Javier Lambán Montañés, expresidente del Gobierno de Aragón y exsecretario general del PSOE Aragón, ha fallecido este viernes a los 67 años tras una batalla contra múltiples enfermedades. Lambán, quien padecía cáncer de colon desde 2021, cáncer de hígado y esclerosis múltiple desde 2010, estuvo en política más de cuatro décadas marcadas por su papel en la región de Aragón, así como por su firmeza en defender sus principios, incluso frente a las tensiones internas en su propio partido.
Nacido en Ejea de los Caballeros en 1957, Lambán dedicó su vida a la política, desde sus inicios como concejal en 1983 hasta su presidencia de Aragón entre 2015 y 2023. Su trayectoria incluyó cargos como alcalde de Ejea, presidente de la Diputación Provincial de Zaragoza y senador autonómico. Durante su mandato, impulsó proyectos como las energías renovables, la logística y la resolución del litigio de los Bienes de Sijena, además de gestionar la región en 2020 mientras lidiaba con sus problemas de salud.
Sin embargo, la carrera de Lambán no estuvo exenta de conflictos, especialmente en sus últimos años, marcados por profundas discrepancias con la dirección nacional del PSOE, liderada por Pedro Sánc-hez, y con figuras como Pilar Alegría, su sucesora en la secretaría general del PSOE Aragón. A pesar de su delicado estado de salud, Lambán enfrentó duras críticas y presiones internas que, según algunos, empañaron sus últimos años.
Javier Lambán fue uno de los barones socialistas más críticos con las políticas de Pedro Sánch-ez, especialmente en temas como los pactos con partidos independentistas, la Ley de Amnistía y la financiación singular para Cataluña. Su postura, arraigada en la defensa de la igualdad entre territorios y su rechazo al nacionalismo, lo llevó a enfrentarse abiertamente con la dirección de Ferraz. En 2017, Lambán apoyó a Susana Díaz en las primarias del PSOE frente a Sánc-hez, una decisión que lo situó en minoría dentro del partido y marcó el inicio de una relación tensa con el líder socialista.
A pesar de su enfermedad, Lambán no dudó en alzar la voz contra lo que consideraba desvíos del PSOE de su esencia como garante de la unidad de España. En su libro de memorias, Una emoción política, expresó que «los socialistas vinimos al mundo para combatir a los nacionalismos, no para aliarnos con ellos», una declaración que refleja su desencanto con las alianzas de Sánchez. Estas discrepancias, lejos de ser meramente políticas, se tornaron en un desgaste personal para un hombre que, aun debilitado por el cáncer y la esclerosis, seguía defendiendo sus convicciones.
Otro capítulo doloroso en los últimos años de Lambán fue su relación con Pilar Alegría, quien asumió la secretaría general del PSOE Aragón en enero de 2025, apenas dos días antes de que Lambán anunciara su renuncia como senador autonómico y su retirada de la política institucional. Aunque Alegría fue en su momento una figura de confianza para Lambán —quien la nombró consejera de Innovación, Investigación y Universidad en 2015 y la apoyó como candidata a la alcaldía de Zaragoza—, su alineación con Pedro Sánchez marcó un punto de ruptura.
El nombramiento de Alegría como delegada del Gobierno en Aragón en 2020, sin consulta previa con Lambán, fue percibido como una afrenta por el entonces líder del PSOE aragonés. Este episodio, junto con el apoyo de Alegría a las políticas de Ferraz, profundizó la fractura entre ambos. Lambán llegó a descartar públicamente a Alegría como su sucesora, afirmando que el liderazgo del PSOE Aragón debía recaer en alguien «comprometido con el territorio» y no en «un transeúnte ventajista de la política». Estas palabras, pronunciadas en Huesca en octubre de 2024, evidenciaron la tensión acumulada y el dolor de un Lambán que veía cómo su legado era eclipsado por un cambio de rumbo en el partido.
La elección de Alegría como líder del PSOE Aragón, apoyada por la federación de Huesca y por Sánchez, supuso un golpe definitivo para Lambán, quien decidió no asistir al 18º Congreso Regional del partido donde se ratificaría su sucesión. Su ausencia fue interpretada como un símbolo del cambio de ciclo en el socialismo aragonés y de su rechazo a avalar un liderazgo que consideraba desalineado con sus valores.
A pesar de las tensiones, Javier Lambán dejó una huella en Aragón y en el PSOE. Su capacidad para liderar mientras enfrentaba graves problemas de salud —diabetes tipo 1 desde 2003, cáncer de colon, cáncer de hígado y esclerosis múltiple— es un testimonio de su fortaleza y compromiso. En su mensaje de despedida como senador, expresó su gratitud al PSOE Aragón, a las Cortes y al Senado, reafirmando su vocación de servicio: «Pongo fin a mi vida política institucional, que empezó en 1983 en el Ayuntamiento de Ejea, guiado siempre por la vocación de ser útil a mi pueblo, a Aragón y a España».
La muerte de Lambán ha generado una oleada de reacciones en el ámbito político, con reconocimientos a su legado, pero también con reflexiones sobre las dificultades que enfrentó dentro de su propio partido. Lo cierto es que Lambán, aun en sus momentos más difíciles, nunca renunció a sus principios, dejando un ejemplo de coherencia en un panorama político a menudo marcado por el enfrentamiento.