Por David Azañón (Subinspector 87713)
En el día de ayer, un inspector de la Policía Nacional destinado en Baleares y para más inri, jefe de grupo de estupefacientes fue detenido en el marco de una operación contra el narcotráfico y el blanqueo de capitales.
Tal y como relato en mi libro “Policía Nacional 87.713” jamás quise formar parte de las unidades que investigan los delitos contra la droga en el seno de la Policía Nacional. Y nunca lo quise no porque no considere las drogas un problema de seguridad mundial (una sociedad drogada es una sociedad aborregada) sino porque todas las administraciones de todos los países están inmersas en el tráfico de estupefacientes y psicotrópicos en mayor o menor medida. Empezando con la más poderosa de todas, la CIA, organización que financió varias guerras gracias a la citada actividad. Casos como Irán – contra, el apoyo a los muyahidines productores de opio, ídem durante la guerra de Vietnam colaborando con los traficantes de Birmania, Laos y Tailandia. Todo ello sin perjuicio de proyectos como MK-ultra, y otros, destinado al control mental mediante el uso de drogas.
¿Alguien no se ha dado cuenta de qué países controlan el tráfico de fentanilo, opiáceo sintético más potente que la morfina 50 – 100 veces?
No me crean, apaguen la TV e investiguen.
Decía que no quise inmiscuirme en la investigación de los delitos relacionados con las drogas porque haciéndolo bien, me refiero a la legalidad vigente, siempre caminas en la cuerda floja empero el mayor riesgo no son los narcotraficantes, siempre existe riesgo en los puestos de trabajo operativos, sino en el enemigo interno, es decir, los policías que trabajan para ambos bandos.
Además de lo anterior, faltan de medios, coberturas para infiltrarse con seguridad, etc. mientras que sobran medios para que los políticos vayan en coche oficial, consuman cocaína y se vayan de meretrices. Tampoco faltan recursos para los MENAS que deberían ser repatriados inmediatamente como tampoco faltan medios para inmigrantes ilegales a quienes en vez de expulsarles, les dan una paguita, hotel, le pagan abogado, intérprete, mientras que los españoles que sufrieron el volcán de La Palma o de Tres Cantos van a barracones o a un polideportivo como perros. Tampoco debemos olvidar a ciertos mandos policiales, quienes por medrar, ordenan que sus subordinados se pongan en peligro y así complacer al poder político. Descansen en paz los dos agentes de la Guardia Civil asesinados con una narcolancha en el puerto de Barbate (Cádiz) y tantos otros policías, de toda índole, en acto de servicio y honradamente.
Estando destinado en un puerto de España observé como dos Guardias Civiles, afortunadamente otros no actuaban de la misma forma, guardaban en sus vehículos particulares mercancías perecederas incautadas durante su turno (la competencia sobre el control de mercancías es de la Guardia Civil mientras que el control de entrada y salida de personas es de la Policía Nacional), me refiero a pescado, aceite de oliva, hortalizas, etc. Yo se lo comuniqué a mi jefe, y máximo responsable de la Policía Nacional en el puerto, de hecho le llamé y lo vio con sus propios ojos. Su respuesta fue inequívoca: ”No te metas”.
En otra ocasión, llevamos a cabo una visita al puerto más importante del levante español, en representación de la Secretaría de Estado de Seguridad (SES), estando destinado en el CNPIC cuyas siglas corresponden a Centro para la Protección de Infraestructuras Críticas, aunque bien podrían corresponder a Centro Nacional para la Inutilidad y el Clientelismo, o Centro Nacional para la Promoción de Intereses de los Compañeros o Centro Nacional para la Improvisación y el Cuñadismo. El CNPIC no vale para absolutamente nada, es el enésimo chiringuito de la administración (central, autonómica o local) pues de nada sirvió durante el apagón y de nada sirve para evitar fallos en los trenes, etc. eso sí, cuentan con unas instalaciones con piscina, baño propio en los despachos de sus mandos, etc. Volviendo a la visita al puerto, el caso es que el máximo responsable de seguridad privada del mismo nos manifestó, con pesar y frustración, que había estibadores, vigilantes y policías relacionados, en mayor o menor medida, con el tráfico de drogas y que le era imposible controlarlo.
¿Alguien cree que el puerto de Barcelona con los Mozos de escuadra o en el puerto de Bilbao con la policía vascongada ocurre algo distinto?
En otra ocasión un compañero de la Guardia Civil, con quien compartí destino en la SES, me manifestó que hasta en tres ocasiones le sucedió algo sumamente irregular. Estando destinado en la recaudadora DGT (me confesó que si no llegaban a un mínimo número de denuncias ciertos complementos en sus retribuciones se veían menguados o directamente le echaban de la Agrupación) paró a un camión a fin de inspeccionar la carga que transportaba. Resultó que el camión que iba precintado y su conductor le manifestó que no podía abrir el camión. No quedó ahí la cosa sino que el conductor le manifestó el nombre completo y rango de su capitán, tras lo cual añadió que le iba a llamar por teléfono para que hablara con él y le ordenara no abrir el camión. Así se lo dijo el camionero y así sucedió. Mi amigo, perplejo, no pudo sino obedecer, recordemos la naturaleza militar de la Guardia Civil y los castigos que sufren de forma expresa y de forma encubierta, especialmente cuando se trata de defender la legalidad vigente y enfrentarse al poder.
Otro compañero Guardia Civil, que a la postre se convirtió en amigo, un raso como ellos mismos se denominan pero que es un ingeniero sumamente competente cuyo teniente ostenta únicamente el graduado escolar (¡qué dislate!) y cuyo capitán, ahora comandante, es el hijo de un golpista condenado a prisión por el golpe de estado del 23F, me manifestó que nada más entrar en la Guardia Civil y ser destinado en el aeropuerto de Madrid – Barajas “debería haber abandonado la Guardia Civil de lo que allí se cocía” (sic). A buen entendedor…
En suma, desde 2014, un total de 47 agentes de la autoridad han sido expulsados por su vinculación con el tráfico de drogas (27 de la Guardia Civil y 20 de la Policía Nacional) aunque debo reseñar que para policías autonómicas y locales no existen datos, imagínense cómo serán las cifras… eso sin contar el consumo de drogas…
Todo ello sin mencionar a los policías, de toda índole o corporación, detenidos y absueltos por defectos de forma o por presunta corrupción, judicial o fiscal. Digo presunta porque al contrario que en otros países, DEP el juez Giovanni Falcone, en España no se reportan casos de jueces o fiscales españoles condenados y expulsados por tráfico de drogas.
¿Alguien de ustedes recuerda alguna noticia de algún juez, magistrado o fiscal condenado y expulsado por un delito relacionado con el tráfico de drogas?
¿Alguien cree que el Policía Nacional que ocultaba en su domicilio 20.000.000€ actuaba solo?
Resulta que en España hay policías corruptos, casualmente de todas las categorías profesionales pero nunca comisarios, por su relación con el narcotráfico, pero, sorprendentemente, no existen jueces y fiscales corrompidos por lo mismo, así como tampoco políticos.
España es un país exánime, estimados compatriotas de cualquier ideología o condición. Como aseveró Edmund Burke: “Lo único necesario para que el mal triunfe es que los hombres buenos no hagan nada.” Y en España los hombres buenos están bajos, muy bajos de testosterona.