«La justicia no es igual para todos. Miren ustedes: hay una justicia para los poderosos y efectivamente hay unas justicias para los que no lo son. Y esto desgraciadamente lo vemos los jueces cada día. Vemos cómo los escritos de acusación se modifican en función de las personas en estos casos, no en los delitos comunes, donde lógicamente el Ministerio Fiscal tiene el mayor interés de defender la sociedad frente al ataque de estos delitos ordinarios, pero cuando se trata efectivamente de estos delitos, ahí se la cogen mucho con papel de fumar. Y tienen muy en cuenta a quien le imputa, qué se le imputa, si puede imputar menos, si podemos llegar a menos, etc.»
Estas palabras las pronunció la juez Mercedes Alaya en 2017, durante una conferencia que ofreció acerca de la independencia judicial en la Facultad de Derecho de Granada, en la que lamentó las intromisiones del poder político en la actividad del poder judicial.
La magistrada que encarnó la valentía y la lucha por la justicia
Mercedes Carmen Alaya Rodríguez, conocida como “la juez Alaya”, es una de las figuras más destacadas y admiradas de la justicia española. Nacida en Écija (Sevilla) el 20 de junio de 1963, su trayectoria como magistrada ha sido un testimonio de valentía, determinación y compromiso con la integridad judicial, especialmente en la lucha contra la corrupción.
Apodada la “dama de hierro” y descrita como “enigmática” y “perseverante” por la prensa, Alaya se convirtió en un símbolo de la justicia implacable, marcando una época en la historia reciente de España. Estudió Derecho en la Universidad de Sevilla y se convirtió en juez a los 25 años, tras aprobar las oposiciones mientras criaba a su primer hijo. Su carrera comenzó en Carmona (Sevilla) y continuó en Fuengirola (Málaga), donde en los años 90 destacó por enfrentarse a un caso de corrupción que involucró al alcalde de la localidad, ganándose el reconocimiento por su firmeza.
En 1992, se trasladó a Sevilla, donde asumió el Juzgado de Instrucción número 6, desde el cual lideró investigaciones de alto perfil. Entre sus casos más relevantes están el caso del Real Betis, iniciado en 2008 por un desfalco en las finanzas del club de fútbol, y el caso Mercasevilla, que derivó en el escándalo de los ERE, considerado uno de los mayores casos de corrupción en la historia reciente de España. El caso ERE implicó pagos indebidos, sobornos y tráfico de influencias, afectando a figuras clave del PSOE andaluz, como los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Alaya instruyó este caso con mano firme, logrando en 2013 la detención de 20 personas en varias ciudades, incluyendo abogados, consultores y ex altos cargos del PSOE de la Junta de Andalucía.
Su estilo riguroso y su negativa a delegar el caso ERE, incluso tras una baja médica de seis meses en 2012-2013, demostraron su dedicación y compromiso con la justicia. Pero, curiosa y misteriosamente, la juez fue apartada de la investigación de los ERE.
En 2015, Alaya fue trasladada a la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Sevilla, una decisión que marcó un cambio en su carrera. Sin embargo, su valentía no se detuvo allí. Durante la entrega del premio Jurista del Año en 2015, Alaya criticó la falta de medios proporcionados por la Junta de Andalucía para su labor y expresó su preocupación por la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que, según ella, ponía en riesgo la independencia judicial. Sus declaraciones públicas, aunque escasas, siempre fueron contundentes, reflejando su carácter reservado pero firme.
La sentencia del caso Mercasevilla en 2017, que absolvió a todos los procesados, fue un momento difícil, pero no disminuyó su entereza. La declaración de Alaya en el video de 2017, transcrita anteriormente, refleja su visión crítica y valiente sobre el funcionamiento de la justicia en España, especialmente en casos de corrupción que involucran al poder político. Afirma que “la justicia no es igual para todos”, destacando una diferencia entre cómo se tratan los delitos comunes y aquellos que involucran a figuras poderosas. Según Alaya, en estos últimos casos, los escritos de acusación se modifican en función de las personas implicadas, y los fiscales actúan con mayor cautela, “cogiéndosela con papel de fumar”. Esta afirmación, aunque directa, resume su experiencia profesional y su percepción de las presiones a las que se enfrentan los jueces en casos de alta sensibilidad política, demostrando su coraje para hablar con franqueza.
Este es el vídeo de una parte de la conferencia que ofreció la juez:
Tras su traslado a la Audiencia Provincial de Sevilla, Mercedes Alaya ha mantenido un perfil bajo. Actualmente, continúa ejerciendo como magistrada en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial, donde se ocupa de casos civiles y penales con el mismo rigor y dedicación que la caracterizaron en sus años de mayor exposición mediática. No hay información reciente que indique un cambio en su actividad profesional. Fuera del ámbito judicial, Alaya ha sido objeto de interés cultural. En 2017, la periodista Mercedes Benítez publicó el libro ‘Mercedes Alaya, la juez que desafió al poder’, un retrato de su vida y carrera que destacó su determinación y los problemas que tuvo que enfrentar. En 2025, Alaya ha participado en conferencias y eventos académicos, donde comparte su experiencia y aboga por una justicia más independiente y eficiente. Aunque ya no está en el centro de la atención pública, su ejemplo de magistrada valiente y perseverante sigue inspirando a quienes creen en la necesidad de una justicia imparcial.