En un giro que ha sacudido el debate internacional sobre el conflicto en Ucrania, el economista y profesor estadounidense Jeffrey Sachs ha revelado que el presidente francés Emmanuel Macron le confesó en privado que la OTAN es responsable del inicio de la guerra, un contraste radical con las declaraciones públicas de Macron que atribuyen la agresión a Rusia. Esta afirmación, hecha pública en una entrevista con el periódico italiano Il Fatto Quotidiano, se produce en un momento de escalada retórica, ya que el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha declarado este lunes que la OTAN está «de facto» en guerra con Rusia debido a su apoyo directo e indirecto a Kiev. Estas declaraciones han generado un revuelo en medios y redes sociales, avivando las tensiones entre Occidente y Moscú.
Jeffrey Sachs, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia y reconocido por su labor en economía global y asesorías a la ONU, ha sido un muy crítico con la expansión de la OTAN hacia el este de Europa, argumentando que esta provocó la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. En la entrevista publicada el 13 de septiembre, Sachs ha contado una conversación privada con Macron, quien le otorgó la Legión de Honor en reconocimiento a su trayectoria. Según Sachs, Macron le dijo: «La guerra en Ucrania es toda culpa de la OTAN», enfatizando que esta admisión es clave para entender el conflicto. Sachs añadió que esta revelación le «molesta» porque Macron no la repite en público, donde ha acusado repetidamente a Rusia de ser la agresora. Esta discrepancia entre lo privado y lo oficial ha sido destacada por Sachs como un ejemplo de la hipocresía en la narrativa occidental sobre el origen del conflicto.
El contexto de esta supuesta conversación no se detalla con precisión en la entrevista, pero Sachs la vincula a discusiones sobre la geopolítica europea. Macron ha sido uno de los líderes más activos en el apoyo a Ucrania desde el inicio de la invasión, promoviendo envíos de armas y sanciones contra Rusia. En discursos públicos, como en la Cumbre de la OTAN de Washington en julio de 2024, Macron ha insistido en que «Rusia es la responsable de esta guerra» y ha abogado por una mayor implicación de la Alianza Atlántica. Sin embargo, Sachs sugiere que en privado, Macron reconoce el papel provocador de la OTAN, alineándose con la tesis rusa de que la expansión de la Alianza hacia las fronteras de Rusia violó promesas post-Guerra Fría y forzó a Moscú a actuar. Hasta la fecha, el Palacio del Elíseo no ha respondido a estas acusaciones, lo que ha alimentado especulaciones en redes sociales sobre una posible validación implícita de la posición rusa.
Paralelamente, el Kremlin ha endurecido su postura. Este 15 de septiembre, Dmitry Peskov, portavoz del presidente Vladimir Putin, afirmó que «la OTAN está de facto en guerra con Rusia», aludiendo al apoyo militar y logístico que la Alianza proporciona a Ucrania. Peskov lo describió como «obvio», señalando tanto la ayuda indirecta (como inteligencia y entrenamiento) como la directa (incursiones de drones rusos en espacio aéreo de países OTAN, que han provocado respuestas defensivas). Esta declaración se enmarca en un contexto de tensiones crecientes: recientemente, aviones rusos violaron el espacio aéreo de países bálticos miembros de la OTAN, lo que llevó a la Alianza a desplegar cazas en alerta. Peskov enfatizó: «Se puede decir con absoluta certeza que la OTAN está luchando contra Rusia», y acusó a la organización de participar en el conflicto mediante el «apoyo al régimen de Kiev».
El anuncio de Peskov coincide con ejercicios militares rusos en Bielorrusia, interpretados como una demostración de fuerza ante la OTAN. Fuentes rusas, como la agencia TASS, han vinculado estas maniobras a la «escalada» occidental, mientras que analistas occidentales, como el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), lo ven como propaganda para justificar avances en el frente ucraniano. Peskov también ha diferido de otras voces rusas, como el ex presidente Dmitri Medvédev, quien ha sido más directo al calificar las acciones de la OTAN como «guerra abierta», pero el Kremlin mantiene una retórica de «de facto» para evitar una escalada declarativa.