, es algo normal. De ahí el asunto de las maletas de Delcy, del que venimos hablando desde aquella noche de enero de 2020; y anteriormente la condena de Raúl Morodo, embajador de Zapatero en Venezuela y condenado por la Audiencia Nacional por el cobro de comisiones millonarias a Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), por asesorías ficticias, y la extraña muerte –nada menos que ahorcado en una oficina– del venezolano Juan Carlos Márquez, directivo de PDVSA, detenido en España y puesto en libertad tras haber pactado colaborar con la justicia española en la causa abierta contra el exembajador Morodo. ¡Más le hubiese valido dormir en la celda! (Dicho sea de paso, los bonos basura de PDVSA están subiendo, lo cual se interpreta como augurio de que el cambio se acerca). Si no se tuercen los planes, toda esta pesadilla está a punto de estallar y, tirando hacia atrás en la línea del tiempo, muchos se van a llevar alguna que otra sorpresa.
Si la cúpula del Cártel de los Soles cae, la marea alcanzará a Zapatero y, muy posiblemente, a Sánchez y su entorno. Hasta donde sabemos, Zapatero tiene ya causas abiertas en juzgados estadounidenses, y todo apunta a que tendrá un destino poco halagüeño. Serán muy importantes las pruebas que aporte el que fuera jefe de espionaje de Venezuela, Hugo Carvajal, quien se declaró culpable de delitos de narcotráfico y narcoterrorismo, preso en Estados Unidos esperando sentencia. Esta estaba fijada para el 29 de octubre; luego se pospuso a noviembre y, finalmente, al 12 de febrero de 2026, porque el exagente de Inteligencia, “el Pollo”, quiere presentar más pruebas en su alegato previo, a fin de rebajar su condena que podría ser de cadena perpetua. Esperemos que no les ocurra nada a estos testigos tan relevantes para el bien del mundo y que, una vez más, todo se quede en nada.
Dice el citado asesor de la Casa Blanca, Luis Quiñones que “la cosa va mucho más allá de lo que se sabe”; que hay muchos nombres involucrados. “El narcotráfico ha comprado a muchos presidentes durante años”, asegura. Declaró que Bachelet recibió más de 13 millones de dólares; Lula más de un billón de dólares –debe referirse al billón estadounidense equivalente a 1.000 millones (nueve ceros)–, a cambio de permitir blanquear dinero en los bancos del país; Evo Morales recibió 420 millones, Cristina Kirchner 311, y una cantidad similar Álvaro Colon. No dio nombres de españoles salvo de Zapatero, aunque sin precisar la cantidad.
Extremadamente grave es la conexión del Cártel de los soles con el Tren de Aragua y franquicias terroristas, como Hamás o Hezbolá, a cuyos miembros se les ha “regalado” la nacionalidad, lo cual podría entorpecer la paz con el gobierno legítimo de la nueva etapa. No hay que olvidar que Maduro robó las elecciones y nunca quiso presentar las actas.
Gran parte de estos datos se han conocido gracias a las declaraciones de los que acceden a colaborar con la Justicia para rebajar sus condenas, como el Mayo Zambada, jefe del Cártel de Sinaloa, que fue durante años uno de los capos más buscados de México, hasta su captura en julio de 2024. Curiosamente, este hombre confesó una gran verdad que todos conocemos: “Yo no hubiese llegado a ser quién soy, sin la ayuda de policías, políticos y bancos”. ¿Deberíamos añadir jueces? Desgraciadamente, es cierto. Por eso, la corrupción debe ser castigada duramente, y la sociedad debe ser más sensible ante la corrupción que arruina sociedades, política, económica y moralmente.
Seguimos esperando un nuevo amanecer para Venezuela. Son demasiados años de dictadura comunista, de injusticia, hambre, persecución, muertes, torturas y falta de libertad. Ojalá que la operación del Comando Sur sea exitosa, sin demasiadas víctimas; ninguna a ser posible. Y que a esta le siga la liberación de Nicaragua, Colombia y Cuba. ¡Dios mío, yo hablando de guerra!

