Si hay algo que hemos aprendido de los farsantes agendistas es que nunca dan puntadas sin hilo y que todo lo que hacen tiene un sentido, además del hecho de estar cumpliendo órdenes.
De esta forma, el agendista Pedro Sánchez nos informaba a todos los súbditos pagadores ayer por la tarde que había vuelto a dar positivo en el bicho y que no acudiría a la reunión del G20. Pero para que todos estuviéramos más tranquilos, su persona nos dijo, con su habitual condescendencia, que se encontraba bien, alabado sea el Señor, y que «España estará magníficamente representada por la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y el ministro de Exteriores, UE y Cooperación», ya dormiremos mucho más tranquilos.
Bajo nuestro punto de vista, es evidente que de esta nueva farsa del presimiente hay que sacar varias lecturas. La primera es que están montando una nueva farsa y que todos debemos estar preparados para un nuevo ataque contra las libertades. Nos quieren meter más dosis y, como el tipo se sigue creyendo ejemplo de algo, ha tomado la iniciativa de contarnos este cuento para que los más despistados vuelvan a tener «mieditis» y se vuelvan a hacer test como si no hubiera un mañana y sigan poniendo el brazo.
La otra lectura, también bajo nuestro punto de vista, es que el tipo está organizando, entre bambalinas, el golpe de estado definitivo en España y necesita más tiempo para ponerse de acuerdo con todas las alimañas que le rodean para acabar, definitivamente, con España y con los españoles.
No sabemos cuánta gente se creerá la historia esta del positivo a estas alturas de la película, pero viendo el panorama que nos rodea estamos seguros que habrá unas cuántas. Lo que está claro es que con los nuevos cuentos que se está inventando toda esta gente, ni siquiera se toman la molestia de que sean mínimamente creíbles y ya no se trabajan ni sus propias trolas.
Lo entendemos perfectamente porque, con el nivel que está demostrando la población y su cobardía, no necesitan devanarse demasiado los sesos para contar nuevas milongas puesto que se lo tragan todo.
El caso es que la falta de vergüenza que tienen y también la falta de imaginación es cada vez más evidente. Son vagos hasta para mentir.